/ domingo 4 de noviembre de 2018

Sin acceso al voto, dreamers hacen campaña puerta a puerta en EU

La campaña electoral, que ha sido planteada como un referéndum sobre la administración Trump, ha estado marcada por el tema de la inmigración

"Que no podamos votar no significa que no podamos ganar", afirma Ibrahim Pinzón, un joven "dreamer" en Estados Unidos que pese a que en las elecciones del martes no tiene derecho al sufragio porque es indocumentado, intenta movilizar al electorado.

Como él, muchos "dreamers", como se conoce a los jóvenes que llegaron a Estados Unidos siendo niños cuando emigraron sus padres, alientan al voto por candidatos demócratas en las elecciones de medio mandato que se anuncian reñidas y en las cuales el tema migratorio ha estado en el centro del debate.

Pese a la lluvia, Ibrahim Pinzón, un universitario de 18 años y otros tres jóvenes de la asociación United We Dream recorren 81 km desde Washington, un distrito progresista, hasta Frederick, en el estado de Maryland, donde cada voto cuenta y muchos republicanos sostienen discursos racistas.

"Aunque nosotros no podamos votar, eso no significa que no podamos incentivar a otros a que tomen lo que nosotros consideramos que es la decisión correcta (...) de acoger la diversidad", afirma Ibrahim, que llegó a Estados Unidos cuando tenía un año con sus padres, originarios del estado mexicano de Guerrero.

Vestida con una camiseta naranja que dice "Sin Miedo a la deportación" y armada con una aplicación con el padrón electoral, Alejandra Coreas, de 22 años, se adentra en un barrio de casas de clase media donde el césped está cortado al milímetro y los vecinos abren la puerta con reticencia.

"Estamos acá haciendo puerta a puerta por el cambio", cuenta esta joven que llegó a Estados Unidos desde El Salvador a los 5 años.

Alejandra narra que nunca habló con sus padres sobre su estatus migratorio, pero a medida que fue creciendo percibió que había cosas que el resto podía hacer y ella no. Ahí cayó en depresión y su rendimiento académico bajó.

Ambos jóvenes, al igual que otros 700.000 indocumentados que llegaron a Estados Unidos siendo niños, están amparados provisoriamente por la Acción Diferida para Llegadas en la Infancia (DACA), creada por el expresidente Barack Obama en 2012 y que los protege de ser deportados.

Para Alejandra, obtener el estatuto de DACA le permitió mejorar su autoestima, pero sabe que tiene menos oportunidades que la gente con la que creció y su estatus es precario, ya que el presidente Donald Trump decidió poner fin al programa y actualmente su continuación depende de un tribunal en California.

"Atrapado en las sombras"

Sin embargo, Alejandra reconoce que en otras partes del país los "dreamers" lo tienen aún más duro. "Hay lugares como Texas o Arizona que son muy conservadores y racistas y ser indocumentado en esos estados significa vivir constantemente con miedo", cuenta.

Ser indocumentado implica "estar atrapado en las sombras, aceptar trabajos en los cuales uno puede ser maltratado. Son trabajos por el sueldo mínimo. Es ser explotado", explica.

En Maryland, estos jóvenes tienen pocas expectativas de que el actual gobernador republicano, Larry Hoggan, pierda, pero si esperan que el sheriff Chuck Jenkins no vuelva a ostentar el cargo.

"Vamos puerta a puerta, pidiendo a los votantes registrados que voten en estas elecciones de mitad de mandato. Aquí en el condado de Frederick tenemos un sheriff muy racista que estamos intentando que deje el cargo", cuenta Alejandra haciendo referencia a Jenkins, que ha sostenido una política de tolerancia cero con la inmigración ilegal.

"Descorazonador"

La campaña electoral, que ha sido planteada como un referéndum sobre la administración Trump, ha estado marcada por el tema de la inmigración.

El mandatario ha denunciado en las últimas semanas que la caravana que salió de Honduras con destino a Estados Unidos es una "invasión" y amenazó con cerrar la frontera con México.

"Es descorazonador ver a todas esas personas y después ver en las noticias al presidente diciendo que si ellos tiran piedras van a responder a tiros, sabiendo que hay niños en la caravana", dijo Alejandra respecto a las declaraciones hechas esta semana por Trump, de las cuales después se retractó.

Para Ibrahim las personas con derecho a voto deben saber que tienen un tremendo poder.

"Yo he visto el proceso de registro. No es algo que te vaya a tomar horas. La verdad es que toma un tiempo relativamente corto para ser algo que es tan poderoso", concluye.

