La mañana del miércoles 20 de abril de 2022 murió el cardenal Javier Lozano Barragán, a los 89 años de edad, fue obispo emérito de Zacatecas. Fue muy amigo del papa Francisco, quien lo llamaba 'Lázaro' porque siempre se reponía de sus problemas de salud.
El cardenal nació el 26 de enero de 1933 en Toluca, Estado de México, se ordenó sacerdote el 30 de octubre de 1955 y en octubre de 1984 fue designado Obispo de Zacatecas, arribando a tierras zacatecanas en 1985 Lozano Barragán le dio un nuevo impulso y reorganizó la diócesis según las necesidades de esos tiempos.
El cardenal Javier Lozano Barragán fue considerado durante décadas como el mexicano más influyente y con más alto rango en El Vaticano, además de ser una figura polémica, por su férrea defensa de la doctrina de la Iglesia.
Gracias a sus gestiones como obispo de Zacatecas se realizó en mayo de 1990 la visita del Papa Juan Pablo II a la capital zacatecana, la cual estuvo marcada por hechos trascendentales.
Miles de gente se reunieron en el aeropuerto Leobardo Reinoso en Calera y lugares cercanos, para darle la bienvenida al Papa, otras tantas formaron una valla humana desde la entrada de la capital zacatecana hasta el lomerío de Bracho, lugar donde Juan Pablo II realizó una misa ante los fieles de Zacatecas y de estados vecinos.
Al pasar por la catedral Basílica, el obispo Lozano Barragán pidió al Papa entrar al templo y saludar a la Nuestra Señora de los Zacatecas, petición a la que accedió Juan Pablo II, las campanas repicaron, rompiendo así el lamento del poeta Ramón López Velarde en su poema a la Bizarra capital: “Y una Catedral, y una campana mayor que cuando suena, simultánea con el primer clarín del primer gallo, en las avemarías, me da lástima que no la escuche el Papa.”
Tras la muerte del Papa Juan Pablo II, el cardenal Lozano Barragán fue uno de los primeros en promover su canonización.
Lozano Barragán defendía la recuperación de José Herón Badillo, de cinco años con leucemia terminal que recibió la bendición del Papa Juan Pablo II a su arribo al aeropuerto, el pequeño estaba marcado físicamente por la leucemia, su rostro cadavérico llamó la atención del Pontífice, quien se detuvo y se acercó a ellos, los saludó y con una caricia en la mejilla se despidió de él.
Meses después la mortal enfermedad había desaparecido y el pequeño se había curado, según su madre, María del Refugio Mireles, el entonces obispo de Zacatecas monseñor Javier Lozano dio seguimiento al caso, sin emitir opinión, ni comentario alguno.
En enero de 2004, a 14 años de ese primer encuentro con Juan Pablo II, José Herón Badillo lo visitó en El Vaticano, Lozano Barragán estuvo presente.
En contraparte, Lozano Barragán protagonizó una de las más duras posiciones del Vaticano en uno de los casos que conmocionó a Italia en 2009, la autorización por parte de la Justicia a la desconexión de la sonda alimenticia a la italiana Eluana Englaro, en estado vegetativo desde hacía 17 años tras sufrir un accidente de tráfico y tras una dura batalla de su familia. El purpurado lo calificó entonces de "abominable asesinato".
El cardenal también sorprendió cuando declaró, durante la apertura de una conferencia sobre el genoma humano organizada por el Vaticano, que en el ADN "podemos encontrar la Santísima Trinidad".
También aseguró en 2019 que los transexuales y los homosexuales jamás entrarán en el Reino de los Cielos, "ya que todo lo que va contra la naturaleza ofende a Dios".
Según declaraba entonces el purpurado mexicano, "no se nace homosexual, sino que se vuelve la persona, por motivos de educación, por no haber desarrollado la propia identidad en la adolescencia".
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