/ lunes 12 de diciembre de 2022

La fantasía permite asimilar lo que nos representa pero nos duele: Zoé Saldaña sobre secuela de Avatar

Superaron desafíos físicos y emocionales para la cinta con la que James Cameron quiero volver a romper todos los récords

Hace trece años James Cameron transportó al público a un mundo de fantasía denominado Pandora, lugar donde se desarrolla la historia de su cinta Avatar, la cual es hasta la fecha la más taquillera de la historia (recaudó más de dos billones de pesos), y hoy continúa con Avatar: El camino del agua.

Esta secuela trae de vuelta a Zoe Saldaña y Sam Worthington como protagonistas, quienes a lo largo de estos años han constatado que las tramas desarrolladas en lugares ficticios guían al público a lugares más allá de la existencia, pero a la vez los ayudan a asimilar su propia realidad.

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“Es como endulzar la medicina. Sabes que debes tomarla porque te hará sentir mejor, pero el azúcar ayuda a digerirlo. A veces la fantasía nos permite remover la incomodidad de escuchar o ver algo con lo que nos identificamos, pero es doloroso”, señaló Zoe en entrevista exclusiva con El Sol de México.

“Al hacerlo permitimos asimilar los mensajes que debemos recibir. A veces una historia que tiene una realidad tan brutal, tendemos a sentirla muy cercana, pero si la transportas a un lugar como Pandora y nos vuelves altos, azules y totalmente resilientes y determinados, eso crea un vínculo que nos inspira a ser mejores”, agregó.

Esta cinta, que nuevamente cuenta con la dirección de James Cameron, ganador del Oscar, llega a los cines este 14 de diciembre luego de diversos cambios en su fecha de estreno derivados de la pandemia y complicaciones con el inicio de la producción en 2016.

La historia está ambientada diez años después de los sucesos de su predecesora, y sigue la vida de Jake (Sam) y Neytiri (Zoe) luego de ser expulsados de su hogar, y obligados a migrar junto con sus hijos a una nueva región.

Foto: Cortesía 20th century studios

CAMBIA SU PERSPECTIVA

Al igual que sus personajes en pantalla, ambos actores se convirtieron, durante este tiempo, en padres en la vida real, algo que les dio una nueva perspectiva de la historia, pues ambos se sienten con mayor madurez para abordar el guion.

“Honestamente puedo decir que antes había un nivel de valentía bajo la cual había vivido, no pensaba en el mañana. Estaba muy presente, decía: ‘sí traigan cualquier reto, estoy lista’, daba un 150 por ciento y lidiaba con las consecuencias y los resultados después”, señaló Zoe.

“Pero al ser mayor hay un nivel muy diferente de presencia, hay una vulnerabilidad al reconocer que la vida es muy frágil, he aprendido más del proceso. Pero también mi ritmo es diferente, ahora soy más lenta”, añadió entre risas.

Continúan innovando

La primera entrega de Avatar destacó por las innovadoras técnicas de captura de movimiento, que permitieron una imagen tridimensional nunca antes vista en esa época, marcando así un parteaguas en materia de efectos visuales.

En esta ocasión Cameron repite su hazaña de ser pionero en técnicas de rodaje, al haber realizado parte de la filmación bajo el agua, para lo cual recurrió al cinematógrafo australiano Pawel Achtel, quien implementó una técnica con lentes especiales capaces de sumergirse sin la necesidad de una protección, y así mantener la calidad de color y expresiones faciales de los actores.

Este reto se extendió para los artistas, pues tuvieron que recurrir a un arduo entrenamiento que duraba entre seis y nueve horas diarias (con la ayuda de marines y atletas olímpicos), para ser capaces de grabar durante varios minutos continuos, en un tanque de 900 galones de agua, sin salir a la superficie y sin utilizar una máscara protectora.

Esta parte los llevó también a explorar aún esa madurez con la que llegaron a esta secuela, pues les permitió probar que son capaces de seguir cumpliendo desafíos físicos, y así convertirse en modelos a seguir para su familia.

“Me guío por el ejemplo con mis hijos, no saben realmente cuál es mi trabajo, piensan que juego a disfrazarme y hago cosas realmente raras. Aunque sabíamos que el rodaje era peligroso, entrenamos durante varios meses con una técnica que nos permitiera sobrevivir mucho tiempo bajo el agua sin máscara”, señaló Sam, quien es padre de dos pequeños de siete y seis años.

“Mis hijos saben que si pongo mi corazón en algo y me apasiona, estaré dedicado a eso todo el camino, y es lo que quiero que hagan en su vida y en sus experiencias Ojalá vean lo que hemos hecho y piensen que es muy cool, y sigan ese ejemplo en sus propias vidas”, finalizó el actor.



