La muerte de una persona cercana puede ser uno de los episodios más fuertes por el que una persona pueda pasar; el momento de sepultar el cuerpo es cuando los familiares y amigos se despedirán de la persona que ha muerto, en algunas culturas se acostumbra aventar un puño de tierra sobre el ataúd, antes de que se cierre la sepultura.
Aventar tierra sobre una tumba pude tener varios significados, tanto culturales como religiosos. Durante un entierro, las primeras personas que deberán arrojar un puñado de tierra sobre el ataúd serán los familiares y amigos de quien haya fallecido.
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Con el puñado de tierra se comprende que, de manera simbólica, las personas cercanas a quien ha muerto asumen su muerte y dan por terminada su vida.
Después de que los familiares y amigos arrojaron tierra sobre el ataúd, deberán hacerlo aquellos que quieran participar, para luego permitir que los sepultureros terminen con el entierro.
Esta también es una práctica común entre los judíos, quienes durante el entierro arrojan 13 paladas de tierra sobre el entierro, esto se relaciona con los tres niveles del alma, que son llamadas nefesh, ruaj y neshamá. También, el número de 13 paladas se relaciona con el pasaje del Salmo 78:38, que se reza durante un entierro.
Más allá de lo religioso, arrojar tierra en un entierro puede ser sólo una costumbre, con la que se le rinde respeto al fallecido y a sus familiares y amigos que están en duelo.
En algunas culturas se acostumbra arrojar tierra al ataúd del fallecido como muestra de que el cuerpo regresa a la tierra, lugar del que se origina la vida.
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