/ miércoles 24 de junio de 2020

La gastronomía latina ya se disfruta al aire libre en Nueva York

Los dueños de los restaurantes pueden abrir y además con mesas colocadas en una calle cerrada al tránsito Dyckman

El ambiente por Dyckman, en el Alto Manhattan y de mayoría dominicana, era de celebración y expectativa, según pudo constatar Efe, y donde los restaurantes reabrieron para recibir comensales en mesas colocadas en las aceras, en cumplimiento del distanciamiento social y de otras reglas impuestas por la ciudad.

Luego de tres meses en los que sólo sirvieron comida para llevar a casa, los dueños de los restaurantes pueden ahora abrir y además con mesas colocadas en una calle cerrada al tránsito frente a sus negocios, que el concejal de la zona Ydanis Rodríguez ha bautizado como “Plaza Quisqueya”, -en referencia a como se conoce a la República Dominicana- lo que les permite contar con un poco más de espacio para atender a sus clientes.

“El cierre fue lo peor que podía pasar a un negociante. Esto es un aliento, no es cien por ciento lo que esperábamos, pero es un aliento para tratar de recuperar algo” de las pérdidas, dijo a Efe sobre esta reapertura limitada Jesús Hernández, que hace once años abrió su restaurante “Papasito” de comida “texmex”, uno de varios ubicados en la misma acera en Dyckman, pintados de llamativos colores. “No vamos a recuperarlo todo pero algo es algo, esto es mejor que el cierre” definitivo de un negocio, afirmó.

Antes de la pandemia, su restaurante servía a 74 personas dentro del negocio y a 36 en las mesas que tenía afuera. Ahora sólo podrá atender a 45 clientes. Susana Osorio, dueña de tres restaurantes en el área, entre ellos los populares MamaSushi y Mamajuana, no ocultaba su alegría y junto a sus empleados celebraba la llegada de su primer cliente.

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“Esperamos el apoyo de la comunidad y que todo salga bien”, comentó a Efe Osorio, quien asegura que “el día para los negocios comenzará a las 5 de la tarde” cuando la gente salga de sus trabajos.
Tanto Hernández como Osorio confesaron que las ventas de comida para llevar no ha sido suficiente para afrontar el pago del alquiler comercial de sus negocios.

Aunque ambos contaban con mesas en la acera desde antes del cierre obligado, será la primera vez que servirán en la calle aunque con menos capacidad y menos personal.
“Esperamos que la comunidad coopere con nosotros y trabajemos juntos”, afirmó Hernández, quien esperó por esta reapertura “como la sed al agua”.

La calle frente a los negocios, una zona de gran actividad económica y de recreo, fue cerrada hace un mes y hace tres días, previo a la reapertura de los restaurantes, se colocaron sillas y mesas que hoy fueron “vestidas” con manteles blancos para recibir los clientes.
A sólo pasos, al otro lado de la avenida Broadway, está “Albert’s Mofongo” que durante 18 años ha servido en su mayoría comida latina y que hoy ha dado la bienvenida a la reapertura.

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Esta será la primera vez que tendrán mesas al aire libre, según Maribel Núñez, dueña del negocio, pero, destacó será una gran diferencia porque el restaurante tiene capacidad para 100 personas y afuera sólo atenderán a 16 comensales y con menos empleados.
“Es una gran diferencia pero tendremos la oportunidad que no hemos tenido ahora de sentar gente. Estamos felices y sobre todo que la temperatura está agradable, la gente quiere respirar”, afirmó.

Mientras en la avenida San Nicolás, la principal arteria comercial en el corazón de la comunidad dominicana, otros restaurantes continuaban sirviendo sólo para llevar a casa.
“Necesito poner unas sombrillas afuera. ¿Quién se sienta ahí con este sol?”, dijo la dueña de un establecimiento que prefirió el anonimato y que aún desconocía cómo obtener el permiso que requiere la ciudad en esta fase.

No muy lejos allí el ambiente era diferente en “La casa del mofongo” donde todo estaba yendo “muy bien” según su administrador Sammy Cabrera y donde varios comensales, entre ellos los primos Wilfri y Santiago Rodríguez, disfrutaban de un almuerzo.
“Esto hacía falta, hemos comido en la calle desde temprano. Hacía falta ver gente, compartir después del encierro”, comentó Wilfri mientras Santiago señaló que espera terminar el día cenando en algún restaurante.

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Todos los restaurantes tendrán la oportunidad de tener mesas afuera, unos mas que otros y algunos tendrán que valorar si vale la pena, comentó por su parte a Efe Jeffrey García, presidente de la Asociación de Dueños de Restaurantes Latinos, que ha sido parte clave en el proceso de la reapertura.
Indicó además que el gran reto para estos negocios en esta fase será el pago del alquiler y de los diversos servicios como el de energía eléctrica, que han seguido facturando, o el recogido de basura, porque no han estado generando el mismo volumen de ventas mientras otros estuvieron cerrados.

