/ domingo 23 de abril de 2017

Futuro y estabilidad del euro pendientes de elección francesa

París, Francia.- Impulsado por su juventud (39 años), sufulgurante irrupción en la vida política francesa, sus promesasde “renovación” y su posicionamiento ideológico a mitad decamino entre la izquierda y la derecha, el candidato social-liberalEmmanuel Macron, del movimiento En Marcha, se perfila como probableganador de la primera vuelta de la elección presidencial francesacon 24% de votos. Ese caudal representa un trampolín paraenfrentar con serenidad el balotaje del 7 de mayo que puedeproyectarlo al Palacio del Elíseo.

La representante del Frente Nacional (FN) de extrema derecha,Marine Le Pen, de 48 años, ocuparía el segundo lugar con 22% a23% de votos. François Fillon (63), candidato del partido LosRepublicanos (LR) de la derecha conservadora, también aspira aocupar la segunda posición en los resultados y obtener el derechode acceder dentro de dos semanas al duelo directo que definirá alpróximo presidente de Francia. Los últimos sondeos le acuerdanentre 19,5% y 20,5% de votos.

El líder del movimiento de ultra-izquierda Francia Insumisa,Jean-Luc Melenchon (65), que tiene 19% de intenciones de voto,también podría ocupar la segunda posición si el comportamientode los electores define un escenario que ningún especialista seatreve a descartar. En las actualescircunstancias, entre esos cuatro candidatos es posible cualquierconfiguración en cuanto a resultados y posibilidades de pasar albalotaje”, sintetizó Bruno Jeanbart, director institutoOpinionWay. Las dificultades para definir una claratendencia se debe a la presencia de casi un tercio de indecisos, alos cuales se suman 25 a 30% de electores que parecen resueltos aabstenerse. “El comportamiento final de esos sectores puededeterminar el resultado”, reconoce Céline Bracq, del institutoOdoxa.

Es por esa incertidumbre  —entre otras razones—  que estaelección presidencial se perfila como la más importante de lahistoria reciente del país.

Una eventual victoria de Le Pen o Melenchon, que postulanprogramas de extrema radicalidad en materia política y económica,pueden provocar un sismo interno en la quinta potencia mundial ytrascender las fronteras hasta el punto de poner en peligro elfuturo de la Unión Europea (UE) y la estabilidad del euro (veraparte).

Esa es la enorme responsabilidad que tendrán en sus manos los47 millones de electores que acudirán hoy (domingo) a las urnaspara decidir quién los gobernará durante los próximos cincoaños.

Por primera vez desde que terminó la guerra de Argelia, en1962, estos comicios se realizarán bajo la amenaza delterrorismo yihadista. El país aún está bajo el impacto delataque perpetrado el jueves en los emblemáticos Campos Elíseos deParís, donde un terrorista mató a un policía antes de serabatido.

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Para impedir que un atentado altere el desarrollo de loscomicios, el gobierno adoptó un rígido dispositivo de seguridadque comprende la movilización de 50.000 policías y más de 7.000soldados para custodiar las 69.000 oficinas de voto y patrullar lavía pública.

Debido a la diferencia horaria, las operaciones de votacióncomenzaron ayer en los territorios del Océano Atlántico de SaintPierre y Miquelon, y siguieron en los departamentos franceses delCaribe y en los consulados del continente americano desde Canadá ala Argentina, para pasar luego a las islas y posesiones delPacífico.

En total participan 11 candidatos, que representan todo elespectro ideológico, pero la atención del país se focalizó enlos cuatro que pueden llegar a la segunda vuelta.

Todas esas incógnitas se develarán hoy a partir de las 13.00(tiempo de México), cuando se conozca el nombre de los doscandidatos que obtuvieron el derecho de disputar el balotaje.Incluso es posible que, en función de quienes protagonicen elduelo final, se pueda intuir claramente quién será el sucesor deFrançois Hollande.

Una elección atípica con dos partidos extremistas

Por primera vez en la historia de Francia, dos partidos ubicadosen ambos extremos del espectro ideológico están en condiciones dellegar al poder. Se trata de Marine Le Pen, candidata del FrenteNacional (FN) de extrema derecha, y de Jean-Luc Melenchon, líderdel movimiento de ultra-izquierda Francia Insumisa. Ambos figuranentre los cuatro candidatos que pueden llegar a la segundavuelta.

Esa perspectiva acuerda a esta elección presidencial uncarácter atípico y refleja tanto el desconcierto de los electorescomo la profunda división del país.

La principal inquietud de la campaña proviene de lasposibilidades que tiene Marine Le Pen de instalarse en el Palaciodel Elíseo, sede de la presidencia francesa. Una victoria de lacandidata del FN  —que promete salir de la Unión Europea,abandonar el euro, suspender la inmigración legal e ilegal,expulsar a los sospechosos de adherir al dogma salafista, cerrarlas fronteras y adoptar una rígida política proteccionista— no solo provocaría un terremoto en Francia, sino quedesencadenaría una reacción en cadena en el resto del Europa.

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En menos de un año llevará el país a laruina, pero también provocará el derrumbe de Europa”, afirmóla semana pasada Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía2001. Marine Le Pen no es la única causa de preocupación.La posible victoria de Melenchon también alarma profundamente agran parte de la opinión pública. Aunque en los últimos días seesforzó en moderar algunas de sus propuestas, la radicalidad de suprograma político y económico resulta tan inquietante como el deLe Pen para los medios financieros. El pánico llegó incluso a lospequeños ahorristas, que temen perder sus economías.

Las encuestas confirmaron que la mayor inquietud sería unescenario  —poco verosímil, es cierto—  capaz de colocar aLe Pen y Melenchon frente a frente en el balotaje.

