El Gobierno francés aceptó este viernes incluir las librerías en la lista de comercios de primera necesidad, lo que en caso de un nuevo confinamiento les permitirá seguir abiertas.
El decreto se publica en el Boletín Oficial en un momento en que ciudades como Niza, en el sur del país, y Dunkerque, en el norte, viven este sábado y domingo su primer confinamiento domiciliario durante el fin de semana.
Actualmente en el país hay un toque de queda desde las seis de la tarde hasta las seis de la mañana, pero el repunte de la epidemia ha hecho que el Ejecutivo empiece a aplicar nuevas restricciones locales, como ese confinamiento desde las seis de la tarde del viernes hasta las seis de la mañana del lunes.
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La posibilidad de abrir las librerías era una reclamación persistente del sector.
Durante el segundo confinamiento, del 30 de octubre al 15 de diciembre, pudieron vender con el sistema de "Click&Collect" (encargo a través de internet y recogida en tienda), pero no tenían autorización para recibir a los clientes en su interior.
Las autoridades les dieron también un incentivo al asegurar que los ingresos que consiguieran mediante ese dispositivo no les reducirían las ayudas públicas a las que podían optar por el cierre administrativo.
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Para evitar entonces las quejas de agravio comparativo con los supermercados e hipermercados, que podían seguir abiertos, el Ejecutivo obligó además a estos últimos a retirar de la venta física todos los productos no considerados esenciales, lo que incluía a los libros.
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