/ jueves 24 de septiembre de 2020

Venta de vinos italianos llega a internet

El encierro derribó los mercados comunes, pero con videos cortos en línea compensarán sus ventas

Las largas semanas de confinamiento en Italia para contener al coronavirus redujeron la venta y exportación de vinos. Seis meses después, el propietario de uno de los más antiguos viñedos de la península lucha por recuperar presencia en las mesas de los restaurantes.

"Se trata probablemente uno de los periodos más agitados en Italia", afirmó Francesco Ricasoli, propietario de este antiguo y célebre viñedo, situado en la célebre zona de Chianti Classico, en la región de la Toscana.

"Tuvimos una fuerte caída en ventas de vino, especialmente en restaurantes y bares especializados en alta gama", señaló el viticultor de 64 años de edad, el 32 o barón de Brolio, cuyo árbol genealógico se remonta a 1141.

A causa de la primera ola del coronavirus, la venta y el consumo de vino cayeron a niveles récord, de acuerdo a Coldiretti, principal sindicato agrícola italiano.

Las exportaciones también bajaron en cuatro por ciento, según la misma fuente. Italia realiza una quinta parte de la producción mundial de vino.

Pero, "en lugar de llorar por nuestra suerte como otros productores, lo vimos como una oportunidad", se enorgullece Francesco mientras contempla sus viñedos, que se hicieron famosos por el Castello di Brolio, un imponente castillo en ladrillo rojo perteneciente a su familia desde hace más de 800 años.

"Nos hemos desarrollado en otros sectores", sobre todo aumentando la visibilidad en internet, con videos cortos.

En esos videos se ve al barón de Brolio explicando la receta del Chianti Classico, creada en 1872 por uno de sus antepasados, e inclusive a una joven Sophia Loren en una película en blanco y negro en medio de las vides ayudando en la vendimia de Sangiovese, la variedad de uva más usada. También utilizan drones para filmar paisajes impresionantes alrededor del castillo, entre las colinas cercanas a Siena. "Nuestra idea fue salir y encontrar-

nos con los visitantes, en lugar de que ellos vinieran", explica con una sonrisa.

El viñedo Ricasoli ubicado en el Castello di Brolio, en la región de la Toscana, tiene más de 800 años de antigüedad y alberga un imponente castillo / Foto: AFP

GRAN AÑADA

Las últimas cifras de ventas no están disponibles, pero el director técnico de la finca, Massimiliano Biagi, apuesta a que la mayor parte de la producción anual (unos dos millones de botellas) se venda.

Tras el final del confinamiento en primavera, regresaron los visitantes al castillo, inclusive muchos de la región.

"En cierta manera, el confinamiento por el coronavirus fue una especie de bendición disfrazada", considera Giovanni Manetti, presidente de la Asociación de Productores de Chianti Classico, en la vecina finca de Fontodi.

"Los viticultores no tenían adónde ir, así que desde el primer día centraron sus esfuerzos en sus viñedos. Y las cepas reaccionaron. Nunca han sido tan bonitas como este año", dice.

La cosecha se adelantó una semana por el clima, "esperamos una gran añada".

Fundada en 1924, la Asociación de Chianti Classico, que no debe confundirse con Chianti, es la más antigua de Italia y tiene unos 515 miembros, 97 por ciento de los productores.

Símbolo de la Liga Militar de Chianti -institución político-militar del siglo XIII creada para gobernar los alrededores de Florencia- el gallo negro aún representa el espíritu de lucha y solidaridad de los viticultores de la región.

La Asociación dispuso medidas de apoyo para los productores, incluidos acuerdos de financiación con bancos.

Otro proyecto, denominado Haz espacio en tu mesa para un productor, consistió en una treintena de veladas en Florencia y Siena para mostrar diversos viñedos a través de catas en los mejores restaurantes de la región. Un concepto que esperan extender a toda la península.

En la finca Ricasoli, la vendimia está en su apogeo recogiendo racimos de Merlot, la primera uva que compone el Chianti Classico, que debe contener al menos 80 por ciento de Sangiovese.

"Por supuesto que estamos preocupados por el Covid-19, probablemente deberemos convivir con él por un tiempo", admite el barón de Brolio mientras mira pasar tractores que transportan la cosecha.

