/ jueves 4 de octubre de 2018

Francisco Reyes Olvera, de la voz del estadio Azteca a vocero de Cuauhtémoc Blanco

Reyes Olvera acepta dar su primera entrevista en su nuevo encargo a El Sol de Cuernavaca, y reconoce el cariño que tiene por los diarios de la Organización Editorial Mexicana y particularmente por el Esto

Francisco Reyes Olvera recorrió un largo camino desde que rompía boletos en el Estadio Azteca hasta que se convirtió en la voz del Coloso de Santa Úrsula y del Club América, donde conoció a Cuauhtémoc Blanco Bravo, hoy gobernador de Morelos. Su salto de este miércoles fue mucho mayor, al transformarse de la voz del Azteca a la del gobierno del estado, donde ocupará el cargo de vocero de un gobernador al que le tiene enorme estima, confianza y admiración.

Con una amabilidad que sorprende en medio de las presiones del primer día de trabajo, apenas a un par de horas de haber sido presentado en su nuevo encargo, Reyes Olvera acepta dar su primera entrevista en su nuevo encargo a El Sol de Cuernavaca, y reconoce el cariño que tiene por los diarios de la Organización Editorial Mexicana y particularmente por el Esto, de cuyas páginas sepia se confiesa enamorado. También nos permite hablar con él de su historia y de la de Cuauhtémoc.

La entrevista comienza con un juego, le pedimos que nos anuncie la entrada a la cancha del gobernador pero, reservado y respetuoso como lo es, modifica un poco el guión que le solicitábamos “Cambio anunciado, entra Cuauhtémoc Blanco Bravo”, dice para iniciar la charla ya oficial, la que aparece en el impreso.

Hablamos de su llegada al mundo de los medios y el futbol, “era el arranque de la década de los ochenta cuando se dio la necesidad de como estudiante apoyar la economía familiar y salir a buscar oportunidades, con tan buena suerte que la escuela se encuentra cerca del Estadio Azteca (a mí me ha encantado siempre el deporte), pues me dieron la oportunidad de trabajar cortando boletos, y de ahí me daban una compensación por partido. Me alcanzaba para fotocopias, porque los libros eran muy caros (increíble que estamos en un país que no quiere leer y los libros son tremendamente caros), entonces, estudiando ya el principio del bachillerato para la carrera de Comunicación y Periodismo, acepté y más porque yo en la sangre traía ese gusanito de la locución deportiva”.

Recuerda entusiasmado estar ahí en el Estadio Azteca “cuando entraban gente como el maestro Ángel Fernández, como Agustín González “Escopeta”, Fernando Marcos, Gerardo Peña, Juan Dosal, etcétera, pues era una emoción, y ahí descubrí que eso era lo mío”.

Lee también: Cuauhtémoc Blanco acerca ex funcionarios de Javier Duarte a su gabinete

Y de ahí sólo para adelante, porque un día le pidieron cuidar el Palco de Honor que también era el palco de transmisiones y se atrevió a ver cómo los profesionales hacían lo que él en la cascarita callejera con sus hermanos. “Y fue como en una noche, en un América Cruz Azul, me apoyé en la voz comercial que era aquél de ‘minuto cinco, las paletas Tutsi Pop que tienen dulce sabor chocolate, informa, América uno, Cruz Azul cero’. Le dije, ‘quiero probar suerte’, ‘mira es un medio muy difícil, muy hostil’, ‘dame la oportunidad, ¿cómo le hago?’, ‘grábate un cassette’, me lo dijo así como que ‘déjame tus papeles y nosotros te llamamos’.

Y la llamada llegó muy pronto, el lunes siguiente de aquél viernes de la grabación. No fue llamada a su casa, sino al estanquillo cercano. La voz al otro lado del teléfono era la de Don Raúl del Campo, productor de radionovelas de María Félix, Pedro Armendáriz, Arturo de Córdova, pero también productor de los partidos de futbol en el Estadio Azteca.

Foto Especial

- ¿Quién eres?- le preguntó Del Campo

- Yo soy la persona que usted ve en todos los partidos- respondió el joven Reyes Olvera

- ¿Tú eres? No te creo, nárrame un gol.- desconfió el productor.

- Señor, pero estoy en una tienda, la señora está cobrando el aceite, el arroz, todo.- se disculpaba apenado.

- Bueno, me grabas un gol o adiós- vino el ultimátum

Francisco Reyes Olvera narró la jugada desde el estanquillo donde la señora estaba cobrando el aceite, el arroz, todo.

