El papa Francisco abogó el jueves por el "respeto del armisticio" en Sudán del Sur, al concluir una entrevista inédita en el Vaticano entre el presidente Salva Kiir y el jefe rebelde Riek Machar, exenemigos llamados a gobernar juntos.
Las más altas autoridades civiles y eclesiásticas de Sudán del Sur se reunieron el miércoles y jueves para "unos retiros espirituales" en la residencia donde vive el papa Francisco, quien pronunció un discurso final junto con el jefe de los anglicanos, el arzobispo de Cantorbery Justin Welby.
Más joven país del mundo, Sudán del Sur, mayoritariamente cristiano, obtuvo su independencia de Sudán en 2011, luego de 22 años de conflicto. El país se vio sumido desde diciembre de 2013 en la guerra civil, surgida por la rivalidad entre Salva Kiir y Riek Machar, ex aliados en su lucha común contra el régimen sudanés.
Ambos firmaron en septiembre en Addis Abeba un nuevo acuerdo de paz que prevé compartir el poder y busca poner fin a cinco años de una guerra civil que causó más de 380.000 muertos y obligó a huir a cuatro millones de habitantes.
El papa, que felicitó el jueves a los firmantes presentes, expresó su deseo de que "las hostilidades cesarán y el armisticio será respetado". Insistió especialmente en este último punto y repitió: "por favor, que sea respetado el armisticio".
Francisco espera que "las divisiones políticas y étnicas serán superadas y que habrá una paz duradera para el bien común de todos los ciudadanos, que sueñan con comenzar a construir una nación".
"EL pueblo espera su regreso al país, la reconciliación de todos sus miembros y una nueva era de paz y prosperidad para todos", subrayó el papa Francisco, que habla de una población "fatigada por los conflictos pasados".
El país se hundió en el conflicto en diciembre de 2013 cuando Salva Kiir, un dinka, acusó a Riek Machar, su ex vicepresidente y miembro de la etnia nuer, de fomentar un golpe de Estado.
Exiliado en Jartum, Machar prevé regresar a Juba en mayo en el marco de la aplicación del acuerdo de paz.
Francisco recordó su deseo de paz a Sudán del Sur, en compañía del arzobispo de Cantorbery Justin Welby y del ex moderador de la Iglesia presbiteriana de Escocia, John Chalmers.