/ lunes 2 de abril de 2018

Ola de apuñalamientos causan pánico en Gran Bretaña

Van 96 muertos desde el año pasado y —sobre ese total— 46 víctimas desde que comenzó 2018

PARIS, Francia – Gran Bretaña vive en escalofriante estado de pánico, debido a una misteriosa ola de apuñalamientos que provocó 96 muertos desde el año pasado y —sobre ese total— 46 víctimas desde que comenzó 2018. Solo en los últimos 19 días se produjeron 13 asesinatos, lo que traduce una brutal intensificación de esa epidemia de asesinatos de origen desconocido que afecta esencialmente a Londres, pero que poco a poco se ha extendiendo a toda Inglaterra y Gales.


Los 48 crímenes perpetrados desde el 1° de enero convirtieron a la capital británica en una ciudad más violenta que Nueva York. Londres era, hasta hace poco tiempo, uno de las metrópolis más apacibles del planeta.


La cantidad de muertes violentas en Londres y Nueva York —dos ciudades con una población similar de 8,5 millones de habitantes— fue de 22 y 21 personas respectivamente durante el mes de marzo, según un nuevo informe publicado precisamente ayer por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS). Esas estadísticas significan que cada 3 días se produce un apuñalamiento con consecuencias mortales en Londres.


En términos anualizados, sin embargo, la gran ciudad de Estados Unidos sigue siendo mucho más peligrosa. No obstante, mientras Nueva York registró un disminución de la criminalidad de 87% desde la década de 1990, Gran Bretaña tuvo un incremento de 40% en los últimos tres años, sin contar las víctimas de actos terroristas, destacó la ONS.


La amplitud del fenómeno se convirtió en una pesadilla para los habitantes de la capital británica y en un verdadero dolor de cabeza para las autoridades.


"Estamos ante un problema nacional que requiere una solución nacional", reconoció recientemente el alcalde de Londres, Sadiq Khan. Scotland Yard formuló un diagnóstico mucho más dramático al definir el fenómeno como "una epidemia de salud pública" con más de 12.000 incidentes en un año. Esa cifra incluye tanto muertos como heridos.



La moda de los apuñalamientos provocó un vuelco inesperado de las estadísticas. En los nueve primeros meses de 2017, se registraron 37.443 casos de agresiones con cuchillos contra 6.694 ataques con armas de fuego, según la ONS.


Un cirujano de un hospital de Londres aseguró que su servicio atiende “más heridos por cuchillo que pacientes con apendicitis...”



La secretaria de Interior, Amber Rudd, por su parte, anunció a fines de febrero la adopción de "una nueva estrategia" para hacer frente al "desastre" de la delincuencia con cuchillos. "Esto no se resuelve sólo con dinero", exclamó.


Esa frase constituyó una réplica a las acusaciones que atribuyen ese incremento de la criminalidad a la reducción de 20% del presupuesto policial. Esas medidas de austeridad se tradujeron en una sensible reducción de la presencia disuasiva de los célebres bobbies en las calles de las grandes ciudades.


Los expertos descartan la hipótesis de un asesino serial y privilegian, en cambio, una explosión de la delincuencia juvenil provocada, en gran parte, por una generación de traficantes de drogas.



La comisaria-jefa de la policía londinense, Cressida Dick, por su parte, atribuye ese fenómeno a la emulación provocada por la difusión de imágenes a través de las redes sociales.

PARIS, Francia – Gran Bretaña vive en escalofriante estado de pánico, debido a una misteriosa ola de apuñalamientos que provocó 96 muertos desde el año pasado y —sobre ese total— 46 víctimas desde que comenzó 2018. Solo en los últimos 19 días se produjeron 13 asesinatos, lo que traduce una brutal intensificación de esa epidemia de asesinatos de origen desconocido que afecta esencialmente a Londres, pero que poco a poco se ha extendiendo a toda Inglaterra y Gales.


Los 48 crímenes perpetrados desde el 1° de enero convirtieron a la capital británica en una ciudad más violenta que Nueva York. Londres era, hasta hace poco tiempo, uno de las metrópolis más apacibles del planeta.


La cantidad de muertes violentas en Londres y Nueva York —dos ciudades con una población similar de 8,5 millones de habitantes— fue de 22 y 21 personas respectivamente durante el mes de marzo, según un nuevo informe publicado precisamente ayer por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS). Esas estadísticas significan que cada 3 días se produce un apuñalamiento con consecuencias mortales en Londres.


En términos anualizados, sin embargo, la gran ciudad de Estados Unidos sigue siendo mucho más peligrosa. No obstante, mientras Nueva York registró un disminución de la criminalidad de 87% desde la década de 1990, Gran Bretaña tuvo un incremento de 40% en los últimos tres años, sin contar las víctimas de actos terroristas, destacó la ONS.


La amplitud del fenómeno se convirtió en una pesadilla para los habitantes de la capital británica y en un verdadero dolor de cabeza para las autoridades.


"Estamos ante un problema nacional que requiere una solución nacional", reconoció recientemente el alcalde de Londres, Sadiq Khan. Scotland Yard formuló un diagnóstico mucho más dramático al definir el fenómeno como "una epidemia de salud pública" con más de 12.000 incidentes en un año. Esa cifra incluye tanto muertos como heridos.



La moda de los apuñalamientos provocó un vuelco inesperado de las estadísticas. En los nueve primeros meses de 2017, se registraron 37.443 casos de agresiones con cuchillos contra 6.694 ataques con armas de fuego, según la ONS.


Un cirujano de un hospital de Londres aseguró que su servicio atiende “más heridos por cuchillo que pacientes con apendicitis...”



La secretaria de Interior, Amber Rudd, por su parte, anunció a fines de febrero la adopción de "una nueva estrategia" para hacer frente al "desastre" de la delincuencia con cuchillos. "Esto no se resuelve sólo con dinero", exclamó.


Esa frase constituyó una réplica a las acusaciones que atribuyen ese incremento de la criminalidad a la reducción de 20% del presupuesto policial. Esas medidas de austeridad se tradujeron en una sensible reducción de la presencia disuasiva de los célebres bobbies en las calles de las grandes ciudades.


Los expertos descartan la hipótesis de un asesino serial y privilegian, en cambio, una explosión de la delincuencia juvenil provocada, en gran parte, por una generación de traficantes de drogas.



La comisaria-jefa de la policía londinense, Cressida Dick, por su parte, atribuye ese fenómeno a la emulación provocada por la difusión de imágenes a través de las redes sociales.

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