/ miércoles 5 de octubre de 2016

Ella es Bana, la Ana Frank de Alepo

Desde que estalló en 2011, la guerra en Siria ha dejado másde 400 mil muertos (alrededor de 80 mil civiles, incluyendo 13 mil500 niños) y centenares de miles de heridos. Y ha impregnado deterror la vida de muchos niños, atónitos e incrédulos ante loque ven todos los días, cita en su sitio el Huffington Post.

Ana Frank, la niña judía alemana que dejó constancia de loscasi dos años y medio que pasó ocultándose con su familia delos nazis en Ámsterdam, durante la Segunda Guerra Mundial,recurrió al papel para relatar el día a día de la persecución,lo que la hizo mundialmente conocida.

En 2016 el papel es igual de útil y son las redes sociales lasque han permitido cruzar fronteras y exponer al mundo el drama quese vive en países en guerra.

Símbolo de la infancia frente al máximo horror actual en laciudad siria de Alepo, acapara las miradas, Bana.

Bana tiene 7 años. Se despierta con el sonido de las bombas yse acuesta intentando conciliar el sueño entre disparos,explosiones y la incertidumbre de no saber si despertará al díasiguiente.

Pero sabe utilizar Twitter: “Hola, soy Bana y soy una chica de7 años que vive en Alepo. Mi madre y yo queremos contarte losbombardeos de aquí. Gracias”, aparece en su perfil. Su cuenta enla red social tiene a la fecha más de 46 mil seguidores, a un mesde apenas abrirla.

 

Bana tiene dos hermanos, con los que quiere vivir el resto de suvida. Estudia inglés, unas clases que le imparte su madre, y leepara olvidar los bombardeos.

La violencia Alepo causó en los últimos días de septiembre lamuerte de al menos 96 menores de edad, según datos del Fondo deNaciones Unidas para la Infancia (Unicef).

“Los menores en Alepo están atrapados en una pesadilla de lavida real. No hay palabras para describir lo que estánsufriendo”, dijo en un comunicado Justin Forsyth, subdirectorejecutivo de Unicef.

Unicef indicó que el sistema de salud en el este de Alepo estáa punto de colapsar, con apenas 30 doctores, escaso equipo ymedicamentos, y un aumento del número de personas heridas ytraumatizadas.

Un doctor citado por Unicef explicó que los niños que tienenescasas posibilidades de sobrevivir son a menudo abandonados paraque mueran, debido a las limitadas provisiones y capacidades.

“Nada puede justificar tal asalto contra los niños y taldesdén por la vida humana. El sufrimiento, y el trauma entre losmenores de edad, es definitivamente lo peor que hemos visto”,afirmó Forsyth ante la situación.

Imágenes de satélite del ataque contra un convoy de ayudahumanitaria el mes pasado en la ciudad de Alepo han mostrado que setrató de un ataque aéreo, informó hoy Naciones Unidas, aunqueexpertos independientes aseguran que fue un “montaje”.

Tras el ataque de la caravana, que dejó 20 muertos, haagudizado la tensión,Estados Unidos acusó a Rusia al señalar quedos de sus aviones sobrevolaban la zona cuando ocurrió el hecho,pero Moscú negó su implicación y aseguró que el convoy seincendió, probablemente por fuego de artillería terrestre.

Desde que estalló en 2011, la guerra en Siria ha dejado másde 400 mil muertos (alrededor de 80 mil civiles, incluyendo 13 mil500 niños) y centenares de miles de heridos. Y ha impregnado deterror la vida de muchos niños, atónitos e incrédulos ante loque ven todos los días, cita en su sitio el Huffington Post.

Ana Frank, la niña judía alemana que dejó constancia de loscasi dos años y medio que pasó ocultándose con su familia delos nazis en Ámsterdam, durante la Segunda Guerra Mundial,recurrió al papel para relatar el día a día de la persecución,lo que la hizo mundialmente conocida.

En 2016 el papel es igual de útil y son las redes sociales lasque han permitido cruzar fronteras y exponer al mundo el drama quese vive en países en guerra.

Símbolo de la infancia frente al máximo horror actual en laciudad siria de Alepo, acapara las miradas, Bana.

Bana tiene 7 años. Se despierta con el sonido de las bombas yse acuesta intentando conciliar el sueño entre disparos,explosiones y la incertidumbre de no saber si despertará al díasiguiente.

Pero sabe utilizar Twitter: “Hola, soy Bana y soy una chica de7 años que vive en Alepo. Mi madre y yo queremos contarte losbombardeos de aquí. Gracias”, aparece en su perfil. Su cuenta enla red social tiene a la fecha más de 46 mil seguidores, a un mesde apenas abrirla.

 

Bana tiene dos hermanos, con los que quiere vivir el resto de suvida. Estudia inglés, unas clases que le imparte su madre, y leepara olvidar los bombardeos.

La violencia Alepo causó en los últimos días de septiembre lamuerte de al menos 96 menores de edad, según datos del Fondo deNaciones Unidas para la Infancia (Unicef).

“Los menores en Alepo están atrapados en una pesadilla de lavida real. No hay palabras para describir lo que estánsufriendo”, dijo en un comunicado Justin Forsyth, subdirectorejecutivo de Unicef.

Unicef indicó que el sistema de salud en el este de Alepo estáa punto de colapsar, con apenas 30 doctores, escaso equipo ymedicamentos, y un aumento del número de personas heridas ytraumatizadas.

Un doctor citado por Unicef explicó que los niños que tienenescasas posibilidades de sobrevivir son a menudo abandonados paraque mueran, debido a las limitadas provisiones y capacidades.

“Nada puede justificar tal asalto contra los niños y taldesdén por la vida humana. El sufrimiento, y el trauma entre losmenores de edad, es definitivamente lo peor que hemos visto”,afirmó Forsyth ante la situación.

Imágenes de satélite del ataque contra un convoy de ayudahumanitaria el mes pasado en la ciudad de Alepo han mostrado que setrató de un ataque aéreo, informó hoy Naciones Unidas, aunqueexpertos independientes aseguran que fue un “montaje”.

Tras el ataque de la caravana, que dejó 20 muertos, haagudizado la tensión,Estados Unidos acusó a Rusia al señalar quedos de sus aviones sobrevolaban la zona cuando ocurrió el hecho,pero Moscú negó su implicación y aseguró que el convoy seincendió, probablemente por fuego de artillería terrestre.

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