Tras la histórica cumbre en el Vaticano para luchar contra la pederastia, la sociedad civil se organiza ahora para asegurarse que la Iglesia católica aplique realmente las medidas que anunció.
Luego de tres días de debates sin concesiones, el papa Francisco prometió el domingo "una lucha en todos los niveles", pero la ausencia de medidas concretas y de sanciones a los responsables ha irritado a las víctimas.
Para poner de manifiesto su buena fe, el Vaticano anunció que una reunión interministerial se desarrollaría este lunes dedicada a la protección de menores, el "primer efecto concreto" de las reuniones.
Luego de esta cumbre, "se tornó evidente que un evento como éste debía ser seguido de medidas concretas, como lo reclama con fuerza el pueblo de Dios", explicó la Santa Sede en una nota.
También precisó que los documentos y grupos de trabajo prometidos el domingo se apoyarán sobre los testimonios de las víctimas y con una participación mayor de laicos.
En este contexto, las asociaciones "End Clergy Abuse" (Poner fin al abuso clerical) y "Bishop Accountability" (Responsabilizar a los obispos) presentaron ante la plaza de San Pedro un "plan de guerra" de 21 puntos.
"El Papa ha anunciado la batalla contra el abuso a los menores de edad, pero con las armas más frágiles que podamos imaginar. Si pone en práctica estos 21 puntos que proponemos, podrá fin a esta plaga de una vez y para siempre", dijo Anne Barrett Doyle, codirectora del grupo Bishop Accountability.
En esta lista, el grupo pide la separación inmediata de cualquier religioso culpable de abusar de un menor o de que cualquier obispo que haya encubierto un caso, y repasar los documentos disponibles en la justicia civil para que las Iglesias locales paguen reparaciones a las víctimas y asuman el cuidado médico y psicológico que se consideren necesarios.
También proponen la implementación de registros públicos y documentados sobre todos los religiosos y religiosas que hayan cometido abusos con niños, y sobre quiénes encubrieron los casos, así como garantías de vigilancia sobre quienes aún estén vivos.
Escuchan nuestra voz
El vocero del grupo End Clergy Abuse, Peter Isely, lamentó que el Vaticano no fuera capaz de asegurar que los sacerdotes responsables de los abusos denunciados por ocho testigos durante la reciente cumbre hayan sido sancionados.
"¿Esto quiere decir que esos 'lobos insaciables' [una expresión del Papa] están aún allí fuera, esperando para atacar a niños?", se preguntó.
Sin embargo, las dos organizaciones se mostraron optimistas: "Las personas ahora escuchan nuestra voz a través del mundo. Ellos nos escuchan. Los fiscales comienzan a escuchar. Los gobiernos comienzan a escuchar. Los católicos comienzan a escuchar", señaló Isely.
Y la jerarquía de la Iglesia debería "escuchar a estar personas".
El lunes, las religiosas también prometieron que escucharán con más atención.
Por primera vez en una reunión de obispos, los 10 miembros de la dirección de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), que representa a las superioras de más de 600.000 religiosas en todo el mundo, fueron invitadas a la cumbre.
"Ahora la cuestión es poner en práctica los varios mecanismos, seguir líneas directivas claras para garantizar que esto no ocurrirá nunca más por causa de nuestra apatía o ceguera", dijo sor Patricia Murray, religiosa irlandesa y secretaria general de la UISG.
Las religiosas ya prevén la realización de talleres de sensibilización sobre el tema y entrenamientos en Roma o a través de la red Internet.
"El trabajo más importante es dar esperanzas a las víctimas y a los niños", dijo sor Veronica Openibo, una religiosa nigeriana que se dirigió a los obispos de una manera muy directa durante la cumbre.
"Porque si no actuamos ahora, será muy tarde, y está en juego la credibilidad de la Iglesia", sentenció.