/ viernes 6 de noviembre de 2020

Con 100 pesos a veces alcanza para huesos: Miriam, trabajadora doméstica en Xalapa

Míriam, a partir de la pandemia del Covid gana solo 300 pesos a la semana. Con eso deben comer su padre y esposo que están enfermos

Veracruz.- Míriam, quien es trabajadora doméstica, a partir de la pandemia del Covid gana solo 300 pesos a la semana. Con eso deben comer su padre y esposo que están enfermos y aporta para la luz y el gas que subieron de precio.

Lo que más comemos son huevos, acompañados de frijolitos y de vez en cuando huesos de pollo, pero a veces no alcanzan los 100 pesos que se disponen para la comida y entonces –dice Míriam Vélez Xel, quien vive cerca de Xalapa, entra la ayuda de los vecinos.

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Su padre dejó de trabajar tras ser mordido por perros pitbull, su esposo tiene diabetes con meses sin laborar en la albañilería y ella no pierde la fe en que a partir de enero próximo la situación mejore.

Tengo la esperanza de que a partir del próximo año la situación de mis empleadores mejore y pueda trabajar seis días a la semana con un pago de 150 pesos por día, me daría hasta para ahorrar, expresa Míriam.

Desde marzo, la mujer de 42 años pasó de ganar 900 pesos a la semana a solo 300, ya que cuatro de las seis casas a las que acudía a realizar la limpieza le cancelaron por el riesgo de contagio. Sin indemnización, seguridad social, prestaciones o ahorros, ha tenido que hacer “milagros” para vivir con un tercio del salario que percibía.

“Desde el principio del problema mis patronas me dijeron que no querían riesgo de contagio en sus casas. Me dijeron que también les estaba afectando a ellas la crisis y que había que tomar distancia, pero que ellas me llamaban después; de las seis casas a las que iba solo dos me llamaron para que regresara”, cuenta la mujer.

Foto: Eduardo Murillo | Diario de Xalapa

Al principio de la emergencia sanitaria y ante el riesgo complicaciones por padecer diabetes, el esposo de Míriam también dejó de trabajar y de percibir ingresos. A casi siete meses del inicio de la cuarentena, la salud del hombre sigue complicada y hasta el momento no ha podido reintegrarse a sus trabajos de albañilería: “En toda la cuarentena no ha trabajado”.

Aunado a esto, desde hace casi tres meses Míriam ha tenido que hacerse cargo económicamente de su padre, Adrián Vélez Suárez, un hombre de 80 años que en julio pasado sufrió un ataque de dos perros pitbull que le mutilaron ambas orejas y le causaron la pérdida de un oído. “Después del ataque su patrón no lo corrió, así como tal, pero no le está pagando. Casi después del incidente le dejó de pagar y a partir de entonces soy la que me hago cargo de él”.

Comer con 100 pesos a la semana

Miriam y su esposo viven en una vivienda de material ubicada en la colonia Plan de la Cruz, una colonia del municipio de Coatepec en la zona del bosque de Niebla a unos metros de los límites con Xalapa. A pesar de que en esa misma casa viven su suegra y otros familiares de su esposo, todo se encuentra en silencio a esa hora de la tarde en la que Miriam espera a su padre con la puerta principal abierta.

Junto a su casa se ubica la de su padre quien hace unos meses quedó viudo y que tras el accidente comenzó a depender por completo de ella.

Foto: Eduardo Murillo | Diario de Xalapa

Así, antes de irse a trabajar, la mujer desayuna con él y su esposo y al regresar prepara la comida. Los 300 pesos que Míriam gana a la semana tienen que rendir para las tres comidas de las tres personas que viven en la casa.

Ante este panorama, la alimentación de la familia se basa en tres productos principales: frijoles, arroz y huevos. La carne salió por completo de la canasta básica de la familia y su lugar lo ocupan las sopas, lentejas, verduras y queso.

Surtiéndose al día y buscando los productos más baratos en La Bodeguita, un negocio de abarrotes y semillas a granel ubicado en el camino que comunica a los municipios de Xalapa y Coatepec, es que Míriam logra alimentar a su familia. “Aquí lo que más consumimos es huevo, porque es más barato y se puede hacer de muchas formas. Todos los días pongo frijolitos porque esos sí no pueden faltar y de vez en cuando unos huesitos de pollo para cambiarle un poco”, dijo.

Sin un lugar formal como cocina, Miriam calienta para su padre los frijoles en una parrilla de dos quemadores que se ubica sobre la mesa que también se ocupa como comedor familiar. Ahí, en lo que espera el hervor cuenta que desde hace tiempo dejó de hacer despensa como tal. Los insumos para cocinar y los productos de limpieza los compra como se van acabando y los días que cobra suele ir a los mercados de Xalapa a comprar queso y verduras para que le salga más barato.

