CHIHUAHUA.- Jorge Ceballos, presunto implicado en la masacre de la familia Romero Armendáriz, se desempeñaba como enfermero auxiliar de salud preventiva en la unidad 58 del Instituto Mexicano de Seguro Social desde hace 20 años.
Es descrito por sus conocidos como una persona con mucha labia y que presumía de sus pertenencias personales. De acuerdo con sus compañeros, Jorge se comportaba como una persona amable, ávida de palabra y con facilidad de crear amistades, por lo que se presume que utilizaba estas habilidades para crear un vínculo de confianza con sus víctimas.
Los compañeros de Jorge Ceballos comentaron que esos lujos no empatan con el sueldo de un enfermero auxiliar.
Pero este miércoles la vivienda donde residía Jorge luce una imagen desolada por ser testigo de la detención por la presunta implicación en el asesinato de la enfermera Laura Soto. El inmueble se encuentra con las puertas y ventanas aseguradas por el listón rojo, quedando sólo al exterior unos restos de juguetes infantiles.
Paredes blancas con color marrón, ventanas con barrotes, un balcón en la planta alta, 10 macetas en la parte inferior, cintas amarillas de “prohibido el paso” regadas por el suelo y cintas rojas asegurando la entrada y las ventanas y un cochera que anteriormente fue ocupada por un Camaro, un Challenger, una Hummer y una Suburban...
Así es como se encuentra la vivienda ubicada en la calle Colegio de San Pedro del fraccionamiento Misiones de Universidad II, donde se realizó un cateo por parte de agentes de la Fiscalía con la finalidad de encontrar evidencias que confirmaran la vinculación de Jorge Ceballos con el asesinato de Laura.
Como prueba de que hace días la vivienda era habitada, sólo quedan los restos de juguetes infantiles como pedazos de figuras, monedas falsas, los conocidos tazos y una manguera que continúa conectada a la toma de agua que sobresale de la pared; aspecto desierto como resultado de una captura rápida, de un proceso veloz.