- Ah cabrón, sí eres tú. Oye, te invito el próximo sábado, para que te probemos. Te vamos a probar al aire.- dijo del Campo y con esas palabras inició la carrera de Francisco que, como no tenía traje, tuvo que ir hasta Querétaro para que su tío el mesero le prestara el suyo “era de mesero, pero retrataba”, recuerda sonriendo.

Ese sábado, en un Cruz Azul Chivas, participó en la cancha al principio, la persona que lo envío a los micrófonos fue Gustavo El Conde Calderón, q.e.p.d. y tanto agradó Paquito que para el segundo tiempo lo subieron a narrar y se quedó desde entonces, la temporada 1980-81.

De ahí siguieron los éxitos, porque el América pronto lo quiso en su jefatura de prensa que ocupó desde el 99 hasta el 2010, en ese lapso hubo unos años que se hizo cargo de las jefaturas de América y Necaxa, luego fue a Gallos Blancos, y el América lo recuperó en 2013; en 2016 se convirtió en la voz oficial del Estadio Azteca.

Foto: @elheraldo_mx


Entonces tú conoces a Cuauhtémoc desde que era un chamaco que quería jugar futbol ¿Cómo lo ves ahora?

-A este niño o joven que llega con mucha ilusión, como llegan tantos y que truncan la carrera por una u otra circunstancia, lo veo con pocos cambios. Aquél niño era aguerrido, luchón, convencido, y siempre con la mirada fija, y hablándote como es. No ha cambiado, esa parte yo sí rescataría la esencia de la persona, no ha cambiado, ha sido una. Siendo un aspirante a futbolista, siendo ya un futbolista en ciernes, o siendo un deportista consolidado, un seleccionado nacional, igual, siendo mundialista y con todos los reflectores encima, y más hoy, en un cargo tan importante, te puedo decir que la esencia, la parte frontal, se ha mantenido de una sola pieza: una personalidad siempre en una sola línea, siempre recto, de frente, y altamente exigente. Ustedes conocen la parte de Cuauhtémoc Blanco de un gran corazón, y lo tiene, pero en el vestidor, tenía el calzado súper limpio, pulcro y siempre cuidado por él, y respetando las funciones de todos. A la gente de la calle, al conductor del microbús que lo llevaba, hoy a la gente, muestra siempre ese lado humano. La parte humana, y la de conducción de la persona, no han cambiado en nada, la esencia está intacta. – nos explica.

Foto: Twitter Cuauhtémoc Blanco

- ¿Cómo recibes tú la invitación de incorporarte acá?

-Por esos azares de la vida no hemos perdido el contacto, la comunicación, ya él a la distancia con su nueva actividad en la función pública, pero nos manteníamos en contacto. De pronto hemos coincidido en algunas situaciones y siempre el buen ánimo y la buena disposición. Un día, en el Estadio Azteca, después de que hago yo toda la preparación para arengarlos antes del partido, lo encuentro en un palco, y me invita a pasar. Entre bromas como siempre y luego cayendo de inmediato en la magia de la solemnidad, me habló de todo esto que estaba viviendo, y yo desarrollé un cariño muy especial por él, y yo cuantas veces he podido he tratado de sumarle, nunca aconsejando, sino sugiriendo inclusive desde el Club América… pues se desarrolla esa confianza. Me pidió estar atento a lo que viniera, recibí posteriormente una llamada y pues no lo pensé dos veces. Es una oportunidad de compartir con él este momento histórico y lo veo muy ilusionado, pero también, o sumado a esto es una gran oportunidad de participar de esta transformación que evidentemente se nos viene como país, el cambio aquí en Morelos ha comenzado ya. Pero se viene una transformación a nivel país que emociona y ser parte de ella, me emociona el doble.- responde.

Foto: @MorelosJuntos

- Le tienes mucha confianza a Cuauhtémoc.

-Le tengo, al señor gobernador, una gran confianza porque conozco sus alcances. Sé que cuando se propone algo, lo logra. Lo hizo en la parte deportiva. Primero como ser humano, quiso ser futbolista, llegó, estuvo un tiempo, no hubo mucha fortuna, pero regresó y volvió a tomar una segunda oportunidad, eso te habla de que no bajó los brazos. Posteriormente, insiste, es debutado y no descansa hasta triunfar, es un ejemplo que yo veo admirable de tenacidad, de convicción, de proponerte y de alcanzar lo que te propones. Confianza, pues sí. Y aprecio, un cariño muy personal, seguridad de que logrará cosas muy grandes y muy importantes, y la tenacidad que ha mostrado como deportista y como ser humano, esa vocación la tiene aquí clavada en la responsabilidad. Eso te habla muy bien de un nuevo esquema, un nuevo formato de cómo gobernar.

