Zacatecas, Zac.- La Auditoría Superior de la Federación tiene una especie de desesperación por vincular a gente por el caso de la “Estafa Maestra”, señaló el exfuncionario federal zacatecano, Simón Pedro de León Mojarro, quien consideró que “aventaron el riflazo a la parvada de patos a ver cuál caía”.
Consideró que no se trata de una persecución política, y que en estos momentos la vinculación fue por el convenio con la Universidad Intercultural del Estado de México, “Dios quiera que no haya otro más, hijo de la fregada, pero no descarto”.
Venturosamente se pudo comprobar que no había responsabilidad, se va a ver qué resulta, igual la Fiscalía General de la República puede impugnar la decisión el juez, “ojalá y no”.
La “Estafa Maestra” se convirtió en un asunto demoniaco, “Pedro de León está vinculado a la Estafa Maestra, así sale en los medios y ya se fregó Pedro de León, el trabajo que hizo, ese no cuenta, ese no le interesa a nadie, lo que le interesa es que ahí hubo fraude y Pedro de León está vinculado en ese fraude, y eso es lo lamentable para el país”.
Oportunamente, muy al principio del trabajo en la Sedesol se pudo hablar con Portal “y le decíamos oiga auditor, pues por qué no le propone a los diputados, de los que usted depende, que modifiquen ese artículo primero de la Ley de Adquisiciones, para que se acabe la corrupción, y nunca lo hicieron”.
Por ello, son tan responsables ellos, porque tanto peca el que mata la vaca como el que le detiene la pata.
Así como este convenio permitió abrir la puerta a un millón 107 mil familias y esa fue la bondad de ese convenio.
Otros muchos se hicieron para otros tantos de tareas, que por la normatividad federal no se pueden meter recursos más que por la vía de negociarlos con una Universidad y de ahí la Universidad paga.
Hay muchas bondades por esa vía, que no se comparte, “yo siempre he dicho que se elimine esa facultad porque efectivamente esta vía se prestó a corrupción”.
Hay una instancia en toda dependencia, que es la responsable del recurso, que es la que debe dar la cara por lo bien o por lo mal gastado.
Su servidor ni decidió la Universidad, ni decidió el monto del convenio, ni decidió la mecánica de seguimiento ni la mecánica de pago, nada, absolutamente, pero sí me empinaron.
La lección que le deja “el paso por esta tragedia” es proponer que en la coyuntura del gobierno de López Obrador se tiene toda la posibilidad de cambiar las instituciones.
La Auditoría Superior justifica su chamba y sus quincenas en función de las personas a las que imputa, esté bien o esté mal, haiga sido como haiga sido, como dice el clásico.
Por qué no cambiar ese modelo por uno preventivo, que en lugar de andas metiendo a la cárcel tres o cuatro años después a presidentes municipales, a funcionarios, etcétera, es un peregrinar el que hay ahí en la Auditoría Superior, que en lugar de eso estén previniendo bimestralmente, mensualmente, cómo va el ejercicio del gasto en el municipio, en la dependencia estatal, en la dependencia federal y que entonces se le dé un mejor uso al presupuesto.
Es lo que yo me empeñaría en empujar a partir de esta triste situación que viví, en proponer que no nos quedemos nada más en el estigma de la Estafa Maestra, porque alguna salida tiene que tener, si tienen que ir a la cárcel cinco o diez que vayan, pero después de eso que haya una reforma constitucional en donde la Auditoría Superior, junto con la Función Pública, que ni funciona ni es pública, se conviertan en un ente ágil, eficaz, y esté al pendiente de que los recursos se gasten y se gasten bien.
Que en esa instancia sea donde se dé el palomazo a los convenios y que si hay una falla en cualquier convenio esa instancia sea la que diga quién hizo mal, en el momento.
Esa es la lección que deja, “intentar decir vayan a buscar a los de la Oficialía, métanlos a la cárcel, no funciona bien la Auditoría Superior, la Fiscalía no está haciendo bien su chamba, no me interesa eso, me interesa esta salida a la Estafa Maestra, que nos daña a todos, no solamente a los indiciados”.
Nos presenta mal como país, es algo parecido a este vicio de que en México hay 60 millones de pobres, y decir que México está al borde del precipicio y no es cierto, lo que pasa es que nos catalogamos con una metodología que concluye que sí puede haber 60 millones de pobres, y ahí nos la pasamos autoflagelándonos.
Yo digo, hay máximo 15 millones de pobres extremos, reconozcamos los que sí son y vámonos con todo a que en lugar de 15 millones no haya ninguno.
Estableció que “yo no le deseo a nadie ni me atrevo a prejuzgar a alguien que lo hayan vinculado”.
Se va a empujar esta propuesta, hay que aprovechar cuarta transformación en la que algunos todavía no creen, “yo sí creo profundamente, y aprovechemos de verdad para transformar la función de la Auditoría Superior y de la Función Pública, y que de este 2019 en adelante recurso que se gaste recurso que se vigila y recurso que se gasta con eficacia”.
