Zacatecas, Zac.- Una caravana conformada por un aproximado de 65 migrantes centroamericanos fue retenida el 3 de febrero de este año en su paso por Zacatecas, por autoridades de la Delegación Estatal del Instituto Nacional de Migración (INM), quienes han permanecido “encerrados y en sufrimiento” hasta el día de hoy, aseguraron algunos familiares a El Sol de Zacatecas.
Cansados de la pobreza, la delincuencia y la falta de empleo, mujeres, hombres, niños, adolescentes y embarazadas salieron un 15 de enero de 2019 de su tierra natal (Honduras y El Salvador) en una caravana migrante, con la esperanza de poder darle una mejor vida a su familia; y por ello, emprendieron la ardua travesía ingresando por el estado de Tabasco a México, con la finalidad de ir a Estados Unidos.
Estando ya en tierras mexicanas, un abogado de nombre Juan les ofreció un amparo con el que les garantizaba que podían atravesar la República sin que ninguna instancia policial o militar los detuviera, mismo que aceptaron y con el cual avanzaron durante casi un mes, hasta llegar a Zacatecas, un domingo 3 de febrero.
Aquí, elementos de la Policía Federal los detuvieron a fin de verificar su situación legal, por lo que los migrantes enseñaron el oficio, el cual, no bastó para los uniformados, quienes solicitaron la intervención del personal estatal del INM, ante el cual quedó a disposición la caravana, misma que al parecer viajaba en un autobús de pasajeros.
Desde entonces, han permanecido en la capital zacatecana en manos del INM, y el jefe de control migratorio, Javier Tello, aseguró que en la instancia hay un grupo con esas características, que presenta un proceso legal ante el Juzgado Quinto del estado de Tabasco y Primer y Tercero de Zacatecas, y probablemente el sábado serían liberados.
No obstante, cuatro familiares de migrantes hondureños que se encuentran “encerrados” (como definieron) aquí en Zacatecas, brindaron su testimonio a El Sol de Zacatecas y explicaron el sufrimiento que han vivido desde hace un mes un día.
Todos pidieron permanecer en anonimato, y mencionaron que de vez en cuando se han comunicado con sus familiares afectados, ya que hablar desde Honduras es muy caro y no es fácil adquirir una tarjeta de teléfono para comunicarse.
Una de ellas dijo estar en Honduras y ser la madre de una menor y hermana de un hombre de 35 años, quienes le contaron que desde que están en Zacatecas, han estado enfermos, han bajado de peso y los han tratado de mala manera las autoridades zacatecanas, quienes nos los dejan salir para nada.
“Ellos ya no quieren estar ahí. Han estado muy mal de salud, han bajado mucho de peso; hay una mujer embarazada, ¿será que ellos no tienen conciencia, que no tienen familia, que no sienten como seres humanos?”, manifestó la mujer, quien dijo que sólo le permiten hablar cerca de tres minutos con sus familiares.
Otro testimonio fue el de una madre (quien radica en Estados Unidos), de dos menores: una de 17 y la otra de 13 años de edad, que se encuentran en una casa hogar por disposición del INM en Zacatecas, por lo que no ha tenido contacto con ellas.
“Aunque las deporten, pero que salgan. Yo sé que si me las deportan, ellas corren peligro en Honduras, pero preferiría eso a que estén sufriendo encerradas allí”, dijo.
Otro de los testimonios fue el de una mujer que radica en Honduras, y es esposa de un hombre de 34 años y madre de una niña de 13 años, de quienes aseguró: “ellos están sufriendo mucho. Los tienen encerrados, están enfermos e incluso mi esposo, hace siete días que hablé con él, me dijo que estaba bien enfermo de una tos y una gripe”.
El último testimonio fue de una mujer de 44 años que vive en Estados Unidos, y es hermana de un hombre de 48 años que viajaba acompañado de su hija de 16 años de edad, y aunque ambos están retenidos en la capital zacatecana, los mantienen separados y al igual que el resto, han sufrido enfermedades.
Finalmente, ellos, quienes aseguran conocer en promedio entre 12 y ocho personas de la caravana, piden a las autoridades mexicanas que los deporten, más que los liberen, pues están desesperados por la situación que viven siendo retenidos, situación que la han comparado hasta con una tortura.