Evangelio 30 de marzo 2020

Lectura y reflexión del Evangelio del día en voz del obispo de Zacatecas

  · lunes 30 de marzo de 2020

"Le Cristo et la femme adultère" - óleo sobre lienzo - 78 x 128 cm - 1753 - / Giandomenico Tiepolo (Musée Des Beaux-arts de Marseille (Marseille, France))

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Juan 8, 12-20
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no caminará en la oscuridad y tendrá la luz de la vida”.

Los fariseos le dijeron a Jesús: “Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es válido”.

Jesús les respondió: “Aunque yo mismo dé testimonio en mi favor, mi testimonio es válido, porque sé de dónde vengo y a dónde voy; en cambio, ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy.

Ustedes juzgan por las apariencias. Yo no juzgo a nadie; pero si alguna vez juzgo, mi juicio es válido, porque yo no estoy solo: el Padre, que me ha enviado, está conmigo. Y en la ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es válido.

Yo doy testimonio de mí mismo y también el Padre, que me ha enviado, da testimonio sobre mí”. Entonces le preguntaron: “¿Dónde está tu Padre?”.

Jesús les contestó: “Ustedes no me conocen a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre”.

Estas palabras las pronunció junto al cepo de las limosnas, cuando enseñaba en el templo. Y nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.