Con el Jueves Santo inicia el Triduo Pascual para la Iglesia Católica, es el periodo en el que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, momento central de la Semana Santa y del año litúrgico, al mediodía de este día concluye la Cuaresma.

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Escucha aquí el evangelio del día

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En Jueves Santo, la comunidad católica celebra tres momentos:

• La institución de la Eucaristía en la última cena
• El lavatorio de los pies
• La oración en el huerto de Getsemaní
• La institución de la Eucaristía

En la narración de los Evangelios, Jesús se reúne con sus doce apóstoles para despedirse antes de su muerte, durante la cena, les revela que uno de ellos lo traicionaría: Judas Iscariote.

Para la Iglesia Católica lo más trascendental de ese momento es la institución de la Eucaristía, uno de los siete sacramentos.

Los Evangelios narran que, durante la cena, Jesús tomó el pan, lo partió y lo repartió entre sus discípulos diciendo: “Tomad y comed todos de él, porque este es mi cuerpo, que será entregado por vosotros”.

Luego tomó un cáliz lleno de vino y dijo: “Tomad y bebed todos de él, porque este es cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados”.

Institución del Orden Sacerdotal

Para la iglesia Católica durante la última cena se instituye el Orden Sacerdotal, otro de los siete sacramentos, ello ocurre cuando, después de compartir el pan y el vino con los apóstoles Jesús concluye: “Haced esto en conmemoración mía”.

Estas frases son pronunciadas hasta nuestros días, durante la celebración de cada misa, en el momento de lo que se conoce como la consagración del pan y del vino, justo antes de comulgar.

El lavatorio de los pies

El Evangelio de Juan narra de manera muy descriptiva la escena en la que Jesús lava los pies de sus discípulos, durante un momento de la última cena:

Jesús “se levantó de la mesa, se quitó el manto y tomando una toalla, se la ciñó; luego echó agua en una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que se había ceñido”.

Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: “Señor, ¿me vas a lavar tú a mí los pies?” Jesús le replicó: “Lo que estoy haciendo tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde”. Pedro le dijo: “Tú no me lavarás los pies jamás”. Jesús le contestó: “Si no te lavo, no tendrás parte conmigo”. Entonces le dijo Simón Pedro: “En ese caso, Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza”.

Según la explicación de los sacerdotes, esta acción es tomada como ejemplo de servicio y de humildad, ordenando a sus discípulos que hicieran lo mismo que él había hecho con ellos.

La oración del huerto de Getsemaní

El momento cumbre del Jueves Santo es la oración de Jesús, por la descripción que se hace de ella, ya que muestra su lado humano.

Al terminar la última cena, Jesús pidió a sus discípulos le acompañaran al huerto de Getsemaní a orar.

Al llegar, Jesús se adelantó unos metros, en tanto los discípulos cayeron dormidos.

Jesús abandonado por sus amigos, comenzó su oración: “Padre si quieres, aparta de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya” y describió la angustia que en esos momentos le invadía: “Siento una tristeza mortal”.

Se describe también que Jesús comenzó a sudar sangre y agua y que, además fue consolado por un ángel.

Luego de que Jesús se recompuso y terminó su oración, fue aprehendido por un grupo de soldados que era guiado por Judas Iscariote, quien, para que fuera identificado le dio un beso en la mejilla; antes, había recibido ya treinta monedas de plata.

De esta manera, el Jueves Santo recuerda todos estos hechos ocurridos el día anterior a la muerte de Jesús.