Roma, Italia.- El Papa Francisco ha reanudado este miércoles 7 de agosto sus audiencias generales en el Aula Pablo VI del Vaticano y ha pedido una "Iglesia sin fronteras" que acompaña a los "excluidos y descartados de la sociedad".
Tras la pausa realizada en julio, el Pontífice ha retomado sus catequesis y ha continuado comentando los Hechos de los Apóstoles. En concreto, ha reflexionado sobre la curación de una persona con discapacidad por el apóstol Pedro, quien la realiza "en el nombre de Jesús" y en la puerta del Templo de Jerusalén.
"La Ley mosaica impedía el ofrecimiento de sacrificios a los que tenían discapacidades físicas, pues eran consideradas la consecuencia de alguna culpa. Y más tarde se les negó, incluso, el acceso al Templo", ha recordado Francisco.
La persona con discapacidad es para el Papa "un paradigma de los muchos excluidos y descartados de la sociedad". "Es el rostro de una Iglesia sin fronteras que se siente madre de todos, y que vive el arte del acompañamiento que se caracteriza por la delicadeza con que se acerca a la tierra sagrada del otro", ha precisado.
Así, ha indicado que su caminar "tendrá el ritmo sanador de la projimidad, con una mirada respetuosa y llena de compasión y que, al mismo tiempo sana, libera y alienta el madurar en la vida cristiana".
Por ello, ha recordado que "la mano siempre" debe estar "extendida para ayudar al otro a levantarse". "Es la mano de Jesús la que a través de nuestra mano ayuda a otros a levantarse", ha explicado.
Al final de su catequesis, el Papa ha saludado a los peregrinos de lengua española provenientes de España y Latinoamérica, en concreto, a la Hermandad Nuestro Padre Jesús Hospitalario, de Ciempozuelos, acompañados del obispo de Getafe, Ginés García Beltrán.
"Pidamos al Señor que nunca olvidemos que la verdadera riqueza de nuestra vida está en su amor infinito, y que nos esforcemos en compartirlo también con los demás. Que Dios los bendiga", ha concluido.