Con la llegada del otoño, es común escuchar sobre el "otoño astronómico" y el "otoño meteorológico". Aunque ambos términos se refieren a la misma estación del año, tienen significados distintos y se determinan de manera diferente.
Otoño astronómico: Una cuestión de equinoccios
El otoño astronómico está basado en los movimientos de la Tierra en relación con el Sol. Comienza en el equinoccio de otoño, un momento específico en el año cuando el día y la noche tienen casi la misma duración. Este evento ocurre entre el 21 y 23 de septiembre en el hemisferio norte, y entre el 20 y 23 de marzo en el hemisferio sur.
El otoño astronómico se extiende hasta el solsticio de invierno, que suele ocurrir alrededor del 21 o 22 de diciembre en el hemisferio norte, y el 20 o 21 de junio en el hemisferio sur. Durante este período, el hemisferio que se encuentra en otoño experimenta una disminución gradual en las horas de luz diurna a medida que la Tierra continúa su órbita alrededor del Sol.
Otoño meteorológico: Una cuestión de meses
Por otro lado, el otoño meteorológico se basa en un sistema más simple que divide el año en cuatro estaciones, cada una de tres meses de duración. El otoño meteorológico en el hemisferio norte comienza el 1 de septiembre y termina el 30 de noviembre, mientras que en el hemisferio sur se extiende del 1 de marzo al 31 de mayo.
Esta división se basa en el ciclo anual de temperatura y facilita la recopilación de datos meteorológicos, como las temperaturas medias, precipitaciones y otros fenómenos climáticos. Al usar un calendario fijo, los meteorólogos pueden comparar las estaciones de un año a otro de manera más precisa.
¿Por qué importan estas diferencias?
La distinción entre el otoño astronómico y el otoño meteorológico es importante tanto para la ciencia como para la vida cotidiana. Desde un punto de vista astronómico, el equinoccio de otoño es un evento significativo que marca el cambio en la cantidad de luz solar que recibe la Tierra. Para los meteorólogos, en cambio, seguir un calendario fijo es esencial para el estudio del clima y la predicción de patrones meteorológicos.
En la vida diaria, estas diferencias pueden notarse en cómo interpretamos el inicio de la estación. Por ejemplo, las personas que siguen el otoño meteorológico sentirán que la estación ha comenzado cuando los días aún son bastante cálidos, mientras que aquellos que siguen el otoño astronómico asociarán el inicio de la estación con un cambio más perceptible en la duración del día y la noche.
Aunque el otoño astronómico y el meteorológico se refieren a la misma estación, sus diferencias radican en la manera en que se definen y en cómo se perciben los cambios estacionales. Mientras uno está basado en fenómenos astronómicos y movimientos planetarios, el otro responde a un calendario fijo más útil para el análisis climático. Ambos son igualmente válidos, dependiendo del contexto en el que se utilicen.
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