San Luis Potosí, SLP.- Con la ilusión de contar con mejores condiciones de vida, la familia integrada por Marco, Belinda y sus hijos Marian y Baldo, salieron de su pueblo natal en Honduras, con un grupo de paisanos, quienes se dirigirían hacia los Estados Unidos, sin embargo al salir de San Luis Potosí, su sueño les fue arrebatado.
"El grupo -recuerda Belinda al narrar su historia al personal administrativo de la Casa del Migrante-, estaba integrado por hombres y mujeres de diversas edades, así como menores de edad, algunos en el trayecto se iban sumando, otros se dispersaban".
Comenta que entre las personas que se sumaron en algún punto del trayecto que desconocen exactamente dónde fue, se encontraba una joven de escasos 21 años de edad, quien desde entonces formó parte del grupo durante la travesía veces a pie, a veces de “ride”, y tramos en la “bestia” (tren).
Con la confianza que da el compartir sueños, esperanzas e ilusiones y más aún, el ser oriundos del mismo país, el grupo como muchos tantos finalmente llegó a la Capital potosina a buscar refugio, apoyo y descanso en la Casa del Migrante antes de continuar el viaje hacia Estados Unidos.
Luego de dos días de estancia, continuaron su camino rumbo a Zacatecas para tomar la ruta hacia Saltillo, guiados por “polleros”, tomando rutas entre monte y caminos vecinales.
La pequeña familia, no tenía idea de lo que en ese trayecto les esperaba, y de lo cual su compañera de viaje sería la principal responsable de su suerte y de truncar abruptamente sus sueños.
En su primer anochecer luego de salir de la capital potosina, en territorio colindante con Zacatecas, la pequeña familia fue separada del grupo por la joven, entregándolos a un grupo delictivo, quien los mantuvo privados de su libertad y solicitando rescate a sus familiares y a la propia Casa del Migrante.
Fueron éstos, quienes de inmediato dieron aviso a las autoridades de seguridad iniciando la movilización y por fortuna se logró el rescate de la familia, quien pidió apoyo para su repatriación inmediata, terminando así su sueño de vivir mejor, mientras que las autoridades procedieron a realizar su labor.
Margen Nelson Avelar Rivera, administrador de la Casa del Migrante y vicepresidente de la Asociación Civil Centro Potosino de Estudios Migratorios A.C., lamentó que como el caso de esta familia, puedan darse otros en los que algunos migrantes son de alguna manera verdugos de su propia gente, al estar involucrados o “venir” colaborando en el trayecto, con células delictivas.