"Esta Navidad se vive con grandes retos, dificultades, pero también con grandes posibilidades, pues las secuelas de la pandemia se dejan sentir con dolorosas ausencias de familiares y amigos, además de ámbitos de la vida social", dijo el obispo Sigifredo Noriega Barceló en su tradicional mensaje de Navidad.
Subrayó que "la violencia criminal, la pobreza creciente y una polarización que confronta y divide a familias y pueblos siguen amenazando con destruir la paz social, construida con grandes esfuerzos por nuestros antepasados".
Y esto es un llamado urgente a involucrar a la sociedad en búsqueda de caminos que ayuden a permitir convivir en paz, y si esto se logra florecerá la justicia y se cosechará la paz anhelada.
Explicó que cuando Jesús nació, una multitud de ángeles entonaron un cántico en el que se pregonaba gloria a Dios en cielo y en la tierra la paz a los hombres de buena voluntad se vuelve a proclamar en el mundo, pues la realidad de la paz es la cual se obra del ser humano.
En su mensaje, mencionó que el nacimiento de Jesús nos recuerda que el amor nos ha redimido siendo hermanos, contribuyendo a cultivar una paz verdadera y permanente, pues la paz no es sólo la ausencia de guerras y conflictos y se cosecha con fe y esperanza inquebrantables.
Esa paz se construye y forja en base a la libertad, la justicia, la dignidad, la verdad y el amor, es salud, armonía y dicha en plenitud y fruto del orden, y este debe fundarse en el respeto de la dignidad única de cada persona y de la aceptación de la trascendencia de Dios.
Agradezcamos a quienes nos han regalado y transmitido esta fe sencilla que abre horizontes de paz y de amor, comprometámonos a ser agentes de reconciliación y portadores de la buena justicia que florece en el que está recostado en el pesebre de Belén, tengamos confianza y construir una justa y verdadera paz social, feliz y comprometedora Navidad