Guadalupe, Zac.- En sus pequeñas manos, la hija de la oficial Eva del Rosario, oficial asesinada (junto con su compañero policía) la tarde de ayer miércoles en Guadalupe, recibió la bandera de México en el homenaje que se le realizó la tarde del jueves, en donde, las lágrimas, el silencio y la tristeza se pudieron sentir de cerca en cada uno de los presentes.

El homenaje a Eva del Rosario González Espinoza se llevó a cabo en las instalaciones de la misma Dirección de Seguridad Pública del Municipio, alrededor de las 13:00 horas, en donde, aunque fue en honor a los dos oficiales.

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Las torretas y sirenas inundaron el tránsito de la avenida Barones de la colonia Condesa, cuando el cortejo fúnebre se dirigía hacia las instalaciones de la comandancia, donde ya esperaban el cuerpo de la oficial, varios de sus compañeros y efectivos de otras corporaciones, quienes se congregaron en solidaridad a lo que todos representan: ser policía.

Las patrullas y la misma carroza, cuando entraron al recinto de la comandancia, hicieron sentir en las autoridades, familiares, uniformados y en todos los que asistieron, la presencia de una heroína del municipio, y a quien en pocos minutos estaban por darle el último adiós.

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Sus compañeros policías, quienes bajaron el féretro de una patrulla de la Policía Municipal, se encargaron de llevar la caja hasta la tarima, la cual estaba llena de flores y donde ya se había colocado una fotografía de ella.

Al instante, una escolta de honor conformada por mujeres policías municipales resguardaron el féretro; algunas de ellas lloraban con profunda tristeza, mientras que otras mostraban una cara de aflicción.

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"Se acabó el combate, ya no habrá para ellos más lágrimas ni llanto", exclamó Guillermo Murillo, compañero de los oficiales ahora fallecidos y con la voz temblorosa y conmovida, dejó claro que entregaron su vida para que los demás vivieran en paz.

Seguido a ello, el comisario Efraín Acevedo Ibarra realizó el último pase de lista, mencionando tres veces el nombre de la oficial, al cual, en un grito unánime y fuerte, todos los oficiales presentes, cada una de las veces, exclamaron "¡Presente!"

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Posteriormente, antes de que se retirara el ataúd de la oficial, el secretario de Seguridad Pública, Ismael Camberos Hernández, hizo entrega de la bandera nacional, a una de los hijos de la oficial y a la cual le dijo: "debes estar orgullosa de tu madre".

La niña, con sus pequeñas manos y los ojos llenos en lágrimas, como si no pudiera creer lo que estaba pasando, recibió el lábaro patrio, en nombre de toda la familia que ahora, se quedó sin una madre, sin una esposa, sin una hermana, sin una hija.

Finalmente, el cuerpo fue llevado por sus compañeros nuevamente, a la carroza, en la cual sería llevada hasta su última morada.

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