/amg

París, Francia.- Impulsado por su juventud (39 años), sufulgurante irrupción en la vida política francesa, sus promesasde “renovación” y su posicionamiento ideológico a mitad decamino entre la izquierda y la derecha, el candidato social-liberalEmmanuel Macron, del movimiento En Marcha, se perfila como probableganador de la primera vuelta de la elección presidencial francesacon 24% de votos. Ese caudal representa un trampolín paraenfrentar con serenidad el balotaje del 7 de mayo que puedeproyectarlo al Palacio del Elíseo.

La representante del Frente Nacional (FN) de extrema derecha,Marine Le Pen, de 48 años, ocuparía el segundo lugar con 22% a23% de votos. François Fillon (63), candidato del partido LosRepublicanos (LR) de la derecha conservadora, también aspira aocupar la segunda posición en los resultados y obtener el derechode acceder dentro de dos semanas al duelo directo que definirá alpróximo presidente de Francia. Los últimos sondeos le acuerdanentre 19,5% y 20,5% de votos.

El líder del movimiento de ultra-izquierda Francia Insumisa,Jean-Luc Melenchon (65), que tiene 19% de intenciones de voto,también podría ocupar la segunda posición si el comportamientode los electores define un escenario que ningún especialista seatreve a descartar. En las actualescircunstancias, entre esos cuatro candidatos es posible cualquierconfiguración en cuanto a resultados y posibilidades de pasar albalotaje”, sintetizó Bruno Jeanbart, director institutoOpinionWay. Las dificultades para definir una claratendencia se debe a la presencia de casi un tercio de indecisos, alos cuales se suman 25 a 30% de electores que parecen resueltos aabstenerse. “El comportamiento final de esos sectores puededeterminar el resultado”, reconoce Céline Bracq, del institutoOdoxa.

Es por esa incertidumbre  —entre otras razones—  que estaelección presidencial se perfila como la más importante de lahistoria reciente del país.

Una eventual victoria de Le Pen o Melenchon, que postulanprogramas de extrema radicalidad en materia política y económica,pueden provocar un sismo interno en la quinta potencia mundial ytrascender las fronteras hasta el punto de poner en peligro elfuturo de la Unión Europea (UE) y la estabilidad del euro (veraparte).

Esa es la enorme responsabilidad que tendrán en sus manos los47 millones de electores que acudirán hoy (domingo) a las urnaspara decidir quién los gobernará durante los próximos cincoaños.

Por primera vez desde que terminó la guerra de Argelia, en1962, estos comicios se realizarán bajo la amenaza delterrorismo yihadista. El país aún está bajo el impacto delataque perpetrado el jueves en los emblemáticos Campos Elíseos deParís, donde un terrorista mató a un policía antes de serabatido.

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Para impedir que un atentado altere el desarrollo de loscomicios, el gobierno adoptó un rígido dispositivo de seguridadque comprende la movilización de 50.000 policías y más de 7.000soldados para custodiar las 69.000 oficinas de voto y patrullar lavía pública.

Debido a la diferencia horaria, las operaciones de votacióncomenzaron ayer en los territorios del Océano Atlántico de SaintPierre y Miquelon, y siguieron en los departamentos franceses delCaribe y en los consulados del continente americano desde Canadá ala Argentina, para pasar luego a las islas y posesiones delPacífico.

En total participan 11 candidatos, que representan todo elespectro ideológico, pero la atención del país se focalizó enlos cuatro que pueden llegar a la segunda vuelta.

Todas esas incógnitas se develarán hoy a partir de las 13.00(tiempo de México), cuando se conozca el nombre de los doscandidatos que obtuvieron el derecho de disputar el balotaje.Incluso es posible que, en función de quienes protagonicen elduelo final, se pueda intuir claramente quién será el sucesor deFrançois Hollande.

Una elección atípica con dos partidos extremistas

Por primera vez en la historia de Francia, dos partidos ubicadosen ambos extremos del espectro ideológico están en condiciones dellegar al poder. Se trata de Marine Le Pen, candidata del FrenteNacional (FN) de extrema derecha, y de Jean-Luc Melenchon, líderdel movimiento de ultra-izquierda Francia Insumisa. Ambos figuranentre los cuatro candidatos que pueden llegar a la segundavuelta.

Esa perspectiva acuerda a esta elección presidencial uncarácter atípico y refleja tanto el desconcierto de los electorescomo la profunda división del país.

La principal inquietud de la campaña proviene de lasposibilidades que tiene Marine Le Pen de instalarse en el Palaciodel Elíseo, sede de la presidencia francesa. Una victoria de lacandidata del FN  —que promete salir de la Unión Europea,abandonar el euro, suspender la inmigración legal e ilegal,expulsar a los sospechosos de adherir al dogma salafista, cerrarlas fronteras y adoptar una rígida política proteccionista— no solo provocaría un terremoto en Francia, sino quedesencadenaría una reacción en cadena en el resto del Europa.

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En menos de un año llevará el país a laruina, pero también provocará el derrumbe de Europa”, afirmóla semana pasada Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía2001. Marine Le Pen no es la única causa de preocupación.La posible victoria de Melenchon también alarma profundamente agran parte de la opinión pública. Aunque en los últimos días seesforzó en moderar algunas de sus propuestas, la radicalidad de suprograma político y económico resulta tan inquietante como el deLe Pen para los medios financieros. El pánico llegó incluso a lospequeños ahorristas, que temen perder sus economías.

Las encuestas confirmaron que la mayor inquietud sería unescenario  —poco verosímil, es cierto—  capaz de colocar aLe Pen y Melenchon frente a frente en el balotaje.

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