En Zacatecas, el muerto pide camote

El Día de Muertos, las calles de Zacatecas se llenan de niños que a una sola voz "piden el muerto"

Héctor Román│El Sol de Zacatecas

  · martes 2 de noviembre de 2021

Si eres benefactor y otorgas “el muerto”, recibes la bendición / Arturo López│El Sol de Zacatecas

En Zacatecas para celebrar el Día de Muertos se realiza la visita casa por casa por niños que interpretan un canto muy singular para “pedir el muerto”, que viene a ser algo así como el “dulce o truco estadounidense”; la manera en que se realiza convierte a la entidad en la única con esta tradición.

La particularidad de esta celebración zacatecana es que los niños, acompañados por sus padres, disfrazados o no, comienzan a cantar por las calles “el muerto pide camote, si no se le cae el bigote, la viuda quiere una ayuda para su pobre criatura”; esas eran las coplas que se interpretaban hasta hace aproximadamente una década, a las que se añadieron “el muerto pide camote, si no se le cae el bigote, la viuda quiere una ayuda para su pobre criatura que tiene calentura y la panza bien boluda”.

Al tiempo se tocan las puertas de las viviendas para que sus habitantes entreguen “el camote” que es un postre elaborado con camote cocido con calabaza, guayaba, piloncillo y canela.

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Sin embargo, debido a que el camote tiene una consistencia líquida al paso del tiempo la donación de camote cambió por dulces envueltos que se colocan en las bolsas o canastas de los niños.

Si eres benefactor y otorgas “el muerto”, recibes la bendición “esta casa está bendita porque sí nos dieron comidita”.

Pero, si niegas abrir la puerta y no das “el muerto”, te echan la maldición “esta casa está embrujada porque aquí no nos dieron nada, ni siquiera un vaso de agua”.

El postre de camote cocido en agua de piloncillo con calabaza, guayaba y canela es un platillo de “pobres”, que en Zacatecas era muy consumido por los trabajadores mineros y sus familias que vivían en el centro de la capital zacatecana. Familias muy dadivosas y que acostumbraban compartir y repartir su “itacate” (lonche que llevaban los trabajadores); costumbre que aún caracteriza a la población en general.

Cuando un minero fallecía, la solidaridad de sus vecinos y compañeros se hacía presente para con la viuda y la familia del muerto, por eso aquello de “la viuda quiere una ayuda para su pobre criatura”.

Actualmente continúa esta tradición; es común en los barrios antiguos de la capital zacatecana y algunos municipios de la entidad, donde se recorren las calles con los niños pidiendo el muerto con esas coplas, lo que convierte al estado en el único lugar donde se tiene esta costumbre.


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