CIUDAD DEL VATICANO. La responsabilidad de los obispos. La cumbre antipederastia en el clero que se lleva a cabo en el Vaticano se declara consciente de que uno de los principales problemas de esta plaga, es el encubrimiento de los abusos por parte de los obispos, quienes tienen la tarea de velar, controlar y denunciar cuándo sucede en su diócesis.
Este delicado tema fue afrontado en la segunda jornada del evento convocado por el Papa, que también ha evidenciado en toda su trágica realidad el drama vivido por las víctimas de estos abusos.
El pontífice, que participa en todas las sesiones de la cumbre, transmitió un significativo mensaje en Twitter en el que pide a Dios “librarnos de la tentación de querer salvar nuestra reputación”, refiriéndose al encubrimiento de los delitos.
Uno de los relatores sobre “la rendición de cuentas” de los obispos, fue el arzobispo de Chicago, cardenal Blase J. Cupich, miembro del comité organizador del encuentro, el cual afirmó que “las madres y los padres nos han llamado a rendir cuentas, simplemente porque no pueden comprender como es que nosotros, como obispos y religiosos superiores, a menudo nos hemos cegado ante el alcance y el daño del abuso sexual contra menores”.
“Es necesario acabar con la cultura del silencio que arrastra a la Iglesia”, y, admás, “la denuncia de un delito no debe ser obstaculizada por el secreto oficial o por normas de confidencialidad”, subrayó el purpurado estadounidense, que también propuso “el establecimiento de mecanismos independientes de información, como por ejemplo una línea telefónica gratuita y páginas web para recibir y transmitir las denuncias”.
Otra propuesta es la de crear en cada país una comisión formada en su mayoría por laicos, a la cual denunciar los abusos cometidos por miembros del clero.
Cupich dijo que el “cáncer” de los abusos es “la causa de la creciente desconfianza en la Iglesia, sin mencionar la indignación de los fieles”, haciéndose eco de las declaraciones de numerosos prelados y del mismo Bergoglio. En este contexto, también el arzobispo de Boston, cardenal Sean O’Malley, puntualizó que “en este momento para la Iglesia no hay nada más urgente que arrancar la raíz de esta plaga de los abusos por parte del clero, y en este sentido los obispos deben asumir una efectiva responsabilidad”.
Por lo pronto, los obispos presentes se declaran conscientes de que la Iglesia está poniendo en serio riesgo su credibilidad, ya minada por los abusos del clero, y que se necesitan nuevos criterios de prevención, penas más severas y ciertas y procesos canónicos más rápidos. Pero como afirmó el teólogo y sicólogo alemán Hans Zollner, “difícilmente se darán pasos adelante sin un efectivo cambio de mentalidad”.
Y es en este sentido que deberá dedicarse particular atención a la formación de los candidatos al sacerdocio.