CUAUHTÉMOC Blanco

Francisco Reyes Olvera está convencido de que puede aportar al gabinete de Cuauhtémoc Blanco Bravo y lo dice “quiero ser parte de esta historia”, afirma luego de reconocer que el hoy gobernador es un ejemplo pues se levantó de una lesión que casi lo deja fuera de por vida y volvió a construir una carrera de ídolo.

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Con una amabilidad que sorprende en medio de las presiones del primer día de trabajo, apenas a un par de horas de haber sido presentado en su nuevo encargo, Reyes Olvera acepta dar su primera entrevista en su nuevo encargo a El Sol de Cuernavaca, y reconoce el cariño que tiene por los diarios de la Organización Editorial Mexicana y particularmente por el Esto, de cuyas páginas sepia se confiesa enamorado. También nos permite hablar con él de su historia y de la de Cuauhtémoc.

La entrevista comienza con un juego, le pedimos que nos anuncie la entrada a la cancha del gobernador pero, reservado y respetuoso como lo es, modifica un poco el guión que le solicitábamos “Cambio anunciado, entra Cuauhtémoc Blanco Bravo”, dice para iniciar la charla ya oficial, la que aparece en el impreso.

Hablamos de su llegada al mundo de los medios y el futbol, “era el arranque de la década de los ochenta cuando se dio la necesidad de como estudiante apoyar la economía familiar y salir a buscar oportunidades, con tan buena suerte que la escuela se encuentra cerca del Estadio Azteca (a mí me ha encantado siempre el deporte), pues me dieron la oportunidad de trabajar cortando boletos, y de ahí me daban una compensación por partido. Me alcanzaba para fotocopias, porque los libros eran muy caros (increíble que estamos en un país que no quiere leer y los libros son tremendamente caros), entonces, estudiando ya el principio del bachillerato para la carrera de Comunicación y Periodismo, acepté y más porque yo en la sangre traía ese gusanito de la locución deportiva”.

Recuerda entusiasmado estar ahí en el Estadio Azteca “cuando entraban gente como el maestro Ángel Fernández, como Agustín González “Escopeta”, Fernando Marcos, Gerardo Peña, Juan Dosal, etcétera, pues era una emoción, y ahí descubrí que eso era lo mío”.

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Y de ahí sólo para adelante, porque un día le pidieron cuidar el Palco de Honor que también era el palco de transmisiones y se atrevió a ver cómo los profesionales hacían lo que él en la cascarita callejera con sus hermanos. “Y fue como en una noche, en un América Cruz Azul, me apoyé en la voz comercial que era aquél de ‘minuto cinco, las paletas Tutsi Pop que tienen dulce sabor chocolate, informa, América uno, Cruz Azul cero’. Le dije, ‘quiero probar suerte’, ‘mira es un medio muy difícil, muy hostil’, ‘dame la oportunidad, ¿cómo le hago?’, ‘grábate un cassette’, me lo dijo así como que ‘déjame tus papeles y nosotros te llamamos’.

Y la llamada llegó muy pronto, el lunes siguiente de aquél viernes de la grabación. No fue llamada a su casa, sino al estanquillo cercano. La voz al otro lado del teléfono era la de Don Raúl del Campo, productor de radionovelas de María Félix, Pedro Armendáriz, Arturo de Córdova, pero también productor de los partidos de futbol en el Estadio Azteca.

Foto Especial

- ¿Quién eres?- le preguntó Del Campo

- Yo soy la persona que usted ve en todos los partidos- respondió el joven Reyes Olvera

- ¿Tú eres? No te creo, nárrame un gol.- desconfió el productor.

- Señor, pero estoy en una tienda, la señora está cobrando el aceite, el arroz, todo.- se disculpaba apenado.

- Bueno, me grabas un gol o adiós- vino el ultimátum

Francisco Reyes Olvera narró la jugada desde el estanquillo donde la señora estaba cobrando el aceite, el arroz, todo.

- Ah cabrón, sí eres tú. Oye, te invito el próximo sábado, para que te probemos. Te vamos a probar al aire.- dijo del Campo y con esas palabras inició la carrera de Francisco que, como no tenía traje, tuvo que ir hasta Querétaro para que su tío el mesero le prestara el suyo “era de mesero, pero retrataba”, recuerda sonriendo.

Ese sábado, en un Cruz Azul Chivas, participó en la cancha al principio, la persona que lo envío a los micrófonos fue Gustavo El Conde Calderón, q.e.p.d. y tanto agradó Paquito que para el segundo tiempo lo subieron a narrar y se quedó desde entonces, la temporada 1980-81.