"¡Pero, ahora lo que me preocupa es evitar que los jabalíes se coman mis uvas!" señala, mostrando el daño causado por éstos animales en su viñedo.

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"Se trata probablemente uno de los periodos más agitados en Italia", afirmó Francesco Ricasoli, propietario de este antiguo y célebre viñedo, situado en la célebre zona de Chianti Classico, en la región de la Toscana.

"Tuvimos una fuerte caída en ventas de vino, especialmente en restaurantes y bares especializados en alta gama", señaló el viticultor de 64 años de edad, el 32 o barón de Brolio, cuyo árbol genealógico se remonta a 1141.

A causa de la primera ola del coronavirus, la venta y el consumo de vino cayeron a niveles récord, de acuerdo a Coldiretti, principal sindicato agrícola italiano.

Las exportaciones también bajaron en cuatro por ciento, según la misma fuente. Italia realiza una quinta parte de la producción mundial de vino.

Pero, "en lugar de llorar por nuestra suerte como otros productores, lo vimos como una oportunidad", se enorgullece Francesco mientras contempla sus viñedos, que se hicieron famosos por el Castello di Brolio, un imponente castillo en ladrillo rojo perteneciente a su familia desde hace más de 800 años.

"Nos hemos desarrollado en otros sectores", sobre todo aumentando la visibilidad en internet, con videos cortos.

En esos videos se ve al barón de Brolio explicando la receta del Chianti Classico, creada en 1872 por uno de sus antepasados, e inclusive a una joven Sophia Loren en una película en blanco y negro en medio de las vides ayudando en la vendimia de Sangiovese, la variedad de uva más usada. También utilizan drones para filmar paisajes impresionantes alrededor del castillo, entre las colinas cercanas a Siena. "Nuestra idea fue salir y encontrar-

nos con los visitantes, en lugar de que ellos vinieran", explica con una sonrisa.

El viñedo Ricasoli ubicado en el Castello di Brolio, en la región de la Toscana, tiene más de 800 años de antigüedad y alberga un imponente castillo / Foto: AFP

GRAN AÑADA

Las últimas cifras de ventas no están disponibles, pero el director técnico de la finca, Massimiliano Biagi, apuesta a que la mayor parte de la producción anual (unos dos millones de botellas) se venda.

Tras el final del confinamiento en primavera, regresaron los visitantes al castillo, inclusive muchos de la región.

"En cierta manera, el confinamiento por el coronavirus fue una especie de bendición disfrazada", considera Giovanni Manetti, presidente de la Asociación de Productores de Chianti Classico, en la vecina finca de Fontodi.

"Los viticultores no tenían adónde ir, así que desde el primer día centraron sus esfuerzos en sus viñedos. Y las cepas reaccionaron. Nunca han sido tan bonitas como este año", dice.

La cosecha se adelantó una semana por el clima, "esperamos una gran añada".

Fundada en 1924, la Asociación de Chianti Classico, que no debe confundirse con Chianti, es la más antigua de Italia y tiene unos 515 miembros, 97 por ciento de los productores.

Símbolo de la Liga Militar de Chianti -institución político-militar del siglo XIII creada para gobernar los alrededores de Florencia- el gallo negro aún representa el espíritu de lucha y solidaridad de los viticultores de la región.

La Asociación dispuso medidas de apoyo para los productores, incluidos acuerdos de financiación con bancos.

Otro proyecto, denominado Haz espacio en tu mesa para un productor, consistió en una treintena de veladas en Florencia y Siena para mostrar diversos viñedos a través de catas en los mejores restaurantes de la región. Un concepto que esperan extender a toda la península.

En la finca Ricasoli, la vendimia está en su apogeo recogiendo racimos de Merlot, la primera uva que compone el Chianti Classico, que debe contener al menos 80 por ciento de Sangiovese.

"Por supuesto que estamos preocupados por el Covid-19, probablemente deberemos convivir con él por un tiempo", admite el barón de Brolio mientras mira pasar tractores que transportan la cosecha.

"¡Pero, ahora lo que me preocupa es evitar que los jabalíes se coman mis uvas!" señala, mostrando el daño causado por éstos animales en su viñedo.

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