Se dice que el rey Luis XI de Francia, que gobernó durante el siglo XV, disfrutaba de la tortura de los animales. Lo apodaban el Rey Araña, y se cree que mandó construir un curioso instrumento musical, al que se le conoció como piganino.
El piganino, también era conocido como armonio de cerdos, pigano o porko forte, castigaba a los cerdos para que con sus chillidos creara una “sinfonía” de sonidos con la que el monarca se sentía satisfecho.
Según Lisa Kiser, autora del libro “A cultural history of animals in the medieval age”, el entretenimiento con animales entre el año 1000 y el 1400 era una práctica común en Europa.
Al parecer el creador del piganino fue el abad de Baigné, conocido por ser un inventor aficionado de instrumentos musicales.
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El mecanismo del piganino era tal, que al pulsar una tecla, una especie de púa lastimaba a los cerdos, que emitían chillidos, con los que se creaba la “pieza musical”.
Aunque no existen evidencias concretas de que tal instrumento existiera, se sabe ue el abad, además de tener habilidades musicales, también conocía las distintas razas de cerdos y sus características. Por lo tanto, se dedicó a criar a un grupo de ellos durante un tiempo para después usarlos para el piganino.
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