Zacatecas, Zac.- Los jóvenes están llamados a serprotagonistas del cambio, no espectadores, no gente que estéesperando que todo les caiga del cielo, no gente que se sienta, quese apoltrona, indicó el obispo de la Diócesis de Zacatecas,Sigifredo Noriega Barceló, al establecer que “un mundo nuevo esposible, un mundo justo, solidario, feliz”.

La iglesia diocesana debe deponerse las pilas para asumir correctamente los compromisos de serhumildes, son muchos los retos que se tienen que afrontar si es quese quiere ser fieles a Jesucristo.

Sobre todo, en este tiempo se persiguenotros valores, este mundo se mueve por intereses y no por ideales,en tiempos en los que parece que la fe no es el asunto principal enla vida, que la fe no está en los anaqueles de los mercados denuestro tiempo.

En la Misa Crismal, acompañado por el obispo emérito de laDiócesis de Zacatecas, Fernando Mario Chávez Ruvalcaba, lospárrocos del estado renovaron sus votos.

El obispo de la Diócesis de Zacatecas, Sigifredo NoriegaBarceló, explicó que la Misa Crismal es un momento celebrativomuy especial para la Iglesia diocesana.

El obispo celebra la Eucaristía con su presbiterio y conrepresentantes de todas las comunidades parroquiales en asamblealitúrgica para celebrar la salvación que nos ha entregado elungido por excelencia, Cristo Jesús.

En ella son bendecidos los óleos con que serán ungidos quienesse disponen y preparan para el Bautismo y los que piden elSacramento de la Unción de Enfermos.

Hoy los óleos, los aceites ocupan un lugar especial, el óleode los catecúmenos, el óleo de los enfermos.

También es consagrado el crisma con que serán ungidos losnuevos cristianos, las manos de los nuevos sacerdotes, la cabeza delos nuevos obispos, los nuevos altares y templos.

El obispo indicó que este día todo suena, sabe y huele aóleos santos, personas ungidas, novedad de vida, futuroesperanzador.

La unción es obra del Espíritu Santo, señor y dador de vida,que prolonga los frutos de la Pascua en la historia.

La acción sagrada de ungir hace y hará presente la mano deDios sobre personas, sobre los altares a dedicar este año ytemplos.

Ser ungidos significa que somos de Dios, que le pertenecemos. Lapresencia representativa de todas las comunidades que conforman laIglesia particular enmarca y hace visible a este pueblo sacerdotalque peregrina en estos tiempos, con sus desafíos, retos, con susbrincas, pero también con sus posibilidades y oportunidades.

Pidió que al renovar las promesas bautismales en esta Pascua,toda nuestra Iglesia Diocesana se ponga las pilas y las recarguecon la energía necesaria para asumir corresponsablemente loscompromisos de ser ungidos para afrontar los retos del mundopresente.

Que al renovar las promesas sacerdotales en vísperas de lasFiestas Pascuales se rejuvenezca el corazón sacerdotal y seexprese y manifieste en la pasión, la audacia y la alegría por lamisión que traemos entre manos ante los nuevos retos.

El plan de Dios está vigente y aplica a todos, en todocontexto, en toda circunstancia.

Hoy, en nuestro ambiente, en el lastimado tejido social, lascomplejas nuevas culturas que están viviendo y viven de una formaespecial los adolescentes y jóvenes necesitan de buenas noticias,necesitan de salvación, necesitan del ungido por excelencia, quees Jesucristo, necesitan de la paz.

Muchos esperan una iglesia cercana, comprensiva, misericordiosa,una iglesia que los acompañe gustosa, cariñosa y gratuitamente,esperan una iglesia audaz, buena, una buena madre, una audaz madre,eso es lo que esperan.

El Papa Francisco ha sugerido a los jóvenes trabajar con dosfirmes, muy firmes convicciones, la primera ser joven no significaestar desconectado del pasado propio ni del pasado del pueblo.

Y la segunda, la fidelidad creativa para construir tiemposnuevos, el joven está llamado a ser protagonista del cambio, y poreso mismo, constructor de un futuro mejor.

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