A pesar de que estudió una profesión, el escritorio nunca fue su lugar. A pesar de que es madre y su pequeño hijo es su motivación en la vida, la pasión no pudo contenerse. Hoy, Sandra, de tan sólo 26 años, porta el uniforme y el escudo con un orgullo mayor: ser mujer, madre y profesionista es un gran reto en la actualidad, pero todo se vuelve más interesante si se conjuga lo anterior con las patrullas, las armas y un chaleco antibalas.
En su cabeza siempre fue un “sí” y nunca hubo un plan B: Sandra dejó toda una vida ordinaria para alistarse a las filas de la Policía Municipal de Zacatecas, desde donde ha servido a su ciudad, a su estado y a su gente desde hace aproximadamente dos años.
Si bien dos años podría decirse que es poco, la joven policía zacatecana expresó que para ella es más que una profesión y recibir un salario, es portar con honor, orgullo y pasión el uniforme de uno de los oficios más peligrosos hoy en día, y el cual vive día con día aun con miedo e incertidumbre de no saber a qué se puede enfrentar.
No obstante, Sandra reconoció que para ella ser mujer no ha representado ningún obstáculo al ser policía, pues la vocación es equitativa: ayudar a los demás y poder forjar un Zacatecas mejor.
“No se basa por género, si eres hombre o mujer, aquí eres policía y ya”, dijo convencida, agregando que a pesar de que sus papás no estuvieron de acuerdo, pues ella ya cuenta con un título universitario, ella prefirió aprovechar esta vida que tiene para hacer lo que más le gusta.
“Día a día, salir aquí a la calle sí es tener el pendiente sobre si vas a regresar o no, y más si tienes hijos pequeños, pero en realidad son los niños quienes te motivan a venir a trabajar”, refiriendo incluso que su hijo de apenas tres años y medio se emociona al ver a su mamá uniformada como policía.
“Sí hay miedo, pero te llama más el gusto” expresó Sandra, relatando que una vez le tocó participar en el aseguramiento de unos sujetos a bordo de una camioneta y que habían probablemente participado en una balacera, y ella, junto con sus compañeros, recibió el reporte a fin de detenerlos, y armados de adrenalina, cortaron cartucho y cruzaron la patrulla para cerrarles el paso.
Finalmente, admitió que prefiere el carrito eléctrico policial que circula en el Centro Histórico a las patrullas; prefiere estar armada a desarmada; y prefiere las armas largas a las cortas, pues al final, éstas son más icónicas de un policía y más interesantes, mencionó.