En tiempos de crisis como el actual, la frialdad de los números suele reemplazar a la persona de carne y hueso; mientras que la estadística oficial fracasa en su intento de ilustrar el sufrimiento de la gente.
A finales de marzo, el nombre de Renzo Ramírez estuvo en las noticias principales de los diarios locales por ser el número uno en la lista creciente de zacatecanos han fallecido por la nueva enfermedad.
Así, los periódicos y los programas noticiosos, con precisión numérica, dieron a conocer que murió a las 23:28 horas del 30 de marzo, en el hospital del Seguro Social, pero omitieron decir que Zacatecas había perdido a un médico entregado a su profesión, a un esposo y padre devoto, a un hijo y hermano ejemplar.
Siempre quiso ser médico
Renzo siempre quiso ser médico siguiendo el ejemplo de su papá, José de Jesús Ramírez, quien fue un destacado traumatólogo. Al egresar de la Prepa 2 de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) no dudó en matricularse en la facultad de Medicina Humana de la misma institución, donde luego se especializó como médico familiar.
Después de trabajar en varias instituciones públicas y privadas, durante más de 11 años ejerció su vocación en unidades del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ubicadas en Michoacán, Aguascalientes y en varios municipios de Zacatecas.
Nunca se rehusó a laborar en ranchos del semidesierto, ubicados en los municipios de Concepción del Oro y Fresnillo, donde permaneció alejado de su familia: “Amaba su profesión, nunca se negó a dar una consulta, siempre estaba disponible para quien fuera, sin importar si era tarde o si era fin de semana”, comenta Sandra Yazmín, su esposa.
Su compañera de vida también recuerda que en una fiesta familiar ya tarde, uno de su pacientes le llamó a su teléfono: “Yo le dije que no era hora de estar atendiendo, pero Renzo me respondió: soy médico, para esto estudié, no me puedo negar a una consulta”.
Otro ejemplo de su entrega a la medicina, es que nunca solicitó incapacidad laboral ni pedía permisos para ausentarse, excepto cuando, durante el año pasado, murió su papá: “A pesar de ser un golpe tan doloroso, sólo faltó dos días para poder encargarse de los servicios funerarios”.
Después de que su esposo falleció, con sólo 38 años de edad, Sandra Yazmín recibió llamadas de condolencias hechas por pacientes que le hablaron de lo mucho que Renzo los había apoyado: “Hubo muchísimas muestras de cariño hacia él, quienes lo conocimos sabíamos de la nobleza que lo caracterizaba”.
Padre devoto, americanista y estudioso de la Segunda Guerra Mundial
No muchos saben que era un ávido lector de libros sobre la Segunda Guerra Mundial, y que era aficionado al modelismo de tanques y soldados a escala. Tampoco que coleccionaba figuras de acción de sus series favoritas (Juego de Tronos, The Walking Dead) y de súper héroes de Marvel.
Sólo los más allegados recuerdan que desde la prepa practicaba futbol -regularmente era guardameta- y que debajo de su bata blanca, solía llevar los colores de las Águilas del América.
Pero cuando no estaba en la clínica, su verdadera entrega era hacia su esposa y su pequeña hija Ximena: “Siempre trataba de pasar tiempo con nosotros, íbamos al cine cuando había la oportunidad, y si no, veíamos películas en casa”, relata Sandra Yazmín.
También así lo recuerda Fabiola, su hermana menor: “Él quería seguir ayudando a su familia, no sólo a su esposa y a su pequeña, además estaba siempre al pendiente de nuestra mamá e incluso de mí, cuidándome desde que se ausentó nuestro padre”.
Fabiola mencionó que su hermano Renzo quería llevar a su hija a Disneylandia: “viajar era su máximo sueño, recorrer Europa y, sobre todo, seguir superándose en la medicina (…) porque era muy aferrado, disciplinado y profesional”.
La medicina, profesión de riesgo poco valorada
Tan sólo en la Secretaría de Salud de Zacatecas, hasta la semana pasada había cerca de 30 trabajadores de la salud (entre médicos y enfermeras) quienes se contagiaron de Covid-19 mientras atendían a sus pacientes.
Fabiola defiende a quienes, como su hermano, han sido objeto de discriminación y agresiones: “Lo único que hacen los médicos es su trabajo; sabiendo el riesgo protegen las vidas de las personas, así lo hizo mi hermano hasta el último momento que le fue posible”.
Calificó como lamentable que su familia “de cierta manera” fuera objeto de discriminación y rechazo de algunas personas a raíz de la reciente tragedia.
También Sandra Yazmín expresó su tristeza por este tipo de actos: “La discriminación en todos sus sentidos me parece una total falta de empatía y de sensibilidad, en el caso de esta enfermedad, nadie que la padece pidió contraerla (…) nadie quiere estar postrado en una cama sin poder ver a su familia y, si es que llega el momento, morir solo”.
Lamentó que aún hay gente que no se protege y no toma en serio la gravedad de la pandemia: “Parece que mientras no se trate de sus muertos o de sus enfermos, no tomarán conciencia”.
Opinó que situaciones como esta sacan la verdadera naturaleza de las personas: mientras que algunos atacan y cometen injusticias, otros como Renzo y como miles de médicos y enfermeras, arriesgan su vida para salvar la vida del prójimo.