Hallan el fósil de uno de los últimos megaraptores

El hallazgo lo hicieron paleontólogos del Museo Argentino de Ciencias Naturales

Reuters

  · martes 19 de mayo de 2020

A diferencia del Tiranosaurio rex, su familiar de regiones más boreales, los megaraptores eran animales más esbeltos / Enrique Marcarian│Reuters

Paleontólogos del Museo Argentino de Ciencias Naturales hallaron los restos de un dinosaurio carnívoro de 10 metros de largo y 70 millones de años de antigüedad, que sería uno de los últimos megaraptores en habitar la Tierra.

El hallazgo fue realizado en el suroeste de la provincia austral de Santa Cruz a mediados de marzo de este año y, tras estudiar los fósiles, los expertos descubrieron que se trata de un nuevo dinosaurio depredador que proviene del final de la “era de los dinosaurios”.

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“Este descubrimiento data de un período muy cerca del limite entre el Cretácico y el Terciario”, explicó a Reuters Fernando Novas, el paleontólogo a cargo de la campaña, para quien se trata del registro más austral de megaraptores en el mundo.

“Este es el momento, 65 millones de años atrás, en el que se produce la extinción de los dinosaurios, y este megaraptor nuevo que ahora tenemos que empezar a preparar y estudiar, estaría siendo unos de lo últimos representantes de esta agrupación”, agregó.

A diferencia del Tiranosaurio rex, su familiar de regiones más boreales, los megaraptores eran animales más esbeltos y estaban preparados para la carrera, con colas largas que les permitían mantener el equilibrio, además tenían patas musculosas pero alargadas para poder dar pasos largos, según el especialista.

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“Estaba provisto de dientes que no eran muy grandes, a diferencia de los tiranosaurios o los giganotosaurus, estos eran dientes pequeños pero su mandíbula estaba armada con esos dientes que le permitían lacerar a su presa”, dijo Novas.

“Lo más destacado de los megaraptores era que tenían brazos muy largos y que su dedo pulgar terminaba en una garra de aproximadamente 40 centímetros. O sea, esas eran las armas principales, centradas en su boca y fundamentalmente en sus manos, lo que le permitía atrapar a sus presas”, concluyó.

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