Hospital de Especialidades en Salud Mental (Hesalme) trabaja con déficit de médicos y medicina desde que, debido a los cambios sociales que llegaron con la pandemia, la demanda de atención creció en un 200%.
Su director, Jonathan Martínez Cabral indicó que al mes se registran cerca de mil 300 consultas, las cuales se atienden con insuficiente infraestructura, escaso personal y desabasto de tratamientos.
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Los principales padecimiento mentales en el estado en el escenario postpandemia –dijo- son la ansiedad, la depresión, los trastornos bipolares y esquizofrenia.
Además, el confinamiento provocó que aumentara el consumo de sustancias como alcohol, lo que derivó en problemas de violencia familiar que, a su vez, detonaron más enfermedades o exacerbaron síntomas de padecimientos previos.
Una cuarta parte de las consultas son brindadas a personas que sufren las consecuencias de consumir drogas, entre las que sobresale el cristal en población joven, de 15 a 29 años.
El déficit de personal ha provocado que se retrasen las consultas de dos a tres meses a pesar de que se ha hecho todo lo posible por administrar mejor el recurso de los especialistas: “Se podría decir que estamos un poquito sobrecargados de pacientes”, dijo a El Sol de Zacatecas.
Sobre el desabasto de medicamentos psiquiátricos, Jonathan Martínez explicó que es un problema nacional, tanto en el medio público como en el ámbito privado. Entre los fármacos faltantes está el carbonato de litio, cuya falta ha exacerbado los síntomas de personas con trastorno bipolar.
Desabasto de medicamentos
Por su parte, el psiquiatra Víctor Manuel Aguilar Soria informó que en Zacatecas también hay desabasto de clozapina y metilfenidato, tanto en farmacias particulares como en instituciones públicas de salud.
El exdirector del Hesalme y especialista del hospital general del ISSSTE, dio a conocer que en instituciones públicas lo que más ha afectado en los meses recientes es la falta de mirtazapina. Aclaró que este fármaco, útil en los tratamientos de la depresión, sí está disponible en el medio privado.
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Junto con el carbonato de litio, durante cerca de seis meses también ha faltado la levomepromazina, que es un antipsicótico, sedante y reductor de la ansiedad.
Explicó que existen opciones para sustituir cada uno de estos fármacos; por ejemplo, el carbonato de litio se suple con valproato de magnesio, mientras que la levomepromazina con otros sedantes de última generación.
A decir del especialista, la falta del metilfenidalto no ha afectado mucho pues ya desde antes estaba cayendo en desuso porque actualmente se opta más por orientar a los padres y maestros sobre cómo manejar los trastornos de la atención e hiperquinéticos de los niños, evitando así la medicación.
