Un día cómo hoy, pero de 1890 se realizó la primera ejecución en la silla eléctrica; el primer ejecutado fue William Kemmler, hallado culpable de asesinar con un hacha a su amante. La condena se realizó en la prisión de Auburn, Nueva York.
Según el relato de quienes presenciaron el hecho, durante la primera y la segunda descarga, en lo que se recargaba el generador, se podía escuchar gemir al reo, que presentaba severas quemaduras pero se encontraba vivo.
La silla eléctrica se convirtió en el método de ejecución más popular en Estados Unidos hasta 1950, posteriormente apareció la ejecución con inyección letal, en la búsqueda de un método más práctico y económico.
¿Cómo se usaba la silla eléctica?
El condenado era atado a una silla y se le colocaban dos electrodos, uno en la cabeza y otro en la pierna; la electrocución se aplicaba en dos choques de dos mil voltios; el primero de los choques pretendía dejas inconsciente; para el segundo choque se reducía el voltaje para evitar que el prisionero se quemara, aún así los órganos internos quedaban seriamente dañados y el cuerpo alcazaba hasta 60 grados centígrados de temperatura. Posteriormente, un médico debía certificar la muerte.