Así era el 'padre Juanito'; sacerdote que murió al dirigirse a celebrar la Eucaristía

La Conferencia del Episcopado Mexicano lamenta la muerte del sacerdote franciscano

Rosaura Rincón │ El Sol de Zacatecas

  · domingo 13 de junio de 2021

El padre Juanito pertenecía al clero de la Prelatura del Nayar de la Orden de Frailes Menores (franciscanos) / Cortesía │Santa Lucía de la Sierra

Fray Juan Antonio Orozco Alvarado, de la Misión Franciscana en Santa Lucía de la Sierra, comunidad perteneciente al municipio de Valparaíso, Zacatecas, murió ayer sábado cuando se dirigía a celebrar la Eucaristía a la comunidad tepehuana de Pajaritos, en el estado de Durango, pues quedó en medio del fuego cruzado de grupos criminales que en ese momento se enfrentaban.

El párroco, también conocido como ‘padre Juanito’ tenía 33 años de edad y pertenecía al clero de la Prelatura del Nayar de la Orden de Frailes Menores (franciscanos); había llegado hace seis meses a la comunidad de Santa Lucía de la Sierra como párroco del lugar.

Originario de Monclova, Coahuila, desde pequeño sintió atracción por las celebraciones litúrgicas, acudía a la parroquia de San Francisco de Asís y formó parte del coro, en algunas ceremonias religiosas cantaba acompañado del órgano o la guitarra.

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Al concluir su preparatoria inició su formación sacerdotal en la Casa San Agustín en Guadalajara, Jalisco, donde estuvo dos años, luego inició el noviciado en el Convento Franciscano de Guadalupe, Zacatecas, donde estudió filosofía por tres años.

Posteriormente se trasladó a la Basílica de Zapopan donde estudió por cuatro años Teología y un año de formación pastoral.

Al llegar hace seis meses a la comunidad de Santa Lucía de la Sierra, de inmediato mostró un gran compromiso con sus habitantes, ganándose su respeto y cariño, incluso, cuando ocurrió el incendio en la zona boscosa de la comunidad, organizó a voluntarios para abatir el fuego, organizó un centro de acopio de víveres para los voluntarios y gestionó apoyos, además acudió al lugar donde estaba el fuego para ayudar a combatirlo y mantenía informada a la comunidad sobre las acciones para abatir el incendio.

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) emitió un comunicado en el que informaba sobre la muerte del joven sacerdote, destacando que “fue privado de la vida víctima de la violencia que se vive en nuestro país”.

Y extendió las condolencias a la Prelatura del Nayar.

El cuerpo del sacerdote fue trasladado a Monclova, Coahuila, para ser sepultado.