Los dentistas son el personal médico al que más tememos, no siempre les damos el reconocimiento necesario y durante la pandemia no hemos tomado en cuenta sus dificultades.
El médico cirujano dentista José Nava Zapata comparte los retos que ha enfrentado durante la pandemia provocada por el Coronavirus.
José Nava Zapata tiene 42 años, es casado y tiene dos hijas, una de 13 y 17 años. Hace 18 años egresó de la Facultad de Odontología de la Universidad Autónoma de Zacatecas.
Recuerda que desde pequeño quiso dedicarse a algo relacionado con la medicina, incluso pensó en veterinaria, medicina general y conoció la odontología.
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Aplicó para química, medicina y odontología, los cursos propedéuticos de la última iniciaron primero, se enamoró por completo de la carrera: “Tener conocimientos que la mayoría de la gente no tiene a la mano me encantó.” dice aún emocionado.
Lo que más le gusta de su trabajo es observar la expresión de sus pacientes al explicarles los procedimientos, ve como el miedo y nervios se empiezan a disipar y eso le da mucha satisfacción.
Disfruta cuando un paciente llega con un trabajo en malas condiciones y le reclama por algo que él no hizo, o aquellos pacientes que llegan con una idea errónea de qué se debe hacer y aunque les explique no quieren hacer caso.
Salud bucal y Coronavirus
Desde el inicio de la pandemia nos han dicho que la fuente principal de contagio son las partículas de saliva que se expiden al hablar o estornudar.
En su trabajo como odontólogo, el contacto con la saliva es inevitable. Adaptarse ha sido difícil, se ha complicado debido a que los pacientes no son del todo sinceros con los síntomas que tienen o si han tenido contacto directo con casos positivos.
Con un protocolo estricto, más allá de la desinfección continua -que ya era costumbre en su área de trabajo- se mide la temperatura de cada paciente, se realiza un cuestionario sobre enfermedades respiratorias, fiebre, síntomas y nunca se tiene contacto directo con los pacientes sin todo el equipo de protección personal.
El equipo consta de careta, cubrebocas, guantes, gafas, overol, han tenido problemas de desabasto de guantes de látex, por ejemplo, ya que no se les toma en cuenta como personal de salud, aunque lo son.
"Al platicar con el paciente, después del cuestionario puedes notar síntomas o señales de alerta, pero no sabemos si es resfriado, alergia o simplemente resultado de cambios de temperatura”.
Estamos trabajando a ciegas -dice preocupado-, sólo confiando en cada paciente, no hay certeza y al estar en contacto directo con la boca, sólo podemos protegernos lo mejor posible.
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Los riesgos del personal médico odontológico incluyen quemaduras, daños visuales, auditivos, respiratorios, dermatitis, problemas de espalda por la postura al trabajar y a estos se unen todos los que la pandemia ha traído consigo.
El riesgo de contagio latente y directo es imposible de borrar de su trabajo diario y preocupado piensa en sus hijas y esposa, ya que aún con todas las medidas de seguridad el contacto con la boca del paciente es inevitable.
El médico José pide que seamos conscientes de los riesgos que ellos también están corriendo ya que su actividad no puede detenerse, seguirá trabajando como lo ha hecho durante toda la contingencia.
Agradece que se tome en cuenta a su gremio y espera que la vacunación sea pronta para todos los que decidan cuidarse y cuidar a los demás.
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