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Hace trece años James Cameron transportó al público a un mundo de fantasía denominado Pandora, lugar donde se desarrolla la historia de su cinta Avatar, la cual es hasta la fecha la más taquillera de la historia (recaudó más de dos billones de pesos), y hoy continúa con Avatar: El camino del agua.

Esta secuela trae de vuelta a Zoe Saldaña y Sam Worthington como protagonistas, quienes a lo largo de estos años han constatado que las tramas desarrolladas en lugares ficticios guían al público a lugares más allá de la existencia, pero a la vez los ayudan a asimilar su propia realidad.

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“Es como endulzar la medicina. Sabes que debes tomarla porque te hará sentir mejor, pero el azúcar ayuda a digerirlo. A veces la fantasía nos permite remover la incomodidad de escuchar o ver algo con lo que nos identificamos, pero es doloroso”, señaló Zoe en entrevista exclusiva con El Sol de México.

“Al hacerlo permitimos asimilar los mensajes que debemos recibir. A veces una historia que tiene una realidad tan brutal, tendemos a sentirla muy cercana, pero si la transportas a un lugar como Pandora y nos vuelves altos, azules y totalmente resilientes y determinados, eso crea un vínculo que nos inspira a ser mejores”, agregó.

Esta cinta, que nuevamente cuenta con la dirección de James Cameron, ganador del Oscar, llega a los cines este 14 de diciembre luego de diversos cambios en su fecha de estreno derivados de la pandemia y complicaciones con el inicio de la producción en 2016.

La historia está ambientada diez años después de los sucesos de su predecesora, y sigue la vida de Jake (Sam) y Neytiri (Zoe) luego de ser expulsados de su hogar, y obligados a migrar junto con sus hijos a una nueva región.

Foto: Cortesía 20th century studios

CAMBIA SU PERSPECTIVA

Al igual que sus personajes en pantalla, ambos actores se convirtieron, durante este tiempo, en padres en la vida real, algo que les dio una nueva perspectiva de la historia, pues ambos se sienten con mayor madurez para abordar el guion.

“Honestamente puedo decir que antes había un nivel de valentía bajo la cual había vivido, no pensaba en el mañana. Estaba muy presente, decía: ‘sí traigan cualquier reto, estoy lista’, daba un 150 por ciento y lidiaba con las consecuencias y los resultados después”, señaló Zoe.

“Pero al ser mayor hay un nivel muy diferente de presencia, hay una vulnerabilidad al reconocer que la vida es muy frágil, he aprendido más del proceso. Pero también mi ritmo es diferente, ahora soy más lenta”, añadió entre risas.

Continúan innovando

La primera entrega de Avatar destacó por las innovadoras técnicas de captura de movimiento, que permitieron una imagen tridimensional nunca antes vista en esa época, marcando así un parteaguas en materia de efectos visuales.

En esta ocasión Cameron repite su hazaña de ser pionero en técnicas de rodaje, al haber realizado parte de la filmación bajo el agua, para lo cual recurrió al cinematógrafo australiano Pawel Achtel, quien implementó una técnica con lentes especiales capaces de sumergirse sin la necesidad de una protección, y así mantener la calidad de color y expresiones faciales de los actores.

Este reto se extendió para los artistas, pues tuvieron que recurrir a un arduo entrenamiento que duraba entre seis y nueve horas diarias (con la ayuda de marines y atletas olímpicos), para ser capaces de grabar durante varios minutos continuos, en un tanque de 900 galones de agua, sin salir a la superficie y sin utilizar una máscara protectora.

Esta parte los llevó también a explorar aún esa madurez con la que llegaron a esta secuela, pues les permitió probar que son capaces de seguir cumpliendo desafíos físicos, y así convertirse en modelos a seguir para su familia.

“Me guío por el ejemplo con mis hijos, no saben realmente cuál es mi trabajo, piensan que juego a disfrazarme y hago cosas realmente raras. Aunque sabíamos que el rodaje era peligroso, entrenamos durante varios meses con una técnica que nos permitiera sobrevivir mucho tiempo bajo el agua sin máscara”, señaló Sam, quien es padre de dos pequeños de siete y seis años.

“Mis hijos saben que si pongo mi corazón en algo y me apasiona, estaré dedicado a eso todo el camino, y es lo que quiero que hagan en su vida y en sus experiencias Ojalá vean lo que hemos hecho y piensen que es muy cool, y sigan ese ejemplo en sus propias vidas”, finalizó el actor.



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