/ miércoles 12 de agosto de 2020

#Juntoscrecemos Cortándole el paso a la pandemia

La pandemia encerró a un oficio centenario que evoluciona, marca modas y que no puede desaparecer.

Con la pandemia provocada por el Coronavirus los gobiernos tomaron como medida preventiva el confinamiento social y la frase de ¡Quédate en casa!, se convirtió en la mayor receta de salud para evitar la enfermedad de Covid-19 y las actividades se dividieron en esenciales y no esenciales, así el oficio de peluquero se convirtió en una actividad no esencial y, los negocios de ese tipo tuvieron que cerrar.

Así, la peluquería que marca modas en base a peinados y cortes, o el oficio de peluquero, dedicado en algunos lugares exclusivamente a atender a los hombres en el corte de la barba, bigote, cabello y que después han evolucionado a barberías se vieron abatidos no por la moda o por falta de clientes, sino por una enfermedad desconocida.

En la ciudad de cantera y plata, existen peluquerías muy antiguas como la que se ubica en pleno centro histórico de la capital zacatecana, en la calle Juan de Tolosa, se trata de la “Peluquería Núñez”.

Su propietario, Ignacio Núñez Rodríguez ahora te recibe con un cubrebocas sobre el rostro y unas tijeras y un peine en la mano, que recuerda los inicios de la peluquería, el negocio familiar.

La peluquería la fundó su padre, Don Ignacio Núñez Valenzuela hace 62 años y enseñó el oficio a su hijo que hasta ahora continúa con su legado, y que le ha valido ser uno de los peluqueros más reconocidos en Zacatecas.

Un oficio que frenó la pandemia

Antes de la pandemia, el INEGI registraba un aumento de estéticas y peluquerías, contabilizando un total de 222 mil 860 en el país

Las entidades que concentraban más centros de trabajo eran el Estado de México (31 mil 40), Ciudad de México (20 mil 328), Jalisco (18 mil 439), Puebla (11 mil 739) y Veracruz (10 mil 409).

Ahora, se desconocen las cifras exactas de las peluquerías y estéticas que podrán reabrir.

Durante más de un mes don Ignacio tuvo que cerrar la peluquería, obligado por la pandemia guardó las tijeras y esperó a que las autoridades le permitieran volver a abrir su peluquería, de la que obtiene ingresos para apoyar económicamente a su familia.

Ahora que su local ya abrió la situación no es la mejor, no hay clientes, no hay dinero...

Medidas sanitarias

Hoy, “Don Nacho” abre su peluquería y en la entrada coloca todos los días un tapete en el que pone agua con cloro para que sus clientes se limpien los zapatos, las sillas de espera en el interior están separadas, quienes esperan adentro deben usar cubrebocas de manera obligatoria, y con una franela humedecida con agua con cloro desinfecta los billetes y monedas que llegan a sus manos.

En la entrada a la peluquería se encuentra un bote de gel antibacterial del que cada cliente debe tomar un poco para desinfectarse las manos, ya adentro los clientes esperan su turno, mientras en la radio suena una canción ranchera que interrumpe un comercial que pide a la ciudadanía mantenerse alerta para evitar un contagio de Covid-19.

Sobre la silla de peluquero, de color rojo intenso, espera un cliente “para hacerle el pelo”; afuera, el sol quema los rostros de las personas que pasan apresuradas y acaloradas, mientras el peluquero se acomoda su mascarilla que obligatoriamente debe usar mientras atiende a sus clientes.

Don Ignacio cuenta que antes de la pandemia provocada por el coronavirus, atendía un promedio de 20 clientes diarios, “ahorita si me aviento entre seis y diez clientes ya está bien”, dice mientras acomoda la silla para comenzar a cortar el pelo.

La solidaridad

A manera de apoyo con el personal que labora en las instituciones de salud, en la Peluquería Núñez se brindan cortes de pelo gratuitos a doctores, enfermeros y cualquier persona que trabaje en el sector salud. “Para que sientan que los apoya uno”, dice.

