Una de cada tres personas que sufre una enfermedad vascular cerebral (EVC) presenta algún grado de discapacidad debido a la detección y tratamiento tardío y este problema se agrava debido a que en países como México no existe una homologación en el protocolo para atender esta condición.
"No hay un programa gubernamental, hay guías de práctica clínica pero son normas que no todos los hospitales siguen", explicó a Efe Erwin Chiquete, médico neurólogo del departamento de Neurología y Psiquiatría del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ).
En el marco del Día Mundial de las Enfermedades Vasculares Cerebrales que se celebra el 29 de octubre, el especialista explicó que las EVC son alteraciones neurológicas que afectan a nivel de los vasos sanguíneos del cerebro, venas y arterias.
Estas afectaciones pueden derivar en un coágulo o trombo tapen las venas o arterias o que éstas se rompan, lo que deriva en un infarto.
Entre los factores de riesgo, están la hipertensión -60 % de quienes padecen una EVC son hipertensos- la diabetes, la obesidad, el colesterol alto, el sedentarismo y el tabaquismo.
El infarto cerebral, dijo, es uno de los problemas más frecuentes entre las EVC y posterior a él, al menos 60 % de quienes lo padecen quedan con una discapacidad entre leve y severa.
En tanto, 15 % muere en los primeros 30 días después del infarto, y 10 % quedan con secuelas mínimas, el resto con ninguna.
En el caso de un infarto cerebral, por cada segundo que pasa el cerebro sin recibir aporte sanguíneo, las personas envejecen ocho horas debido a la ruptura de 231 millones de conexiones neuronales que produce la pérdida de más de 33.000 neuronas, lo que ocasiona estos daños.
Y, dependiendo de la zona del cerebro que se dañe, puede dejar afectaciones en el lenguaje y movimiento, "el paciente puede quedar con una discapacidad motora", apuntó.
Estas afectaciones pueden ir desde anomalías leves que apenas logre notar el neurólogo, problemas para comer, hablar, caminar; hasta el estado en coma, vegetativo o incluso la muerte.
Las EVC representan la segunda causa de muerte a nivel mundial con 15 millones de defunciones al año y en México son la sexta causa con más de 35.000 muertes al año.
El 87 % de las muertes relacionadas a una EVC ocurre en países de bajos y medios ingresos.
La detección a tiempo y la pronta atención médica son las claves para reducir significativamente las secuelas posteriores a una EVC porque la vida de las personas no se torna igual, pues, existen daños los cuales pudieran impactar de manera significativa.
Es por ello que, con el objetivo de generar conciencia en la población, en 2012 la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Nuevo León estableció la estrategia HEROE, que con sus siglas se pretende que la gente recuerde los signos de alerta.
"H significa Habla incoherente, E extremidades con parálisis, R rostro adormecido, O ojo cerrado o paralizado y E de emergencia, cuando se tiene que llamar al 911 en caso de presentar una o más manifestaciones", señaló.
Del mismo modo, la institución detalló la importancia de que a los pacientes que sufren una EVC se les ayude en la recuperación a través de una estrategia farmacológica y de rehabilitación que ayuda a que se reconecten las neuronas.
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"La rehabilitación física ayuda a que se formen nuevas conexiones, pero también hay medicamentos para que se repare tejido, y los pacientes se recuperen más rápido", dijo.
El especialista señaló que es indispensable disminuir los factores de riesgo con actividad física, una nutrición adecuada, evitar fumar, cuidar el peso y mantener sus enfermedades controladas para evitar una EVC ya que puede ocurrir en cualquier persona de cualquier edad.
En México se estima que al menos unos 10 millones de pacientes viven con las secuelas de una enfermedad vascular cerebral.
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