De ahí siguieron los éxitos, porque el América pronto lo quiso en su jefatura de prensa que ocupó desde el 99 hasta el 2010, en ese lapso hubo unos años que se hizo cargo de las jefaturas de América y Necaxa, luego fue a Gallos Blancos, y el América lo recuperó en 2013; en 2016 se convirtió en la voz oficial del Estadio Azteca.

Foto: @elheraldo_mx


Entonces tú conoces a Cuauhtémoc desde que era un chamaco que quería jugar futbol ¿Cómo lo ves ahora?

-A este niño o joven que llega con mucha ilusión, como llegan tantos y que truncan la carrera por una u otra circunstancia, lo veo con pocos cambios. Aquél niño era aguerrido, luchón, convencido, y siempre con la mirada fija, y hablándote como es. No ha cambiado, esa parte yo sí rescataría la esencia de la persona, no ha cambiado, ha sido una. Siendo un aspirante a futbolista, siendo ya un futbolista en ciernes, o siendo un deportista consolidado, un seleccionado nacional, igual, siendo mundialista y con todos los reflectores encima, y más hoy, en un cargo tan importante, te puedo decir que la esencia, la parte frontal, se ha mantenido de una sola pieza: una personalidad siempre en una sola línea, siempre recto, de frente, y altamente exigente. Ustedes conocen la parte de Cuauhtémoc Blanco de un gran corazón, y lo tiene, pero en el vestidor, tenía el calzado súper limpio, pulcro y siempre cuidado por él, y respetando las funciones de todos. A la gente de la calle, al conductor del microbús que lo llevaba, hoy a la gente, muestra siempre ese lado humano. La parte humana, y la de conducción de la persona, no han cambiado en nada, la esencia está intacta. – nos explica.

Foto: Twitter Cuauhtémoc Blanco

- ¿Cómo recibes tú la invitación de incorporarte acá?

-Por esos azares de la vida no hemos perdido el contacto, la comunicación, ya él a la distancia con su nueva actividad en la función pública, pero nos manteníamos en contacto. De pronto hemos coincidido en algunas situaciones y siempre el buen ánimo y la buena disposición. Un día, en el Estadio Azteca, después de que hago yo toda la preparación para arengarlos antes del partido, lo encuentro en un palco, y me invita a pasar. Entre bromas como siempre y luego cayendo de inmediato en la magia de la solemnidad, me habló de todo esto que estaba viviendo, y yo desarrollé un cariño muy especial por él, y yo cuantas veces he podido he tratado de sumarle, nunca aconsejando, sino sugiriendo inclusive desde el Club América… pues se desarrolla esa confianza. Me pidió estar atento a lo que viniera, recibí posteriormente una llamada y pues no lo pensé dos veces. Es una oportunidad de compartir con él este momento histórico y lo veo muy ilusionado, pero también, o sumado a esto es una gran oportunidad de participar de esta transformación que evidentemente se nos viene como país, el cambio aquí en Morelos ha comenzado ya. Pero se viene una transformación a nivel país que emociona y ser parte de ella, me emociona el doble.- responde.

Foto: @MorelosJuntos

- Le tienes mucha confianza a Cuauhtémoc.

-Le tengo, al señor gobernador, una gran confianza porque conozco sus alcances. Sé que cuando se propone algo, lo logra. Lo hizo en la parte deportiva. Primero como ser humano, quiso ser futbolista, llegó, estuvo un tiempo, no hubo mucha fortuna, pero regresó y volvió a tomar una segunda oportunidad, eso te habla de que no bajó los brazos. Posteriormente, insiste, es debutado y no descansa hasta triunfar, es un ejemplo que yo veo admirable de tenacidad, de convicción, de proponerte y de alcanzar lo que te propones. Confianza, pues sí. Y aprecio, un cariño muy personal, seguridad de que logrará cosas muy grandes y muy importantes, y la tenacidad que ha mostrado como deportista y como ser humano, esa vocación la tiene aquí clavada en la responsabilidad. Eso te habla muy bien de un nuevo esquema, un nuevo formato de cómo gobernar.

CUAUHTÉMOC Blanco

Francisco Reyes Olvera está convencido de que puede aportar al gabinete de Cuauhtémoc Blanco Bravo y lo dice “quiero ser parte de esta historia”, afirma luego de reconocer que el hoy gobernador es un ejemplo pues se levantó de una lesión que casi lo deja fuera de por vida y volvió a construir una carrera de ídolo.

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