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Te saludo con/en el espíritu de Navidad.
Te abrazo junto con tu familia y las personas que acompañas y te acompañan en tu caminar este fin de año. Les deseo paz y salud de cuerpo y alma al desprender la última página del año.
2021 ha sido un año peculiar, desconcertante, difícil, crítico… Complicado por la pandemia, la inseguridad ocasionada por la violencia, algunas políticas públicas erráticas y perjudiciales, eldesempleo, el crecimiento de la pobreza… y tantos otros males. Un año con pérdidas humanas en la familia… Y pérdidas de todo tipo. Nos deja ausencias que duelen, vacíos difíciles de llenar y retrocesos que dañan la confianza.
Aunque hubo más apertura en el campo de la salud tuvimos que dedicar menos tiempo a la convivencia humana, al contacto con familiares, amigos, vecinos, compañeros. Se siguió limitando la posibilidad de abrazar, saludar de mano, besar, sentir de cerca la presencia del otro… Nos hemos perdido muchos días de intercambio afectivo, sereno y amigable. También ha sido un año de aprendizajes significativos en todos los campos de la vida: personales, familiares, sociales, políticos, religiosos. El cristiano sabe que la tristeza, las sombras de muerte y las tinieblas no deben marcar el ritmo del tiempo y el compás de nuestra existencia. La intensidad de nuestro caminar y lo largo de nuestros pasos lo tienen que señalar y acompañar la luz y la vida que nos ofrece Jesucristo, el Verbo Encarnado.
Ha sido un año de lento aprender pero que, a la larga, nos puede disponer para profundizar en el sentido de la vida, la necesidad de una familia sana y unida, la amistad social, el respeto, la fraternidad, la diaria solidaridad, la urgente necesidad de un país con menos polarizaciones. Cada aprendizaje interiorizado es una riqueza, aunque provenga de situaciones adversas porque alimenta la vida, forja un mejor carácter, estimula el ánimo, activa la esperanza y la caridad. Termina un año y estamos a punto de iniciar otro en el ambiente y espíritu de Navidad.
• Demos gracias a Dios y a las personas e instituciones que han caminado con nosotros. ¿Qué tenemos que no hayamos recibido? Demos gracias por los dones de la fe, la esperanza y la caridad… Por el don de la vida, tan amenazada en nuestros días… Por el don de la familia que nos ha cobijado en la salud y la enfermedad, en lo próspero y lo adverso… Por la cercanía de tantos samaritanos que nos han ayudado a levantarnos y a volver a caminar…
• Pidamos perdón por resistirnos a aceptar que no somos dioses, que no lo sabemos todo, ni lo podemos todo… Por mirar sólo a lo nuestro, el momento, la conveniencia, los míos, lo mío… Por no levantar la mirada hacia las personas más vulnerables y necesitadas… Por la indiferencia e insensibilidad hacia el prójimo, el bien común, el bien social, el bien de la creación, el bien del futuro…
Termina un año… Estamos en manos de Dios.
Hay festejos… Seamos prudentes, responsables, solidarios.
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