Zacatecas, Zac.- Sólo un año y medio requirió Valeria Estefanía Ibarra Rojas para convertirse en una estudiante modelo en su escuela, con liderazgo y promotora de cambios en su comunidad. Ella es una niña migrante. Llegó de México a Estados Unidos, cuando apenas tenía 13 años.
Cuando se estableció en Escondido, California, ni las barreras del idioma ni los cambios culturales le impidieron adaptarse para romper los estereotipos con que se etiqueta a los migrantes en esa nación. Como muchos paisanos, tuvo que enfrentar situaciones difíciles, como el bullying en su escuela y problemas de comunicación.
En entrevista con Notimex, en el marco del Día Internacional de la Mujer, la zacatecana aseguró que “para conseguir cada uno de los logros que he obtenido en Estados Unidos, tuve que esforzarme el doble y competir cara a cara con los americanos, quienes tienen todas las facilidades que les da el haber nacido allá”.
Por esa experiencia y lucha, la estudiante manda un mensaje a todas las niñas: “crean en ustedes mismas y siéntanse orgullosas de sus raíces, porque pueden lograr cosas que ni siquiera se imaginan que pueden conseguir”.
Originaria del municipio metropolitano de Guadalupe, emigró al vecino país del norte junto con su mamá, Blanca Estela Ibarra, en agosto del 2017, en busca de oportunidades académicas, pues en su estado natal, Zacatecas, siempre estuvo en el cuadro de honor de su escuela primaria y un ciclo de secundaria.
Recordó que, al principio, no quería estar en su nuevo hogar, porque tuvo que abandonar todo en México y “empezar desde cero en California”; además, soportó frases racistas que sí la desanimaron mucho, “pero con el tiempo, aprendí que esos comentarios nada más me hacían más fuerte para llegar hasta donde estoy ahorita”.
Su capacidad y deseos de superación la llevaron a establecer récords personales, como el haber dominado el inglés a sólo seis meses de haber llegado, hecho por el cual fue reclasificada en el sistema educativo norteamericano y considerada como estudiante nativa, además de practicar deportes y baile folclórico.
Tres meses después, participó y ganó el concurso escolar para ser la oradora principal en la ceremonia de graduación de la secundaria (middle school), donde sorprendió a los docentes, compañeros y padres de familia con un emotivo discurso, en el que reflexionó sobre la dificultad que viven las y los niños migrantes.
Ante las autoridades del distrito escolar de San Diego, a menos de un año de su arribo y con un discurso totalmente en inglés, afirmó: “Aprendí que no debería tener que ajustarme a las limitaciones que otras personas me imponen, porque siempre habrá quienes te juzgarán y establecerán expectativas”.
Y remató ante las decenas de asistentes: “sin embargo, tenemos la capacidad de demostrar que están equivocados. Aprendí que si no podía, lo haría, y les mostraría que soy más que sus comentarios. Aprendí a romper con el sistema. Estoy aquí”.
De carácter alegre, amigable y trabajadora, Valeria no se conformó con haber concluido la secundaria con calificaciones de excelencia, sino que continuó estudiando y ahora, como alumna de preparatoria (high school), mantiene sus altos promedios, lo que la colocan como un ejemplo para sus compañeros.
Hace sólo unos días celebró sus 15 años y su compromiso la llevó a inscribirse en el programa escolar Avanzar a Través de la Determinación Individual (AVID por sus siglas en inglés), donde muestra su liderazgo al ser traductora para adultos de su comunidad y asesorar a niños de primaria en actividades escolares.
La madurez que adquirió esta adolescente también se refleja en las actividades que realiza para mejorar su comunidad y por la cual participa como jurado en cortes juveniles, donde analizan los casos de jóvenes con problemas de actitud, violencia, adicciones y legales.
Para cumplir esa responsabilidad, periódicamente asiste a la corte de la municipalidad de Escondido, presidida por un juez. Ella, con un grupo de estudiantes, determinan la sanción que deberá aplicarse, a fin de que los jóvenes en conflicto se reintegren.
Además, actualmente se desenvuelve como tesorera del Consejo Estudiantil de su generación en la preparatoria, cargo al que llegó electa por sus compañeros, en comicios escolares. Y ya piensa en reelegirse el próximo ciclo escolar.
Por su excelente rendimiento académico, fueron aceptados sus trámites de inscripción al programa Año Escolar en el Extranjero (SYA por sus siglas en inglés), para hacer una instancia escolar en Italia, a fin de aprender un tercer idioma, convivir con aquella cultura y conformar un currículo sólido para ingresar a alguna prestigiada universidad del mundo.