/ lunes 28 de enero de 2019

Sentido adiós a Francisco Murillo Belmontes

Había plasmado cómo su salud ya no le permitía escribir más, pues "Dios le pedía ahora que callara"

Zacatecas, Zac.- La mañana de este lunes, el color negro vistió todas las bancas de la Catedral Basílica de Zacatecas, pues se celebró la misa de cuerpo presente de uno de los juristas más destacados del Estado, el ex magistrado Francisco Murillo Belmontes, quien falleció la mañana del domingo a sus 73 años de edad.

Eran aproximadamente las 11:00 horas cuando su féretro arribó a la Catedral, donde ya lo esperaban varios personajes políticos y sus familiares, quienes, vestidos de negro, permanecían afuera de la puerta principal, pese al gélido viento que se sentía.

Una vez que su cuerpo estaba ya frente al crucifijo del altar principal de la Basílica, la ceremonia religiosa comenzó, siendo el padre Humberto Salinas Castañeda quien la celebró, acompañado también del padre Juan Pereira Nieves.

La solemnidad del acto, más el sentimiento de nostalgia y despido, de inmediato inundaron el templo apenas el sacerdote inició persignándose; era el último adiós que se le daría al también ex procurador general de justicia del estado.

Las lecturas, el salmo, el aleluya y el Evangelio, escogidos para este tipo de celebraciones, explicaban a los familiares y seres queridos que no era el final para el jurista zacatecano, sino que era apenas un camino de tránsito, hacia lo que se conoce como la vida eterna.

Posteriormente, el presbítero explicó que la muerte es el culminar de un constante peregrinar, para luego "cruzar a la otra orilla", y ahora fue al ex magistrado a quien le tocó hacerlo.

También utilizó otra de las analogías bíblicas más conocidas: "si el grano de trigo no muere, no da fruto", añadiendo después, "el morir pasa y la alegría sea para nuestro hermano Francisco, ya una experiencia que esté disfrutando en la casa del Padre".

Asimismo el padre Salinas Castañeda recordó cuando le tocó trabajar de la mano con Murillo Belmontes, entonces director de Seguridad Pública y Tránsito del Estado, para la visita de su santidad Juan Pablo II, quien espera, dijo, que ahora sea él quien reciba al destacado jurista zacatecano.

Antes de finalizar la eucaristía, Alfredo Murillo, hermano del ex magistrado fallecido, subió al ambón del presbiterio y leyó el prólogo de la última obra que escribió Francisco, en el cual, agradecía a Dios por su familia, sus nietos y por su ejercicio en la procuración de justicia.

Con voz entrecortada, leyó cada una de las líneas, en las cuales el ex magistrado había plasmado cómo su salud ya no le permitía escribir más, pues "Dios le pedía ahora que callara", y por lo cual, no obstante estaba agradecido.

Finalmente, entre aplausos primero, y luego un silencio aturdidor, despidieron el féretro del personaje zacatecano que destacó por su larga y notoria trayectoria del derecho, la administración pública, el parlamentarismo, la docencia, la abogacía y el servicio público, por la cual incluso recibió la medalla “Tomás Torres Mercado”.

La Catedral se llenó de amigos, ex alumnos, ex compañeros que aprovecharon para despedir a Francisco Murillo Belmontes y acompañar a sus familiares; estuvieron presentes varios titulares de secretarias de Gobierno del Estado, así como el mismo mandatario, Alejandro Tello.

Zacatecas, Zac.- La mañana de este lunes, el color negro vistió todas las bancas de la Catedral Basílica de Zacatecas, pues se celebró la misa de cuerpo presente de uno de los juristas más destacados del Estado, el ex magistrado Francisco Murillo Belmontes, quien falleció la mañana del domingo a sus 73 años de edad.

Eran aproximadamente las 11:00 horas cuando su féretro arribó a la Catedral, donde ya lo esperaban varios personajes políticos y sus familiares, quienes, vestidos de negro, permanecían afuera de la puerta principal, pese al gélido viento que se sentía.

Una vez que su cuerpo estaba ya frente al crucifijo del altar principal de la Basílica, la ceremonia religiosa comenzó, siendo el padre Humberto Salinas Castañeda quien la celebró, acompañado también del padre Juan Pereira Nieves.

La solemnidad del acto, más el sentimiento de nostalgia y despido, de inmediato inundaron el templo apenas el sacerdote inició persignándose; era el último adiós que se le daría al también ex procurador general de justicia del estado.

Las lecturas, el salmo, el aleluya y el Evangelio, escogidos para este tipo de celebraciones, explicaban a los familiares y seres queridos que no era el final para el jurista zacatecano, sino que era apenas un camino de tránsito, hacia lo que se conoce como la vida eterna.

Posteriormente, el presbítero explicó que la muerte es el culminar de un constante peregrinar, para luego "cruzar a la otra orilla", y ahora fue al ex magistrado a quien le tocó hacerlo.

También utilizó otra de las analogías bíblicas más conocidas: "si el grano de trigo no muere, no da fruto", añadiendo después, "el morir pasa y la alegría sea para nuestro hermano Francisco, ya una experiencia que esté disfrutando en la casa del Padre".

Asimismo el padre Salinas Castañeda recordó cuando le tocó trabajar de la mano con Murillo Belmontes, entonces director de Seguridad Pública y Tránsito del Estado, para la visita de su santidad Juan Pablo II, quien espera, dijo, que ahora sea él quien reciba al destacado jurista zacatecano.

Antes de finalizar la eucaristía, Alfredo Murillo, hermano del ex magistrado fallecido, subió al ambón del presbiterio y leyó el prólogo de la última obra que escribió Francisco, en el cual, agradecía a Dios por su familia, sus nietos y por su ejercicio en la procuración de justicia.

Con voz entrecortada, leyó cada una de las líneas, en las cuales el ex magistrado había plasmado cómo su salud ya no le permitía escribir más, pues "Dios le pedía ahora que callara", y por lo cual, no obstante estaba agradecido.

Finalmente, entre aplausos primero, y luego un silencio aturdidor, despidieron el féretro del personaje zacatecano que destacó por su larga y notoria trayectoria del derecho, la administración pública, el parlamentarismo, la docencia, la abogacía y el servicio público, por la cual incluso recibió la medalla “Tomás Torres Mercado”.

La Catedral se llenó de amigos, ex alumnos, ex compañeros que aprovecharon para despedir a Francisco Murillo Belmontes y acompañar a sus familiares; estuvieron presentes varios titulares de secretarias de Gobierno del Estado, así como el mismo mandatario, Alejandro Tello.

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