El fenómeno de la migración creció al doble en poco más de un año y ahora no viajan hombres solos, como regularmente pasaba, sino que llegan familias enteras, por lo que de 40 atenciones diarias durante los años 2015 y 2016, se elevaron hasta 70, de acuerdo con estimaciones de integrantes de la Pastoral de Movilidad Humana de la Arquidiócesis de Chihuahua.
La misión pastoral que atiende a los migrantes, por ello, ha gestionado desde hace meses apoyos para la construcción y operación de una casa para migrantes, sin embargo este proyecto se encuentra estancado a pesar de la evidencia del aumento del fenómeno migratorio.
Es de resaltar que anteriormente emigraba solo el padre de familia, pero ahora lo hace en compañía de su esposa e hijos en busca de mejores condiciones de vida, es por ello de la necesidad de un espacio como estos en la ciudad, por parte de la diócesis, pero los trámites de donación de terreno no avanzan en el municipio.
Los miembros trabajan de manera muy organizada desde que el Obispo Monseñor Don Constancio Miranda Weckmann activó la Pastoral de Movilidad Humana en la Arquidiócesis de Chihuahua.
Se reúnen una o dos horas todos los martes, dependiendo de las actividades a tratar, pero además se crea un área fuerte de crecimiento espiritual para reflexionar en los 20 puntos del Papa Francisco para la atención a migrantes desde la iglesia; también se medita sobre las escrituras en el tema de la migración, al tiempo que se define cómo llevarlo a la práctica.
El objetivo es organizar la ayuda que se va a otorgar por semana. Se atiende a pie de vías de lunes a viernes; se les lleva comida tres veces al día a los migrantes, así como ropa y artículos de higiene diariamente.
La ayuda nunca está de más
La Pastoral de Movilidad Humana recibe un donativo de alimentos de Santa María Reina, actividad que organiza el padre Rubio. Por otra parte, la comunidad en general hace lo propio, al igual que los integrantes de las brigadas, pues nunca estará de más la ayuda.
En total hay 19 brigadas o equipos de la arquidiócesis de Chihuahua, quienes están debidamente organizados para esta labor humanitaria.
“La principal motivación de la gente que participa aquí es una respuesta desde la fe. Es una respuesta de amor al prójimo, entonces hay que fortalecer esa parte en nuestro corazón para que el servicio que se brinda a los migrantes sea desde los derechos humanos, el amor, el respeto y la ilusión” dijo Linda Flores Rodríguez, coordinadora diocesana.
Dio a conocer que la Pastoral no tiene obtención de recursos, por ello se apoyan de colectas entre amigos, familiares y la comunidad en general, no necesariamente católicos, sino personas solidarias que se unen a estas acciones altruistas.
Dichas brigadas recorren varios puntos donde se reúnen migrantes, el principalmente es el puente de la avenida Pacheco.
Es de resaltar que no solo se les brinda alimentos, sino que también se les apoya con atención médica gracias a médicos católicos y cuentan con consultorios para canalizar casos de salud más delicados, donde se trata de subsidiar el medicamento requerido.
“Nosotros no contamos con ningún apoyo gubernamental, todo es por parte de la diócesis” apuntó Flores, quien compartió que ante estas muestras de solidaridad, los migrantes agradecen con el corazón.
Cuenta que ellos desean agradecer estos gestos con lo poco que tienen en su poder o bien regalándoles manualidades como flores de latas u otras hechas a base de palma, artículos que hacen para sobrevivir, pues de algún lado tiene que salir para su gasto.
Aparte de organizarse para llevar alimentos y brindar atención médica, un sacerdote ofrece una misa los miércoles a las 17:00 horas debajo del puente de la avenida Pacheco y los jueves por las mañanas acude un padre a confesar a quienes así lo deseen.
Más migrantes, más necesidades
Linda Flores manifestó que actualmente atienden entre 40 y 70 migrantes a diario en distintos horarios, con ayuda de las decenas de brigadas, unas de las cuales cuentan con cinco pero otras hasta con 19 voluntarios o más.
La entrevistada comentó que se ha visto un aumento de viajeros en ese sentido y que fenómenos que anteriormente no se veían, ahora se presentan, por ejemplo la migración de familias enteras, a diferencia del año pasado.
“Eso cambia sus necesidades, pues ahora además de toallas sanitarias, hay que llevar, leche, carriolas, maletas, entre otras cosas, por ello estamos organizándonos” añadió.
Asimismo expuso entre los migrantes también se detecta a personas con discapacidad, ya que sus padres optan por buscar una atención en otro lugar porque en sus países de origen carecen de este servicio.
Recordó que no se cuenta con un albergue de la diócesis como tal, pero desde hace meses se busca contar con una casa para migrantes. “La atención a pie de vías ya tiene que dar otro paso, tiene que buscarse un espacio cerca de las vías” dijo.
En noviembre del año pasado, la Pastoral de Movilidad Humana llevó una solicitud a la oficina de regidores del Municipio de Chihuahua para que se pudiera donar un terreno para la construcción de un albergue cerca de las vías, “porque cada vez que los migrantes salen de su espacio se vulneran”.
Lo anterior al argumentar que lo ideal es no moverlos a otros puntos, sino que la intención es que se encuentren cerca de estos puntos donde toman el tren para que la atención sea más eficaz, digna y que su paso por las ciudades sea una experiencia grata y no se topen con obstáculos para llegar a su destino.
Cabe señalar que la donación del terreno se aprobó en la última sesión de cabildo del año pasado (localizado aproximadamente a un kilómetro de donde suben y bajan del tren), pero están en espera de una respuesta concisa, porque a través de la prensa se enteraron que ese terreno se cambiaría de zona, por esto los miembros de la Pastoral han estado insistiendo para reunirse con los regidores para abordar este asunto, sin embargo no han corrido con suerte.
Para el 2016 se tuvo la oportunidad de construir un albergue pero muy al norte de la ciudad, pero al valorarlo, determinaron que no era viable, a decir de Linda. “El migrante quiere llegar, descansar e irse y si el migrante tarda para arribar hasta donde se le brinde techo, puede sufrir accidentes o verse obligados a comenzar a pedir dinero y a veces la mendicidad no es la mejor forma de llevar un viaje con dignidad, porque vemos que su tránsito se detiene por esta situación” abundó.
“Ojalá se entienda el fenómeno, que no vean solo como una moda ayudar al migrante” finalizó Flores Rodríguez, no sin antes señalar que si alguien está interesado en sumarse, las donaciones se reciben en el comedor comunitario de la iglesia de San Miguel localizado en las calles 13 y Urueta de Chihuahua, donde también se atiende a migrantes.
