Este 13 de febrero se conmemora el Día Nacional del Águila Real, símbolo de la mexicanidad que, con la presencia de sólo 156 parejas, está en peligro de extinción, alertó Enrique Cisneros, coordinador técnico de Proyectos Especiales e Innovación del Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza.
El águila calva, símbolo de Estados Unidos, pasó por una situación similar en la década de los años 30, ya que también estuvo en peligro de extinción, pero el gobierno invirtió millones de dólares, realizó campañas de educación y concientización y formó un marco legal para su conservación, esfuerzos con los que logró recuperarla.
En entrevista con Notimex, el especialista dijo que esta ave, representada en el Escudo de la Bandera Nacional, es un símbolo que se porta con orgullo desde épocas precolombinas, sin embargo, enfrenta problemas serios para su conservación.
En 1994, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) incluyó al águila real en la lista de especies en riesgo y posteriormente se clasificó como amenazada, lo que significa que podría desaparecer a corto o mediano plazo.
Enrique Cisneros afirmó que para salvar esta especie se requiere la participación de todos los sectores: sociedad civil organizada, gobiernos de los tres niveles y empresas.
Consideró que debe haber un mayor número de parejas de estas aves en el territorio nacional, pero enfatizó en que se necesitan mayores esfuerzos y trabajo para encontrarlas y protegerlas, así como las zonas donde se encuentran.
Además, enfatizó, es importante generar un documento rector para la protección de esta especie.
Se refirió a la importancia de que la sociedad en general conozca, se interese y participe en las labores de conservación realiza su organismo en gran parte del país para preservarla.
El águila real habita principalmente los estados de Chihuahua, Coahuila, Zacatecas, Aguascalientes, Durango, así como Guanajuato y Querétaro, e incluso se tiene una pareja identificada en Oaxaca, en el Área Natural Protegida de Tehuacán-Cuicatlán.
Comentó que el ser humano ejerce "una fuerte presión" sobre esta ave que padece cacería y envenenamiento, no siempre porque quieran matarla pero lamentablemente habita en zonas ganaderas y tristemente hay una práctica muy arraigada de los ganaderos de matar a los coyotes y depredadores.
Enrique Cisneros detalló que comen liebres, conejos y perritos de la pradera, víboras, zorrillos. Pueden llegar a comer cabritos, borregos o hasta un perro doméstico, aunque jamás va a comer un potrillo o un becerro.
Cuando la gente en el campo la ve consumiendo un potrillo o un becerro, es porque el águila la encontró muerta antes. “Ahí es donde empiezan los problemas con los ganaderos, porque muchos las culpan de matarlas”, explicó.
También tiene problemas con los cableados de la luz eléctrica, porque se electrocutan. Muchos acaban así, antes de que cumpla un año, los padres del águila real sacan al aguilucho del nido, no le permiten seguir ahí porque la pareja es muy territorial y lo ahuyentan, relató.
El experto mencionó también el crecimiento urbano y la caza ilegal como factores que afectan a la especie.
Este 13 de febrero es preciso recordar que se celebra al águila real y saber que existen organizaciones de la sociedad civil que realizan esfuerzos, apoyados por el gobierno y empresas (como City Express) para tratar de conservarla y revertir su situación.
Monte Escobedo, Zacatecas, es un municipio que fue decretado como la cuna del águila real, porque es uno de los sitios con mayor presencia de esta ave.
Los ejemplares de esta especie tienen una envergadura de 2.20 metros más o menos; la hembra llega a pesar hasta cinco kilos y el macho 3.5, en promedio. Viven aproximadamente en el medio silvestre unos 25 años.
El experto explicó que son territoriales, protectoras de su zona y forman parejas de por vida, siempre y cuando alguno de los dos no perezca.