La idea de regalar cortes de pelo al personal de salud nació de Don Ignacio, es su manera de aportar y hacerles sentir que su trabajo es muy valioso, y es su manera de agradecerles.

“Cuídense, esto no es un juego, si nos ponemos las pilas terminaremos más pronto con la pandemia”, dice don Ignacio Núñez antes de despedirse y continuar con su labor de todos los días, el corte de pelo.

El Día del Peluquero

El 25 de agosto se celebra el Día del Peluquero en honor a una de las profesiones cuyos trabajadores cuidan y miman a todos sus clientes. Cortan el pelo, afeitan, realizan bonitos peinados de fiesta, de novia, etcétera.

El origen del Día del Peluquero se remonta al siglo XVI. En esos años la profesión de peluquero sólo era ejercida por plebeyos. Un peluquero que atendía a la Corte del Rey Luis XV, realizó su trabajo de una manera tan brillante que el propio Rey se lo agradeció nombrándolo Caballero. Desde aquel entonces se viene celebrando como aquel día fue, un 25 de agosto.

En México, su predecesor es el barbero, que antes de la llegada de los españoles era denominado entre los aztecas como tecimani, quien se encargaba de ayudar a los texoxotlaticitl o cirujanos a rasurar las zonas indicadas para realizar sus operaciones.

Posteriormente, en la Nueva España, había barberos que solo cortaban las barbas y el cabello, los que sangraban y sacaban muelas, los que hacían cirugías con o sin licencia y examen de conocimientos (barberos cirujanos), lo que lo convertía en un oficio prioritario dentro de la sociedad de su época, pero de importancia limitada pese a que desarrollaban actividades necesarias para atender la salud de la población en general, pues eran considerados artesanos porque su conocimiento se aplicaba de acuerdo con la estructura aprendiz, oficial y maestro. El Censo de Revillagigedo de 1790 registró a 385 de estos ocupados dentro de la Nueva España, de los cuales 53% estaban ubicados en la intendencia de México.

Escucha:

Ve:

Con la pandemia provocada por el Coronavirus los gobiernos tomaron como medida preventiva el confinamiento social y la frase de ¡Quédate en casa!, se convirtió en la mayor receta de salud para evitar la enfermedad de Covid-19 y las actividades se dividieron en esenciales y no esenciales, así el oficio de peluquero se convirtió en una actividad no esencial y, los negocios de ese tipo tuvieron que cerrar.

Así, la peluquería que marca modas en base a peinados y cortes, o el oficio de peluquero, dedicado en algunos lugares exclusivamente a atender a los hombres en el corte de la barba, bigote, cabello y que después han evolucionado a barberías se vieron abatidos no por la moda o por falta de clientes, sino por una enfermedad desconocida.

En la ciudad de cantera y plata, existen peluquerías muy antiguas como la que se ubica en pleno centro histórico de la capital zacatecana, en la calle Juan de Tolosa, se trata de la “Peluquería Núñez”.

Su propietario, Ignacio Núñez Rodríguez ahora te recibe con un cubrebocas sobre el rostro y unas tijeras y un peine en la mano, que recuerda los inicios de la peluquería, el negocio familiar.

La peluquería la fundó su padre, Don Ignacio Núñez Valenzuela hace 62 años y enseñó el oficio a su hijo que hasta ahora continúa con su legado, y que le ha valido ser uno de los peluqueros más reconocidos en Zacatecas.

Un oficio que frenó la pandemia

Antes de la pandemia, el INEGI registraba un aumento de estéticas y peluquerías, contabilizando un total de 222 mil 860 en el país

Las entidades que concentraban más centros de trabajo eran el Estado de México (31 mil 40), Ciudad de México (20 mil 328), Jalisco (18 mil 439), Puebla (11 mil 739) y Veracruz (10 mil 409).

Ahora, se desconocen las cifras exactas de las peluquerías y estéticas que podrán reabrir.