En las elecciones del martes están en juego los 435 escaños de la Cámara de Representantes, un tercio del Senado, 36 cargos de gobernadores y muchas autoridades locales.


"Que no podamos votar no significa que no podamos ganar", afirma Ibrahim Pinzón, un joven "dreamer" en Estados Unidos que pese a que en las elecciones del martes no tiene derecho al sufragio porque es indocumentado, intenta movilizar al electorado.

Como él, muchos "dreamers", como se conoce a los jóvenes que llegaron a Estados Unidos siendo niños cuando emigraron sus padres, alientan al voto por candidatos demócratas en las elecciones de medio mandato que se anuncian reñidas y en las cuales el tema migratorio ha estado en el centro del debate.

Pese a la lluvia, Ibrahim Pinzón, un universitario de 18 años y otros tres jóvenes de la asociación United We Dream recorren 81 km desde Washington, un distrito progresista, hasta Frederick, en el estado de Maryland, donde cada voto cuenta y muchos republicanos sostienen discursos racistas.

"Aunque nosotros no podamos votar, eso no significa que no podamos incentivar a otros a que tomen lo que nosotros consideramos que es la decisión correcta (...) de acoger la diversidad", afirma Ibrahim, que llegó a Estados Unidos cuando tenía un año con sus padres, originarios del estado mexicano de Guerrero.

Vestida con una camiseta naranja que dice "Sin Miedo a la deportación" y armada con una aplicación con el padrón electoral, Alejandra Coreas, de 22 años, se adentra en un barrio de casas de clase media donde el césped está cortado al milímetro y los vecinos abren la puerta con reticencia.

"Estamos acá haciendo puerta a puerta por el cambio", cuenta esta joven que llegó a Estados Unidos desde El Salvador a los 5 años.

Alejandra narra que nunca habló con sus padres sobre su estatus migratorio, pero a medida que fue creciendo percibió que había cosas que el resto podía hacer y ella no. Ahí cayó en depresión y su rendimiento académico bajó.

Ambos jóvenes, al igual que otros 700.000 indocumentados que llegaron a Estados Unidos siendo niños, están amparados provisoriamente por la Acción Diferida para Llegadas en la Infancia (DACA), creada por el expresidente Barack Obama en 2012 y que los protege de ser deportados.

Para Alejandra, obtener el estatuto de DACA le permitió mejorar su autoestima, pero sabe que tiene menos oportunidades que la gente con la que creció y su estatus es precario, ya que el presidente Donald Trump decidió poner fin al programa y actualmente su continuación depende de un tribunal en California.

"Atrapado en las sombras"

Sin embargo, Alejandra reconoce que en otras partes del país los "dreamers" lo tienen aún más duro. "Hay lugares como Texas o Arizona que son muy conservadores y racistas y ser indocumentado en esos estados significa vivir constantemente con miedo", cuenta.

Ser indocumentado implica "estar atrapado en las sombras, aceptar trabajos en los cuales uno puede ser maltratado. Son trabajos por el sueldo mínimo. Es ser explotado", explica.

En Maryland, estos jóvenes tienen pocas expectativas de que el actual gobernador republicano, Larry Hoggan, pierda, pero si esperan que el sheriff Chuck Jenkins no vuelva a ostentar el cargo.

"Vamos puerta a puerta, pidiendo a los votantes registrados que voten en estas elecciones de mitad de mandato. Aquí en el condado de Frederick tenemos un sheriff muy racista que estamos intentando que deje el cargo", cuenta Alejandra haciendo referencia a Jenkins, que ha sostenido una política de tolerancia cero con la inmigración ilegal.

"Descorazonador"

La campaña electoral, que ha sido planteada como un referéndum sobre la administración Trump, ha estado marcada por el tema de la inmigración.

El mandatario ha denunciado en las últimas semanas que la caravana que salió de Honduras con destino a Estados Unidos es una "invasión" y amenazó con cerrar la frontera con México.

"Es descorazonador ver a todas esas personas y después ver en las noticias al presidente diciendo que si ellos tiran piedras van a responder a tiros, sabiendo que hay niños en la caravana", dijo Alejandra respecto a las declaraciones hechas esta semana por Trump, de las cuales después se retractó.

Para Ibrahim las personas con derecho a voto deben saber que tienen un tremendo poder.

"Yo he visto el proceso de registro. No es algo que te vaya a tomar horas. La verdad es que toma un tiempo relativamente corto para ser algo que es tan poderoso", concluye.

En las elecciones del martes están en juego los 435 escaños de la Cámara de Representantes, un tercio del Senado, 36 cargos de gobernadores y muchas autoridades locales.


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