Es importante que las personas comiencen a deconstruirse, parte de eso es tomar una plaza pública para hablar de temas como la ética en la defensa de los derechos reproductivos, señaló el fundador de Católicas por el Derecho a Decidir, Fray Julián Cruzalta.
“Los derechos humanos no es asunto de quién vota a favor o en contra, el Estado está obligado a garantizar derechos y libertades a mayorías y minorías, es su obligación, por eso los derechos humanos no están en votación”.
Católicas por el Derecho a Decidir es una organización sin fines de lucro, creada por mujeres y hombres creyentes que desde una perspectiva ética, católica, feminista y laica se pueden defender los derechos humanos de niñas, niños, adolescentes y mujeres, así como sus derechos sexuales y reproductivos, incluido el acceso al aborto seguro y legal.
Destacó que la lucha por los derechos humanos vale la pena, aunque hay que ir construyendo con base en argumentos reales, el miedo es mal consejero, señaló.
Al Estado le compete la “libertad religiosa”, hoy el mundo se mueve de otra manera, indicando que las creencias merecen “todo el respeto, no hay persecución religiosa” incluso, si alguna persona cree que cuando se une un óvulo y un espermatozoide hay una persona humana “tiene todo el derecho de creer eso, es creencia”.
Sin embargo dijo, es importante discutir el tema de la despenalización del aborto con base en argumentos reales “si es pecado o no es pecado, ese es asunto de las creencias”, dejando en claro que las creencias no competen al Estado.
Además, explicó que entre católicos también se discute, siendo que en ocasiones las personas no conocen su propia religión “.
Fray Julián, dijo que las personas tienen miedo a preguntar y miedo a la respuesta, “lo que se deben garantizar son los derechos sexuales y reproductivos de niñas y mujeres, que sean las mujeres quienes puedan tomar las decisiones sobre sus cuerpos, sobre sus vidas, las creencias, no corresponden al Estado”.
La conferencia “Ética en la defensa de los derechos reproductivos” se desarrolló en la Plazuela Miguel Auza, a un lado del Obispado, a donde asistieron diversas colectivas feministas de Zacatecas.
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