El director general del IPN, Mario Alberto Rodríguez Casas, demandó de los candidatos presidenciables a que se “comprometan con la educación superior”; si queremos eliminar una serie de lastres que este país trae, una forma de hacerlo y la más segura, es dando educación de todos los niveles; que vean cuáles son las necesidades reales que tiene el país y presenten “propuestas con las cuáles yo me decida por un candidato”.
Durante una entrevista con El Sol de México, declaró que el Instituto Politécnico Nacional debe ser un campo fértil para los candidatos presidenciales, que permeen las ideas: “la institución es una casa abierta a quien venga, no tiene partido; y la comunidad es madura”, asentó.
Además, resaltó que la institución de enseñanza superior que no se adapte y se transforme a las nuevas tecnologías y a la informática, “será una universidad fallida”.
En ese sentido, apuntó que con la reforma educativa “serán oleadas de jóvenes exigiendo nuevas formaciones y condiciones diferentes que ahora no tenemos”. Y agregó: debemos de ser capaces de responder y replantear si esta es la universidad del futuro o se necesita de otra nueva universidad.
Lo que este país necesita, añadió, es una estrategia para educación superior a largo y a mediano plazo y “no estarnos reinventando cada seis años”. Una agenda de retos para los próximos años. Lo ideal es tener los recursos suficientes, pero no depender totalmente del Estado, sino buscar otras opciones.
En sus oficinas de Zacatenco, donde se encuentra el conjunto de edificios y espacios que conforman el campus principal del IPN, el doctor Rodríguez Casas reconoce que la fortaleza de la institución es su personal docente, investigadores de excelencia, con alta calidad y productividad y vinculación. Un compromiso sólido con la sociedad, cercano a las causas sociales y de aquellos extractos bajos.
Pero señaló que hace falta equipamiento en laboratorios y talleres, ya con el pasado sismo, 21 escuelas resultaron dañadas (seis en grado mayor) hay un seguro de infraestructura que solo otorga una parte y se necesitan millones, enfatiza.
México no está en “pañales”, pero somos dependientes en más del 50% de tecnologías, desarrollos e innovaciones, acepta.
Refiere al Congreso Politécnico para reflexionar hacia donde quieren llevar al IPN en los próximos años, del Politécnico de mitad de siglo. A qué nivel lo quieren. El IPN es el brazo tecnológico del Estado y el Estado que quiere de ese Politécnico, ahí están los grandes retos que en este momento tiene, y transversal a todo ello, la estabilidad.
“El Politécnico debe tener estabilidad para poder crecer. Un Politécnico grande y de calidad solamente se puede lograr si tiene estabilidad y la estabilidad solamente se puede lograr si hay unidad. Ahí están los retos y ahí están las fortalezas. El Politécnico es la mejor institución del país, no solo en lo tecnológico, sino en áreas sociales y médico biológicas”.
-¿Hay debilidades?
El Politécnico tiene una planta docente adulta, la edad promedio de los profesores es de 55 años, con más de 30 años de servicio. El Politécnico ahí tiene otro reto. Necesitamos renovar la planta docente. Si se quiere como debilidad también estaría el equipamiento. Necesitamos gente joven que se vaya incorporando en este momento, para que se termine de formar con los profesores de más experiencia, que ese legado pase a las nuevas generaciones. Ahí es un reto, renovar la planta docente.
-¿Cómo ve el actual sistema de enseñanza superior?
Ahorita está una reforma educativa, en los primeros años de formación de los niños, pero esa reforma llegará al nivel superior, al nivel medio superior, con jóvenes diferentes a los que ahorita están llegando al nivel superior, con capacidades de tecnología e informática mucho mayores que los profesores, con un dominio de otros idiomas que generalmente es el inglés; la tecnología será diferente y esa oleada, ese grupo de jóvenes los vamos a tener en cuatro años, estarán en el nivel superior, por tanto, el gran reto que tiene la educación superior es cómo nos vamos a preparar y cómo vamos a recibir a esa nueva generación que llegará con una serie de presiones diferentes a las que ahorita tuvieron y tienen profesores. Van a llegar demandando tecnologías y nuevas formaciones.
Por ello, el IPN tiene que estar preparado para identificar cuáles son las nuevas formaciones que el país va a necesitar, cuáles van a ser estas carreras que siguen siendo pertinentes y cuáles hay que modificar.
El gran reto que tiene la educación para los próximos años, esta oleada de jóvenes de la nueva reforma educativa, y que debemos de ser capaces de responder y replantear si esta es la universidad del futuro o necesita de otra nueva.
“Cualquier institución educativa de nivel superior tiene que responder a lo que la sociedad demanda. Una universidad que no se adapte a eso, es una universidad fallida. Un acercamiento mayor con los sectores social y productivo para saber que demandan y la universidad responder. Y el IPN debe realizar investigación que resuelva los problemas que tiene el país”.
