Molestia en los habitantes de Guadalupe, Zacatecas, ha causado la proliferación de yonkes en la vía pública, principalmente en la carretera que conecta a la cabecera municipal con la comunidad de Sauceda de la Borda.
Padres de alumnos que asisten a una escuela cercana y transeúntes expresaron su descontento pues, aseguran, además de dar un mal aspecto y de ser un factor de contaminación, los vehículos desmantelados que se venden por partes, dificultan el paso de peatones y el tránsito de automóviles.
El Ayuntamiento ya pidió a los propietarios de al menos cinco de los 15 deshuesaderos ubicados en la zona urbana, que retiren la chatarra.
A quienes se ubican en dicha vía de comunicación, cerca de la Unidad Deportiva, se les dio un ultimátum para que presente los permisos correspondientes o de lo contrario no podrán seguir operando, informó Guillermo Dueñas González, titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano, Ecología y Medio Ambiente del municipio.
El funcionario dio a conocer que las medidas de apremio son multas económicas y el retiro de los objetos que estén afuera de los establecimientos; el costo del desalojo sería cubierto también por los propietarios.
Pese a la notificación, en un recorrido realizado por El Sol de Zacatecas, se constató que la mayoría seguía invadiendo la vía pública.
Yonkes carecen de permisos
Gilberto Hernández, propietario de uno de los yonkes dijo que ya recibió la advertencia de la autoridad para desalojar el espacio, así como el requerimiento del permiso municipal correspondiente.
El comerciante de autopartes comentó a este medio que es muy complicado tramitar el permiso, por lo que mejor ya tomó la decisión de cambiar la ubicación de su negocio en próximos días.
Trabajadores de otro de estos deshuesaderos, donde ya se acató la orden de remover la mayor parte de los fierros de la vía pública, informaron que el dueño –quien radica en Aguascalientes- “ya está arreglando los permisos”.
El empleado de otro yonke, quien prefirió omitir su nombre, dio a conocer que aún no se recibía la notificación, aunque dijo que el propietario está dispuesto a guardar todo en el terreno de su propiedad.
El titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano, mencionó que los vendedores de autopartes usadas y chatarra, disponen de un mes a partir de la notificación para que regularicen su situación y en caso de que incumplan “se tomarán medidas” en conjunto con la Dirección de Tránsito y Vialidad para retirarlos de la vía pública.
Reconoció que todos los que se dedican a este giro desempeñan “un trabajo honesto, sin embargo genera problemas de contaminación por los materiales de los vehículos, además de impedir el libre tránsito".
Molestia en la población
Una de las madres de familia con hijos en el Instituto Balme, ubicado a menos de 50 metros de los deshuesaderos, manifestó su molestia por la proliferación de autos inservibles que hay en el lugar y por el mal aspecto que causan.
Olga García recalcó que “el montón de fierros ya no deja pasar” a los alumnos y a los automóviles por uno de los accesos al plantel, ya que poco a poco “la calle se fue haciendo más chiquita” por la chatarra acumulada.
Uno de los usuarios de la unidad deportiva cercana, Juan José Sánchez, consideró que los deportistas se ven afectados ya que “no pueden respirar bien debido a las partículas que hay en el aire por la gran cantidad de yonkes” que hay en la avenida, vía que es utilizada también por atletas que corren diariamente.
Otros deportistas coincidieron en que no tienen mucho problema en que haya este tipo de negocios cerca, aunque reconocen que los vehículos desmantelados afectan al medio ambiente y son una forma de contaminación visual.