Ante la posibilidad del que el asunto de las parejas homosexuales sea tratado en el Congreso del Estado este lunes, el obispo de la Diócesis de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló, dijo que “a mi modo de ver, espero que no se acepte el matrimonio igualitario, porque eso no es matrimonio, iría contra mi fe” y como iglesia nos preocupa “porque la consecuencia va a ser un tejido social más enfermo”.
Agregó que “le he pedido a Dios que les dé sabiduría, no únicamente conocimiento a nuestros legisladores, he platicado con algunos de ellos, no con todos, para que tomen la mejor decisión para el bien común, para el bien de todos, para el presente y futuro de la familia, que es la única institución que ha sostenido a la sociedad en las buenas y en las malas, en lo próspero y en lo adverso”.
Dijo que como encargado de la comunidad cristiana, de la Diócesis, tiene que defender lo que viene en la revelación, lo que viene en la Sagrada Escritura y también lo que viene en la historia de nuestra humanidad y que es el sentido común, matrimonio es hombre y mujer, es varón y mujer, lo otro es otro tipo de unión que no se puede equiparar.
Indicó que es un tema que no es reciente, que hace tiempo está sobre la mesa, un tema muy complejo por lo que implica en sí mismo, de un cambio total de visión de la familia, del matrimonio incluso, que trata de redefinirse.
Algo que ha perdurado durante toda la historia de la humanidad ahora se trata de redefinir y es un tema muy complejo porque no se trata de hacer daño a nadie, de discriminar a nadie, se trata de apoyar a todo mundo en su dignidad, en sus derechos, pero también se trata de pensar en el futuro de la familia y, por tanto, el futuro del tejido social.
No es un tema nada fácil, es un tema muy discutido, va a seguir siendo discutido y francamente no se sabe en qué va a terminar.
Indicó que esta posibilidad ataca directamente la familia y estudiando un poco lo que es la ideología de género, el paquete trae muchas otras cosas, trae un proyecto educativo, trae la cuestión de la adopción, y no sé qué venga después dentro de esta ideología, pero sí en los efectos que esto pueda tener va a ser un mayor permisivismo, un mayor relativismo, los mismos derechos humanos se van a fragmentar y esto no conviene a la sociedad, porque se le está dando una interpretación individualista y no es una interpretación integral como debería tratarse el tema.
Todo mundo nos quejamos de dónde están los valores, y no podemos prestarnos para promover antivalores.
El obispo dijo que estuvo leyendo el dictamen, y parece que queda muy ambiguo, da puerta a que se case el papá con un hijo, con una hija, es muy ambiguo el término, y las leyes no deben dejar nada ambiguo, y cabe todo, absolutamente todo, lo bueno y lo malo.
Hay que tener mucho cuidado en lo que se apruebe, leyendo con lupa palabra por palabra, a pesar de no ser jurista, pero a primera ahí se da la puerta, de que se vale todo.
Tenemos derecho a la verdad, la mentira, la confusión, que es lo que se está usando, no puede construir una sociedad justa, que es lo que se pretende con las leyes, la confusión.
Lo mínimo que se tiene que pedir es que esté clara la palabra.
Todo mundo tiene derecho a opinar, a buscar y se pediría a los legisladores que no aprueben por aprobar, que no aprueben porque dice la Suprema Corte, porque ya no sería necesario, para qué lo están haciendo.
Que no aprueben por aprobar, sino que haya una reflexión profunda de lo que significa jurídicamente y del alcance que esto tiene para el futuro de la familia, que a fin de cuentas es quien va a sufrir todo esto y yo no quisiera más sufrimiento.