Este 2024 marca el 27 aniversario de una profunda tradición que Silvia Montañés Lugo ha mantenido con gran devoción: el rezo del rosario y la elaboración de una reliquia en honor a San Judas Tadeo. Esta celebración religiosa, que inició como agradecimiento por un milagro que la santa intercesión le concedió, ha crecido con los años, convirtiéndose en un evento que une a su familia y a su comunidad.
Todo comenzó cuando Silvia, hace casi tres décadas, se encomendó a San Judas Tadeo para que la ayudara en su negocio. El resultado superó sus expectativas. "Me fue bien en mi negocio y lo prometido se cumple, de ahí para adelante comencé con la reliquia. Es una fe grande la que le tengo, me ha ayudado mucho, y es una tradición que le inculco a mis hijos, nietos y sobrinos", comenta con orgullo.
Lo que empezó como una muestra personal de gratitud, pronto se transformó en un evento que involucra a familiares, vecinos y devotos de la colonia Las Margaritas. Sus nietos, sobrinos, hermanos y hasta algunos vecinos participan año tras año en la preparación de alimentos y en la organización para repartirlos entre los creyentes.
La reliquia de este año incluyó una variedad de platillos tradicionales como asado de puerco, mole de pollo, mole verde, spaghetti, arroz, pasta con crema, además de pan dulce, bolillo y agua fresca. Todo esto implica una inversión cercana a los 20 mil pesos, que Silvia y su familia organizan con dedicación. Los preparativos inician un mes antes, comprando los ingredientes necesarios, mientras que una semana antes comienza el proceso de elaboración de los alimentos.
Este año, la devoción de la familia Montañés estuvo marcada por una petición especial. Silvia relata que algunos miembros de su familia están atravesando problemas de salud, lo que los motivó a acudir a la peregrinación a Villanueva para pedirle a San Judas Tadeo por su pronta recuperación. “Este año fuimos, le cumplimos y nos regresamos para concluir y llegar a tiempo”, expresa Silvia, reafirmando su fe y gratitud.
Lo que para muchos puede parecer una tradición más, para Silvia Montañés y su familia es una forma de mantener viva una fe que ha sido fundamental en su vida. Además, es un ejemplo de cómo las creencias religiosas pueden ser un motor de unión y solidaridad en la comunidad. La celebración de este año no es solo una muestra de devoción, sino un testimonio de la fe inquebrantable de una mujer que, con el apoyo de su familia, mantiene viva una tradición de casi tres décadas.
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