Durante más de un mes don Ignacio tuvo que cerrar la peluquería, obligado por la pandemia guardó las tijeras y esperó a que las autoridades le permitieran volver a abrir su peluquería, de la que obtiene ingresos para apoyar económicamente a su familia.

Ahora que su local ya abrió la situación no es la mejor, no hay clientes, no hay dinero...

Medidas sanitarias

Hoy, “Don Nacho” abre su peluquería y en la entrada coloca todos los días un tapete en el que pone agua con cloro para que sus clientes se limpien los zapatos, las sillas de espera en el interior están separadas, quienes esperan adentro deben usar cubrebocas de manera obligatoria, y con una franela humedecida con agua con cloro desinfecta los billetes y monedas que llegan a sus manos.

En la entrada a la peluquería se encuentra un bote de gel antibacterial del que cada cliente debe tomar un poco para desinfectarse las manos, ya adentro los clientes esperan su turno, mientras en la radio suena una canción ranchera que interrumpe un comercial que pide a la ciudadanía mantenerse alerta para evitar un contagio de Covid-19.

Sobre la silla de peluquero, de color rojo intenso, espera un cliente “para hacerle el pelo”; afuera, el sol quema los rostros de las personas que pasan apresuradas y acaloradas, mientras el peluquero se acomoda su mascarilla que obligatoriamente debe usar mientras atiende a sus clientes.

Don Ignacio cuenta que antes de la pandemia provocada por el coronavirus, atendía un promedio de 20 clientes diarios, “ahorita si me aviento entre seis y diez clientes ya está bien”, dice mientras acomoda la silla para comenzar a cortar el pelo.

La solidaridad

A manera de apoyo con el personal que labora en las instituciones de salud, en la Peluquería Núñez se brindan cortes de pelo gratuitos a doctores, enfermeros y cualquier persona que trabaje en el sector salud. “Para que sientan que los apoya uno”, dice.

La idea de regalar cortes de pelo al personal de salud nació de Don Ignacio, es su manera de aportar y hacerles sentir que su trabajo es muy valioso, y es su manera de agradecerles.

“Cuídense, esto no es un juego, si nos ponemos las pilas terminaremos más pronto con la pandemia”, dice don Ignacio Núñez antes de despedirse y continuar con su labor de todos los días, el corte de pelo.

El Día del Peluquero

El 25 de agosto se celebra el Día del Peluquero en honor a una de las profesiones cuyos trabajadores cuidan y miman a todos sus clientes. Cortan el pelo, afeitan, realizan bonitos peinados de fiesta, de novia, etcétera.

El origen del Día del Peluquero se remonta al siglo XVI. En esos años la profesión de peluquero sólo era ejercida por plebeyos. Un peluquero que atendía a la Corte del Rey Luis XV, realizó su trabajo de una manera tan brillante que el propio Rey se lo agradeció nombrándolo Caballero. Desde aquel entonces se viene celebrando como aquel día fue, un 25 de agosto.

En México, su predecesor es el barbero, que antes de la llegada de los españoles era denominado entre los aztecas como tecimani, quien se encargaba de ayudar a los texoxotlaticitl o cirujanos a rasurar las zonas indicadas para realizar sus operaciones.

Posteriormente, en la Nueva España, había barberos que solo cortaban las barbas y el cabello, los que sangraban y sacaban muelas, los que hacían cirugías con o sin licencia y examen de conocimientos (barberos cirujanos), lo que lo convertía en un oficio prioritario dentro de la sociedad de su época, pero de importancia limitada pese a que desarrollaban actividades necesarias para atender la salud de la población en general, pues eran considerados artesanos porque su conocimiento se aplicaba de acuerdo con la estructura aprendiz, oficial y maestro. El Censo de Revillagigedo de 1790 registró a 385 de estos ocupados dentro de la Nueva España, de los cuales 53% estaban ubicados en la intendencia de México.

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