El papa Francisco lamentó este domingo que en el mundo actual la democracia "no goza de buena salud" y criticó el abstencionismo y los populismos, durante un acto de los católicos italianos en la ciudad de Trieste, al norte de Italia.
"Es evidente que en el mundo de hoy la democracia, digámonos la verdad, no goza de buena salud. Esto (el tema) nos interesa y preocupa porque está en juego el bien del hombre", sostuvo el pontífice, que voló a Trieste para clausurar el foro de la 50ª Semana Social de los Católicos de Italia, centrada en la situación de la democracia.
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Para abordar el tema, el pontífice partió de la definición que el beato Giuseppe Toniolo dio en 1907 de este sistema: "un ordenamiento civil en que todas las fuerzas sociales, jurídicas y económicas, en la plenitud de su desarrollo jerárquico, cooperan proporcionalmente por el bien común y en ventaja de las clases bajas".
En primer lugar, el papa apuntó a "heridas" como la corrupción, la ilegalidad y "las distintas formas de exclusión social".
Cada vez que alguien es marginado, todo el cuerpo social sufre. La cultura del descarte diseña una ciudad en la que no hay lugar para los pobres, los que van a nacer, las personas frágiles, los enfermos, niños, mujeres o jóvenes
Por otro lado, Francisco expresó su preocupación por "el número reducido de la gente que va a votar", preguntándose "qué significa eso", y recetó "entrenar" al elector desde joven para que no caiga en el futuro en la "tentación" populista.
"La misma palabra 'democracia' no coincide simplemente con el voto del pueblo, sino que exige que se creen las condiciones para que todos puedan expresarse y participar. Y la participación no se improvisa, se aprende desde jóvenes, debe ser 'entrenada', también con sentido crítico frente a las tentaciones ideológicas y populistas", sostuvo.
Y apostilló: "Las ideologías son seductoras, hay quien las compara con el flautista de Hamelín".
Asimismo, Francisco destacó la aportación que el cristianismo puede dar al desarrollo cultural y social europeo, sobre todo en cuestiones relativas a la vida y la dignidad de las personas, tal y como propuso ante el Parlamento Europeo a finales de 2014.
El pontífice argentino, al analizar las sociedades democráticas, fue especialmente duro con ciertas formas de asistencialismo, las ayudas públicas a ciudadanos que no pueden valerse del todo por sí solos.
Todos deben sentirse parte un proyecto de comunidad, nadie debe sentirse inútil. Ciertas formas de asistencialismo que no reconocen la dignidad de las personas son hipocresía social. El asistencialismo solo así es enemigo de la democracia y del amor al prójimo.
Para enseguida preguntarse si lo que hay detrás de esas películas no es un intento de "alejarse de la realidad social": "La indiferencia es un cáncer de la democracia", zanjó.
Finalmente, llamó a los católicos a exhibir su fe -que no puede ser "marginal o privada"- y a tener la "valentía" de dar propuestas de justicia y paz en el debate público.
"Tenemos algo que decir, pero no para defender privilegios. Debemos ser la voz que denuncia y propone en una sociedad a menudo afónica y donde muchos no tienen voz", instó.
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