Foto: Eduardo Murillo | Diario de Xalapa

Pero no solo la falta de trabajo ha complicado la situación económica de la familia sino también el aumento en el precio de los servicios. En el caso del recibo de luz pasaron de pagar 350 pesos a 500 por bimestre y aunque ese monto se divide entre las demás personas que viven en la casa, el aumento implica un golpe fuerte a su bolsillo.

La economía no le permite llenar por completo el tanque de gas así que la estrategia para no tener que desembolsar tanto dinero es llevarlo a recargar con 200 pesos -lo equivalente a medio tanque- y este gasto les rinde para 2 meses usando la estufa de manera eficiente.

Hay días en los que no alcanza

Entrevistada en la sala de su casa, junto a su padre y sus dos gatos, Miríam reconoce que hay días en los que la economía no da para más y es cuando se tiene que recurrir a la caridad de los vecinos, que saben de la situación de la familia y los han acompañado en el proceso. “Hoy por ejemplo no tenía nada, lo que se dice nada, porque todavía no me pagan. Entonces mi papá me trajo unos chayotitos que le regalaron y también me trajo dos huevitos de rancho. Y les hice unos chayotes capeados con un arrocito y quedó bien rico. Para en la noche lo que sobró de la comida y así, hay que inventarle”.

Cuando la situación comenzó a tornarse más difícil, Miriam junto a su cuñada iniciaron un pequeño negocio de venta de comida afuera de su casa. Los fines de semana, las dos mujeres ofrecen empanadas, tostadas y gorditas para cenar.

La mujer señala que la venta no siempre es buena ya que son pocos los vecinos que hay en la zona. Y es que la casa de la familia está ubicada en un sitio en donde pueden verse casas de escasos recursos junto a residencias habitadas o de descanso para familias de clases económicas altas.

“Aquí el lugar es complicado porque hay pocos vecinos y los ‘riquillos’, como les decimos nosotros, no nos compran. Pero a veces nos va bien porque está buena la venta y podemos sacar lo invertido y además alcanza para que también comamos nosotros”, expresó.

A pesar de las dificultades, Míriam espera que la complicación económica se extienda solo unos cuantos meses más y que a partir de enero pueda conseguir otros trabajos de limpieza. Explica que con seis días de trabajo a 150 pesos por día la situación de la familia podría recuperarse y aumentar la calidad de vida de sus tres integrantes. Incluso, podría tener algo de ahorros para las emergencias. “Yo ya he estado buscando más días y espero que para enero le comience ir mejor a la gente y que pueda yo colocarme en otras casas para completar mi semana. La verdad es que tengo muchas esperanzas de que así sea”, concluye.

Veracruz.- Míriam, quien es trabajadora doméstica, a partir de la pandemia del Covid gana solo 300 pesos a la semana. Con eso deben comer su padre y esposo que están enfermos y aporta para la luz y el gas que subieron de precio.

Lo que más comemos son huevos, acompañados de frijolitos y de vez en cuando huesos de pollo, pero a veces no alcanzan los 100 pesos que se disponen para la comida y entonces –dice Míriam Vélez Xel, quien vive cerca de Xalapa, entra la ayuda de los vecinos.

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Su padre dejó de trabajar tras ser mordido por perros pitbull, su esposo tiene diabetes con meses sin laborar en la albañilería y ella no pierde la fe en que a partir de enero próximo la situación mejore.

Tengo la esperanza de que a partir del próximo año la situación de mis empleadores mejore y pueda trabajar seis días a la semana con un pago de 150 pesos por día, me daría hasta para ahorrar, expresa Míriam.

Desde marzo, la mujer de 42 años pasó de ganar 900 pesos a la semana a solo 300, ya que cuatro de las seis casas a las que acudía a realizar la limpieza le cancelaron por el riesgo de contagio. Sin indemnización, seguridad social, prestaciones o ahorros, ha tenido que hacer “milagros” para vivir con un tercio del salario que percibía.

“Desde el principio del problema mis patronas me dijeron que no querían riesgo de contagio en sus casas. Me dijeron que también les estaba afectando a ellas la crisis y que había que tomar distancia, pero que ellas me llamaban después; de las seis casas a las que iba solo dos me llamaron para que regresara”, cuenta la mujer.

Foto: Eduardo Murillo | Diario de Xalapa

Al principio de la emergencia sanitaria y ante el riesgo complicaciones por padecer diabetes, el esposo de Míriam también dejó de trabajar y de percibir ingresos. A casi siete meses del inicio de la cuarentena, la salud del hombre sigue complicada y hasta el momento no ha podido reintegrarse a sus trabajos de albañilería: “En toda la cuarentena no ha trabajado”.

Aunado a esto, desde hace casi tres meses Míriam ha tenido que hacerse cargo económicamente de su padre, Adrián Vélez Suárez, un hombre de 80 años que en julio pasado sufrió un ataque de dos perros pitbull que le mutilaron ambas orejas y le causaron la pérdida de un oído. “Después del ataque su patrón no lo corrió, así como tal, pero no le está pagando. Casi después del incidente le dejó de pagar y a partir de entonces soy la que me hago cargo de él”.

