El gobierno alemán presentó el miércoles una ley que restringe el uso de pesticidas alrededor de los cursos de agua y en las zonas protegidas, y aprobó la salida del glifosato "a finales de 2023", para detener la desaparición masiva de insectos en el campo.
"La muerte de los insectos debe detenerse, en interés de todos", afirmó la ministra de Medio Ambiente, Svenja Schulze, citada en un comunicado.
El proyecto, fruto de un difícil compromiso con el ministerio de Agricultura, prevé una "prohibición del uso de plaguicidas al lado de los ríos".
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Si, en un principio, se hubiera previsto un perímetro de prohibición de 5 a 10 metros -en función de la vegetación presente en las orillas-, el gobierno dejará cierta flexibilidad a las autoridades locales para decidir, dentro del límite de una distancia mínima, indicó el miércoles la ministra de Agricultura Julia Klöckner.
Alemania también va a "prohibir muchos productos fitosanitarios" en las zonas naturales protegidas.
Berlín ratifica finalmente su voluntad de prohibir a "finales de 2023" el uso del glifosato, un herbicida controvertido, clasificado "probable cancerígeno" por el Circ, emanación de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por otra parte, su uso estará "muy restringido" incluso antes de la prohibición. La autorización actual de este herbicida en la Unión Europea expira a finales de 2022.
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También se adoptarán medidas contra la contaminación lumínica.
Este texto es muy criticado por las organizaciones agrícolas de Alemania, que afirman que "al menos 7% " de las tierras cultivadas se ven amenazadas por las medidas que contiene.
Por su parte, las asociaciones ecologistas han elogiado los anuncios, después de haber temido que el proyecto fuera "aligerado" debido a la presión del mundo agrícola.
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