“Los dueños de los locales donde están los negocios quieren que les paguen. Por ahora no pueden llevarlos a corte por la renta porque hay una moratoria pero cuando termine (en agosto) van a hacerlo y van a haber problemas”, comentó.
García considera que el Gobierno debe otorgar un crédito contributivo a estos negocios para evitar que tengan que cerrar, una situación que considera podrá verse dentro de unos meses.

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Luego de tres meses en los que sólo sirvieron comida para llevar a casa, los dueños de los restaurantes pueden ahora abrir y además con mesas colocadas en una calle cerrada al tránsito frente a sus negocios, que el concejal de la zona Ydanis Rodríguez ha bautizado como “Plaza Quisqueya”, -en referencia a como se conoce a la República Dominicana- lo que les permite contar con un poco más de espacio para atender a sus clientes.

“El cierre fue lo peor que podía pasar a un negociante. Esto es un aliento, no es cien por ciento lo que esperábamos, pero es un aliento para tratar de recuperar algo” de las pérdidas, dijo a Efe sobre esta reapertura limitada Jesús Hernández, que hace once años abrió su restaurante “Papasito” de comida “texmex”, uno de varios ubicados en la misma acera en Dyckman, pintados de llamativos colores. “No vamos a recuperarlo todo pero algo es algo, esto es mejor que el cierre” definitivo de un negocio, afirmó.

Antes de la pandemia, su restaurante servía a 74 personas dentro del negocio y a 36 en las mesas que tenía afuera. Ahora sólo podrá atender a 45 clientes. Susana Osorio, dueña de tres restaurantes en el área, entre ellos los populares MamaSushi y Mamajuana, no ocultaba su alegría y junto a sus empleados celebraba la llegada de su primer cliente.

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“Esperamos el apoyo de la comunidad y que todo salga bien”, comentó a Efe Osorio, quien asegura que “el día para los negocios comenzará a las 5 de la tarde” cuando la gente salga de sus trabajos.
Tanto Hernández como Osorio confesaron que las ventas de comida para llevar no ha sido suficiente para afrontar el pago del alquiler comercial de sus negocios.

Aunque ambos contaban con mesas en la acera desde antes del cierre obligado, será la primera vez que servirán en la calle aunque con menos capacidad y menos personal.
“Esperamos que la comunidad coopere con nosotros y trabajemos juntos”, afirmó Hernández, quien esperó por esta reapertura “como la sed al agua”.

La calle frente a los negocios, una zona de gran actividad económica y de recreo, fue cerrada hace un mes y hace tres días, previo a la reapertura de los restaurantes, se colocaron sillas y mesas que hoy fueron “vestidas” con manteles blancos para recibir los clientes.
A sólo pasos, al otro lado de la avenida Broadway, está “Albert’s Mofongo” que durante 18 años ha servido en su mayoría comida latina y que hoy ha dado la bienvenida a la reapertura.

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Esta será la primera vez que tendrán mesas al aire libre, según Maribel Núñez, dueña del negocio, pero, destacó será una gran diferencia porque el restaurante tiene capacidad para 100 personas y afuera sólo atenderán a 16 comensales y con menos empleados.
“Es una gran diferencia pero tendremos la oportunidad que no hemos tenido ahora de sentar gente. Estamos felices y sobre todo que la temperatura está agradable, la gente quiere respirar”, afirmó.

Mientras en la avenida San Nicolás, la principal arteria comercial en el corazón de la comunidad dominicana, otros restaurantes continuaban sirviendo sólo para llevar a casa.
“Necesito poner unas sombrillas afuera. ¿Quién se sienta ahí con este sol?”, dijo la dueña de un establecimiento que prefirió el anonimato y que aún desconocía cómo obtener el permiso que requiere la ciudad en esta fase.

No muy lejos allí el ambiente era diferente en “La casa del mofongo” donde todo estaba yendo “muy bien” según su administrador Sammy Cabrera y donde varios comensales, entre ellos los primos Wilfri y Santiago Rodríguez, disfrutaban de un almuerzo.
“Esto hacía falta, hemos comido en la calle desde temprano. Hacía falta ver gente, compartir después del encierro”, comentó Wilfri mientras Santiago señaló que espera terminar el día cenando en algún restaurante.

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Todos los restaurantes tendrán la oportunidad de tener mesas afuera, unos mas que otros y algunos tendrán que valorar si vale la pena, comentó por su parte a Efe Jeffrey García, presidente de la Asociación de Dueños de Restaurantes Latinos, que ha sido parte clave en el proceso de la reapertura.
Indicó además que el gran reto para estos negocios en esta fase será el pago del alquiler y de los diversos servicios como el de energía eléctrica, que han seguido facturando, o el recogido de basura, porque no han estado generando el mismo volumen de ventas mientras otros estuvieron cerrados.

“Los dueños de los locales donde están los negocios quieren que les paguen. Por ahora no pueden llevarlos a corte por la renta porque hay una moratoria pero cuando termine (en agosto) van a hacerlo y van a haber problemas”, comentó.
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