Comer con 100 pesos a la semana

Miriam y su esposo viven en una vivienda de material ubicada en la colonia Plan de la Cruz, una colonia del municipio de Coatepec en la zona del bosque de Niebla a unos metros de los límites con Xalapa. A pesar de que en esa misma casa viven su suegra y otros familiares de su esposo, todo se encuentra en silencio a esa hora de la tarde en la que Miriam espera a su padre con la puerta principal abierta.

Junto a su casa se ubica la de su padre quien hace unos meses quedó viudo y que tras el accidente comenzó a depender por completo de ella.

Foto: Eduardo Murillo | Diario de Xalapa

Así, antes de irse a trabajar, la mujer desayuna con él y su esposo y al regresar prepara la comida. Los 300 pesos que Míriam gana a la semana tienen que rendir para las tres comidas de las tres personas que viven en la casa.

Ante este panorama, la alimentación de la familia se basa en tres productos principales: frijoles, arroz y huevos. La carne salió por completo de la canasta básica de la familia y su lugar lo ocupan las sopas, lentejas, verduras y queso.

Surtiéndose al día y buscando los productos más baratos en La Bodeguita, un negocio de abarrotes y semillas a granel ubicado en el camino que comunica a los municipios de Xalapa y Coatepec, es que Míriam logra alimentar a su familia. “Aquí lo que más consumimos es huevo, porque es más barato y se puede hacer de muchas formas. Todos los días pongo frijolitos porque esos sí no pueden faltar y de vez en cuando unos huesitos de pollo para cambiarle un poco”, dijo.

Sin un lugar formal como cocina, Miriam calienta para su padre los frijoles en una parrilla de dos quemadores que se ubica sobre la mesa que también se ocupa como comedor familiar. Ahí, en lo que espera el hervor cuenta que desde hace tiempo dejó de hacer despensa como tal. Los insumos para cocinar y los productos de limpieza los compra como se van acabando y los días que cobra suele ir a los mercados de Xalapa a comprar queso y verduras para que le salga más barato.

Foto: Eduardo Murillo | Diario de Xalapa

Pero no solo la falta de trabajo ha complicado la situación económica de la familia sino también el aumento en el precio de los servicios. En el caso del recibo de luz pasaron de pagar 350 pesos a 500 por bimestre y aunque ese monto se divide entre las demás personas que viven en la casa, el aumento implica un golpe fuerte a su bolsillo.

La economía no le permite llenar por completo el tanque de gas así que la estrategia para no tener que desembolsar tanto dinero es llevarlo a recargar con 200 pesos -lo equivalente a medio tanque- y este gasto les rinde para 2 meses usando la estufa de manera eficiente.

Hay días en los que no alcanza

Entrevistada en la sala de su casa, junto a su padre y sus dos gatos, Miríam reconoce que hay días en los que la economía no da para más y es cuando se tiene que recurrir a la caridad de los vecinos, que saben de la situación de la familia y los han acompañado en el proceso. “Hoy por ejemplo no tenía nada, lo que se dice nada, porque todavía no me pagan. Entonces mi papá me trajo unos chayotitos que le regalaron y también me trajo dos huevitos de rancho. Y les hice unos chayotes capeados con un arrocito y quedó bien rico. Para en la noche lo que sobró de la comida y así, hay que inventarle”.

Cuando la situación comenzó a tornarse más difícil, Miriam junto a su cuñada iniciaron un pequeño negocio de venta de comida afuera de su casa. Los fines de semana, las dos mujeres ofrecen empanadas, tostadas y gorditas para cenar.

La mujer señala que la venta no siempre es buena ya que son pocos los vecinos que hay en la zona. Y es que la casa de la familia está ubicada en un sitio en donde pueden verse casas de escasos recursos junto a residencias habitadas o de descanso para familias de clases económicas altas.

“Aquí el lugar es complicado porque hay pocos vecinos y los ‘riquillos’, como les decimos nosotros, no nos compran. Pero a veces nos va bien porque está buena la venta y podemos sacar lo invertido y además alcanza para que también comamos nosotros”, expresó.

A pesar de las dificultades, Míriam espera que la complicación económica se extienda solo unos cuantos meses más y que a partir de enero pueda conseguir otros trabajos de limpieza. Explica que con seis días de trabajo a 150 pesos por día la situación de la familia podría recuperarse y aumentar la calidad de vida de sus tres integrantes. Incluso, podría tener algo de ahorros para las emergencias. “Yo ya he estado buscando más días y espero que para enero le comience ir mejor a la gente y que pueda yo colocarme en otras casas para completar mi semana. La verdad es que tengo muchas esperanzas de que así sea”, concluye.

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