“Ni una más, ni una más, ni una asesinada más” gritaron a una sola voz cerca de 20 mil gargantas en las calles de Zacatecas, durante la marcha multitudinaria del 8M.
En la que fue la tarde más calurosa y soleada en lo que va del año, se vivió la marcha más nutrida en la historia del movimiento feminista que ha presenciado la ciudad de Zacatecas.
Mujeres de prácticamente todas las edades, integrantes de más de cuarenta colectivas, respondieron a la cita para conmemorar el Día Internacional de la Mujer: 2:30 p.m. en las inmediaciones de la Unidad Académica de Ingeniería, sin embargo, era tal la expectativa que desde media hora antes, ya era difícil calcular el número de asistentes.
El contingente partió en punto de las 15:34 horas, tomando a paso lento el bulevar metropolitano gritando consignas como “mujer escucha, esta es tu lucha”, “vivas se las llevaron, vivas las queremos”, “señor, señora, no sea indiferente, matan a las mujeres en la cara de la gente”.
Al pasar por la Plaza Bicentenario, recibieron una vistosa muestra de apoyo de parte de familiares de personas desaparecidas quienes, desde lo alto del puente peatonal, dejaron caer una enorme cortina roja, hecha con decenas de metros de rafia que tejieron a mano durante meses y meses de paciente labor, como parte de la iniciativa “sangre de mi sangre”.
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En su trayecto, conductores y operadores del servicio de transporte público, que circulaban sobre el bulevar en el sentido contrario, sonaron sus bocinas como muestra de solidaridad; “estamos con ustedes” se oyó gritar a más de uno.
Oswaldo Caldera Murillo, director de la Policía de Seguridad Vial, informó que el número de asistentes alcanzó la cifra de 20 mil.
Siguiendo la ruta anunciada con días de anticipación, la marcha subió por la calle de Ruiz, para ingresar a la Avenida González Ortega del centro histórico; fue ahí donde el denominado bloque negro hizo notar su presencia realizando pintas y dañando algunas estructuras de cantera. Más tarde destruyeron los vitrales de la Secretaría de Turismo, con el uso de marros y martillos.
Al ingresar a la Avenida Hidalgo, fueron recibidas por decenas de personas, en su mayoría mujeres, quienes ofrecieron bolsas y botellas de agua. Fue ahí también que las integrantes de dicho bloque quebraron las vitrinas de instituciones bancarias, restaurantes y cafés de la zona.
Las colectivas se encontraron con un grupo de mujeres Provida que formaron una valla alrededor de la Catedral Basílica, quienes desde horas antes se congregaron para evitar que el templo fuera dañado como ocurrió en años anteriores. Sin mayores incidentes en ese punto, las manifestantes continuaron su camino al Palacio de Gobierno.
En las puertas de la sede del Poder Ejecutivo, integrantes del bloque negro retiraron por la fuerza las vallas colocadas a unos metros de la fachada. Un grupo de mujeres policías se compactó para mantener el perímetro y evitar daños al edificio “Fuimos todas, fuimos todas” gritaban las mujeres mientras se aproximaban a las uniformadas.
Producto de los golpes, empujones y botellas lanzadas por las manifestantes, por lo menos cinco mujeres policía resultaron lesionadas. Minutos después recibieron la orden de replegarse. Al coro de “Sí se puede, sí se puede” y “Fuera David, fuera David” intentaron entrar al palacio de gobierno sin éxito, pues las puertas, aunque llegaban a entreabrirse por los empujones, estas finalmente fueron aseguradas desde adentro.
Sólo una manifestante logró entrar quedando encerrada con las policías que se resguardaban en el interior. En el exterior sus compañeras quebraron los vidrios, lanzaron combustible y prendieron fuego a la puerta y las ventanas del edificio; el incendio fue controlado desde dentro con ayuda de extintores.
Finalmente se realizó un mitin en el que las voceras de las colectivas expusieron los motivos por los que es importante conmemorar este día para exigir respeto a la sociedad; así como seguridad, paz y justicia a las autoridades.
